Lectores beta
Los lectores beta siempre han tenido un papel importante en el mundo editorial. Son los que primero leen un manuscrito cuando sale de las manos del autor. Su trabajo es importante porque consiste en ofrecer una opinión sincera sobre el libro, sobre las partes que funcionan o no, las fortalezas y debilidades del argumento, las posibilidades de los personajes y para corroborar si es una obra que gustará al público lector.
El lector beta debe ser en esencia un ratón de biblioteca, ese lector apasionado que ha leído cientos de libros y que tiene un olfato especial para detectar historias que gustan, ofrecer sugerencias y otras perspectivas al autor. El lector beta debe ser fiel representante del público objetivo de la obra a leer y del autor. Su papel es crucial porque debe ser totalmente objetivo con el manuscrito y sus aportaciones pueden permitir mejoras.
El lector beta puede ser simplemente un lector aficionado con experiencia en tales tareas o bien otro escritor o profesional relacionado con el argumento. La interacción entre autor y lector beta sólo tiene un ganador: el manuscrito, que se fortalece al detectar incoherencias y debilidades argumentales. Es muy importante que el autor haga una selección exhaustiva del lector o lectores beta que participarán en la edición de una novela, y que estos lectores sean apasionados del género de la novela del autor y de las novelas anteriores del autor. Si un lector beta conoce bien la obra literaria del escritor, le será más fácil captar su universo literario y ofrecer opiniones más constructivas.
Los lectores beta pueden ser voluntarios que no cobran nada por su trabajo o bien profesionales a los que se paga por leer el manuscrito. En cualquiera de los casos se debe exigir entrega y objetividad. Siempre es necesario marcar un tiempo de lectura límite y se puede recibir un informe del lector beta o poner a su disposición un documento tipo cuestionario para que respondan a una serie de aspectos clave del libro, además de recabar su opinión general.
Las aportaciones de distintos lectores beta de una misma obra son importantes si coinciden en determinados aspectos, en esos casos se deben trabajar las partes que susciten críticas razonadas. Este documento central en el que aportan sus observaciones los lectores beta es vital para el autor y se pueden clasificar de acuerdo al argumento, los personajes, el estilo, el tiempo, el lenguaje, etc. Con toda esa información, el autor puede hacer los cambios que considere necesarios en el manuscrito original.
Personalmente, no me gusta que en un manuscrito participen ciento y la madre. Basta con un buen lector beta o un par de ellos, que a veces pueden coincidir con ser el editor o el corrector (en esos casos, es necesario que en esa primera lectura prescindan del criterio editor o corrector para centrarse en aspectos de lectura únicamente).
Los buenos lectores betas no son los que más critican o aportan comentarios, sino los que saben hacerlos de forma certera y concisa de manera que logran contribuir a la mejora del manuscrito sin alterar la historia que narra el autor.