Objetivos nacionales
En el nuevo escenario internacional que se ha abierto con la presidencia de Donald J. Trump, hay una serie de objetivos nacionales para Estados Unidos que deben afrontarse de forma prioritaria, y sobre los que el Presidente republicano está adoptando medidas acertadas en estas primeras semanas. De cómo se gestionen estas medidas y de su adecuada implementación va a depender el futuro inmediato de este país y el éxito de esta presidencia.
Después del desastroso paso de Barack Obama por la Casa Blanca, que ha dejado un legado de inseguridad preocupante, la seguridad precisamente es uno de los grandes objetivos. Seguridad en el país, con barrios más seguros frente a las amenazas internas de la criminalidad y el terrorismo, y fronteras seguras ante la inmigración ilegal, así como una política defensiva efectiva que nos proteja del terrorismo yihadista, de las amenazas exteriores, que no son pocas, y que vienen de distintos frentes: Irán, Corea del Norte, China, y Siria, entre otros. El objetivo de mayor ley y orden es irrenunciable después del desparrame de estos años con Obama y sus acólitos demócratas, que como están demostrando los últimos acontecimientos y su negativa a aceptar los resultados electorales, de demócratas tienen poco y de intolerantes y prepotencia, mucho.
Como país que sufre la criminalidad y el azote de las drogas en ciudades y barrios, pueblos y urbanizaciones, temas en los que el Partido Demócrata lleva más de treinta años de políticas fracasadas, necesitamos resolver de una vez el problema que representan las pandillas, los inmigrantes indocumentados con antecedentes criminales que provocan inseguridad, asesinatos, tráficos de drogas y violencia.
Además, en el plano internacional, ha llegado la hora de reformular y reestructurar la Alianza Atlántica (NATO / OTAN) para que la Unión Europea pague por la protección que tiene y que recae en gran medida en Estados Unidos. Hay que conseguir que los países europeos paguen más y hagan más esfuerzo para la defensa común. No podemos permitir que la NATO quede como un club inoperante, su papel en el mundo debe redefinirse para afrontar los desafíos actuales, que ya no son los de hace cuarenta años.
La política norteamericana tiene enormes retos por delante, pero sin duda uno de los mayores es poner a América por encima de todo lo demás. Es un objetivo que sólo el Presidente Trump ha sabido captar en el sentir de la sociedad estadounidense y trasladarlo a medidas prácticas a nivel nacional e internacional. Lo está haciendo desde el primer día que ocupa el Despacho Oval, y eso le puede garantizar el éxito en estos cuatro años y una muy posible reelección en 2020, si así lo desea.
Estados Unidos, primero, “America First”, ya es algo más que un lema: Con el Presidente Trump se ha convertido en una realidad en todos los órdenes: comercio, empleo, impuestos, defensa, seguridad, inversión, relaciones exteriores… Y en este sentido, estamos ya en el buen camino para recuperar el peso y el prestigio de la industria americana en términos de empleo nacional y mayores inversiones en el país. Los primeros datos de empleo e inversión refuerzan esta corriente que ha impulsado el Presidente Trump y que se consolidará en meses posteriores.
También es fundamental como objetivo nacional recuperar a aquellas empresas norteamericanas que se han marchado fuera, y traer de vuelta los empleos. Esto es algo que ya está sucediendo y una tendencia que se impondrá. De aquí a un año, Donald Trump habrá sentado las bases para ser uno de los presidentes que más empleo y comercio generen. De hecho, ya lo está generando.
Asimismo, es una prioridad renegociar los tratados comerciales internacionales y hacer frente a las políticas chinas en el ámbito económico y cambiario. El Presidente Trump y su Administración está afrontando este tema abiertamente y por primera vez en años Estados Unidos lleva la iniciativa para modificar el escenario internacional por otro en el que los intercambios comerciales sean más justos. Lejos de atenernos a doctrinas económicas, con el Presidente Trump vamos a abrazar las políticas que funcionen realmente, no las que nos gustaría que funcionen. Los resultados van a marcar la evolución de esas políticas comerciales y de empleo.
La inmigración procedente de países vinculados con terrorismo o islamismo radical, debe ser controlada exhaustivamente mediante medidas y mecanismos fiables que nos proporcionen mayor seguridad. Por más que los medios y el Partido Demócrata maniobren para generar ruido en contra de la política del presidente Trump, hay una realidad: las órdenes ejecutivas en esta área terminarán aplicándose de una u otra manera. La barra libre que abrió Obama para que entraran todo tipo de criminales, terroristas, radicales, etc., se ha terminado.
Otro objetivo nacional es asegurarnos de que los americanos que han sido olvidados e ignorados, marginados por políticas que benefician a ciertos sectores, pero perjudican a otros, sean tratados con equidad y con nuevas oportunidades. Debemos recuperar el equilibrio y la unidad social para evitar nuevas fracturas en la sociedad. Hay muchos programas sociales que no están funcionando. La Administración Trump ya ha empezado a localizar lo que no funciona y a cambiar las cosas para ayudar a los que están desasistidos. Los programas sociales no serán más mecanismos para tener cautivos los votos hacia el Partido Demócrata.
Es cierto que el legado de Obama es nefasto: corrupción, violencia, inseguridad, pobreza, problemas sociales, debilidad internacional y caos por todas partes: en el país y fuera. Pero este legado va ser cambiado en la presidencia de Trump, ya se están introduciendo los cambios que lo harán posible y eso es imparable. Para completar este cambio histórico que nos devuelva el regreso a políticas constitucionalistas, necesitamos cambiar no sólo las políticas, como estamos haciendo, sino también a muchas de las personas que han provocado el desastre y llevado a Estados Unidos en la mala dirección. Necesitamos cambiar el establishment político, social y mediático. Y esa lucha, que empezó Donald Trump, la va a ganar este Presidente y su equipo, que dan la batalla cada día contra todos aquellos que tratan de desestabilizar este gobierno y mancharlo con toda clase de acusaciones falsas.
Vivimos una nueva revolución conservadora en línea con la tradición americana que nos devolverá a nuestras raíces y nuestros valores. De todos cuantos podían haber liderado esta revolución, sólo el Presidente Trump supo hacerlo. Es necesario saber leer estos tiempos, que han cambiado, y construir un nuevo comienzo político en Estados Unidos, un reseteo integral, con un Presidente que se atreve a decir la verdad sin medias tintas, y que actúa como un verdadero presidente americano, con un liderazgo sólido y fuerte. El Presidente Trump está sabiendo poner los objetivos nacionales que nos interesa conseguir y fijar el rumbo para conseguirlos: seguridad nacional, empleo, defensa, comercio, rebaja general de impuestos, prosperidad, inversiones, leyes constitucionales, guerra antiterrorista, educación y sanidad. Objetivos nacionales que el Presidente Trump ha marcado en la agenda de este gobierno, y que vamos camino de conseguir en tiempo récord.