Semana Santa 2017
Jesús ha entrado en Jerusalén entre la multitud que lo aclama. ¿Qué importancia puede tener hoy la figura y las enseñanzas de Jesús de Nazareth? Tiene importancia en tanto que sus lecciones son un camino de vida que nos acompaña siempre.
Esta Semana Santa dejemos que Jesús entre en nuestras vidas y nuestros corazones. Podemos acompañarlo en estos días de pasión y tratar de comprender todo lo que nos enseñó en un ejercicio de reflexión personal profundo. Si logramos que sus enseñanzas nos hagan ser un poco mejores en el día a día, que impregne nuestros actos no con falsa devoción o signos externos, sino de crecimiento espiritual y humano, su sacrificio en la cruz estará renovando el misterio de la fe en todos nosotros.
Vivir la Semana Santa no es signo de tristeza o sólo de ocio, como venden muchos medios actualmente, sino de alegría porque al final del camino nos espera la Resurrección, no sólo de la vida sino de la esperanza cada día y toda una vida plena de satisfacciones, de generosidad, de oración que siempre nos fortalece y nos ayuda en todo momento. Vivir la Semana Santa es mirar a una madre y a su hijo que hace dos mil años cambiaron el mundo con amor y comprender cómo ese ejemplo puede ayudarnos en nuestra vida; es reflexionar sobre el punto en el que estamos y hacia dónde queremos caminar; es fortalecerse en la fe y apoyarse en nuestras creencias cristianas para que nos ayuden verdaderamente en los momentos de dolor a ver nueva luz y para compartir las bendiciones con alegría contagiosa.
Estos días de recogimiento y oración, de reflexión y de vivir intensamente las celebraciones de este tiempo litúrgico, nos recuerdan por qué padeció y murió Jesús, y por qué resucitó. Es tiempo de celebrar su amor por nosotros y el poder de la Resurrección. Es tiempo de cultivar nuestra espiritualidad cristiana, recuperar aquellas valiosas y sencillas lecciones que nos enseñó el Maestro y que contribuirán a que seamos más felices aquí, ahora, y cuando crucemos esa puerta al más allá.