Bosques de Rusia
Que la estupidez humana no tiene límites es algo conocido, que en algunos países esa estupidez se manifiesta con más virulencia, también es algo reconocido. Una de las situaciones de emergencia más graves que se están produciendo actualmente tiene lugar ante la casi impasibilidad del mundo entero, si no fuera por algunas excepciones honrosas.
Los bosques del Extremo Oriente de Rusia están siendo destruidos por las talas ilegales a gran escala, en buena parte para abastecer a los fabricantes de muebles y suelos en China; una denuncia que se ha hecho pública a través de un nuevo informe de WWF Rusia. Estos productos tienen como uno de sus principales destinos la UE, donde ya podrían estar vendiéndose muebles y suelos producidos con madera robada e ilegal. Algo en lo que tienen responsabilidad directa los consumidores que compran este tipo de productos. Ante la gravedad del problema, WWF insta a España a aplicar la normativa europea que entró en vigor el pasado mes de marzo para atajarlo cuanto antes.
El robo de madera en aquella región amenaza la supervivencia a largo plazo de especies en peligro de extinción, como el tigre siberiano, y proporciona un conducto para que la madera ilegal entre en la UE, Estados Unidos y Japón. En el informe “La tala ilegal en el Extremo Oriente de Rusia: demanda global y la destrucción de la taiga”, WWF Rusia resume más de 10 años de observaciones sobre el terreno y pone de manifiesto una realidad pavorosa: el sector forestal ruso está criminalizado, apenas se aplica la ley, y es muy permisivo con los madereros ilegales que saquean con impunidad los valiosos bosques de robles, fresnos, olmos y tilos. Si se tratara de defender derechos humanos de alguna tribu o minoría, o de las mujeres, todo el mundo pondría el grito en el cielo, como sólo son árboles, nadie dice nada. O muy pocos.
El Coordinador de Proyectos de Política Forestal y Coordinador de WWF Rusia, Nikolay Shmatkov ha declarado que: «El alcance y la magnitud de la tala ilegal en la taiga del Usuri está poniendo en peligro la supervivencia a largo plazo del tigre siberiano, así como el modo de vida de miles de habitantes del bosque y pueblos indígenas (…) A causa de los escasos recursos que se invierten en detectar y perseguir la tala ilegal en la región, la magnitud de este problema ha alcanzado proporciones epidémicas.»
El exhaustivo análisis de WWF de las aduanas en Rusia revela que en 2010 el volumen de madera de roble de Mongolia dedicado a la exportación era el doble de la cantidad autorizada legalmente en la región. Esto supone que, al menos, la mitad de la madera que se ha enviado a través de la frontera con China fue robada. Lo alarmante es que un análisis detallado de los datos de exportación muestra que 2010 no fue de los peores años. De hecho, en 2007 y 2008 la cantidad de madera de roble extraída era cuatro veces superior a los límites autorizados. Esto da una idea del tinglado que tienen montado y cómo se está deforestando a pasos agigantados.
El informe revela que, aunque hay algunos ejemplos positivos de la aplicación de la ley forestal de Rusia, la proporción de delitos de tala ilegal registrados que acabaron en juicio es extremadamente baja. En 2011, sólo el 16 por ciento de los casi 700 casos detectados en la provincia de Primorsky se llevaron a los tribunales, siendo esta la cifra más baja de los últimos 10 años. O sea, un amaño sideral para continuar con la tala.
Desde WWF se recuerda que la tala ilegal degrada un hábitat crucial para los tigres de Amur y para sus presas. Por ejemplo, los científicos estiman que sólo alrededor de 450 tigres Amur viven en libertad. Estas prácticas ilegales suponen un descenso de la cantidad de piñones y bellotas disponibles, que son la fuente principal de alimento para las presas del tigre.
Es preciso denunciar y hacerse eco de estas informaciones porque al mismo tiempo que WWF trabaja en Rusia para sugerir medidas al gobierno con el objetivo de poner fin a la tala ilegal, los países importadores de esa madera deben actuar también. En particular, el informe destaca la necesidad de fortalecer la colaboración entre Rusia y China para garantizar un mejor seguimiento de la madera entre los dos países. Además, EE. UU, UE y otros países con legislación para asegurar la legalidad de la madera deben asegurarse de que se aplican adecuadamente. Las empresas importadoras deben estar seguras del origen, la legalidad y trazabilidad de sus productos forestales. Y en esto los consumidores tienen un papel a jugar si se preocupan por el origen de la madera y su legalidad. Es decir, si se convierten en consumidores responsables e inteligentes y no en meros trozos de carne andantes.
Tal y como ha apuntado Elena Domínguez, Técnica de Mercados Forestales de WWF España: «Hay un gran riesgo de que las empresas de EE. UU, de la UE y de que los consumidores estén comprando muebles y suelos hechos con madera de fuentes ilegales (…) Es crítico para las empresas asegurarse de que se abastecen de productos de madera de fuentes legales y responsables, o si no se estarán arriesgando a traicionar la confianza de sus clientes y a degradar de forma muy grave el hábitat”.
En España no se está garantizando la correcta aplicación del Reglamento Europeo que lucha contra la tala ilegal, que entró en vigor el pasado mes de marzo de 2013. Por eso es urgente que el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, como autoridad competente, transponga cuanto antes el Reglamento a la legislación española, desarrollando un sistema de sanciones y penas consistente, y asegurando que exista capacidad para poner en marcha un método efectivo de controles sobre los operadores. No valen artimañas que retrasen el tema porque en esto cada uno se retrata cómo es con su actitud.
Asimismo, el informe insta a los importadores de muebles y suelos de China y Rusia a que comprueben la especie y el país de origen de la madera, ya que algunas especies rusas pueden estar mal etiquetadas. Para los productos fabricados con madera de roble ruso, fresnos, olmos o tilos, las empresas deben comprar sólo los que cuenten con certificación FSC. WWF insiste en que, en caso de que no haya disponibles productos FSC, las empresas deben establecer sistemas rigurosos para comprobar la legalidad y la trazabilidad. Si ninguna de estas opciones resulta posible, los compradores deberían evitar los productos a base de maderas duras que provengan del Extremo Oriente de Rusia, debido al gran riesgo de que sean ilegales.
Los consumidores también son clave y responsables en este tema y no estaría de más aprobar también duras medidas que castiguen a quienes compren productos ilegales y otras que beneficien, en forma de ventajas fiscales u otros alicientes, a quienes opten por maderas legales.
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