Las víctimas olvidadas
A menudo los medios de comunicación se centran exclusivamente en las víctimas que murieron aquel 11/S, dejando al margen a todos los afectados que están pagando las consecuencias ocho años después, o han muerto en este tiempo, a causa de las enfermedades provocadas por los ataques terroristas.
Es significativa la cifra que hemos conocido recientemente de que más de 70.000 neoyorkinos están enfermos y sufren todo tipo de problemas de salud física y psicológica, consecuencia directa de aquellos acontecimientos. Lo ha hecho público una investigación del grupo World Trade Center Health Register (Registro para la Salud del World Trade Center), creado en el año 2003 para diagnosticar el impacto físico y mental del ataque terrorista. Otro dato apunta a que en total unas 400 mil personas se expusieron a los efectos letales del desastre, sólo en Nueva York. Los hispanos son uno de los grupos étnicos que han sufrido las peores consecuencias, en torno al 31%, el mismo porcentaje que las personas con menos recursos económicos. Alrededor de 400 hispanos, de los casi 3.000 que perdieron la vida, murieron en los ataques. Las mujeres son otro de los grupos más afectados, con graves problemas psicológicos y físicos.
La salud de estos enfermos controlados en el informe, será monitorizada durante 20 años más. Los traumas y enfermades crónicas, como el asma, han sido sufridas por miles de personas, consecuencia de las secuelas posteriores al ataque. Un 6% de los trabajadores y miembros de las fuerzas de rescate que colaboraron en la recogida de escombros, padece asma, y un 35% de los heridos sufre de estrés post-traumático.
El impacto y las consecuencias físicas y emocionales de los ataques del 11/S van más allá de las víctimas de aquel día, y se extiende como una mancha de drama y sufrimiento hasta hoy. Lo único positivo entre tanto dolor, es que muchos de los problemas de salud y enfermedades que han surgido son tratables con medicamentos, disponibles para los pacientes gratuítamente.
Todos los afectados también son víctimas, a los que no debemos olvidar, y que merecen nuestro reconocimiento, solidaridad, y homenaje.