Donald Trump construirá un nuevo escudo de defensa antimisiles
Los acontecimientos nos demuestran una vez más lo acertado de la estrategia de Donald Trump y sus planes de defensa para un segundo mandato presidencial. A la vista de la inestabilidad mundial, los riesgos de conflictos bélicos incontrolables, incluida una guerra nuclear, la propuesta de Trump para crear un nuevo escudo antimisiles es totalmente acertada.
Si Trump es elegido presidente de nuevo en 2024, su intención es trabajar con el Congreso y el Pentágono para construir un escudo de defensa antimisiles de última generación, de modo que esté tan protegido al menos como Israel con su Iron Dome (Cúpula de Hierro), el sistema David’s Sling, y el sistema Arrow, pero con un escudo muchísimo más avanzado y completo. La idea es que Estados Unidos tenga una cúpula defensiva impenetrable para proteger a los estadounidenses de cualquier tipo de ataques. Trump hizo un gran trabajo al reconstruir el ejército estadounidense que la Administración Obama había dejado hecho unos zorros, especialmente nuestras capacidades nucleares, y lo hizo a un nivel que nadie pensó posible, sin embargo se ha demostrado que el escudo antimisiles es un paso pendiente y necesario para garantizar la seguridad pública y una defensa nacional más fuerte.
Los sucesos internacionales nos señalan con claridad que debemos ser capaces de defender Estados Unidos, a nuestros aliados y nuestros activos militares en todo el mundo de la amenaza de los misiles hipersónicos, sin importar quiénes ni desde dónde se lancen. El escudo antimisiles es el paso correcto para ello y reforzará la política defensiva de Trump de paz a través de la fuerza, que es la que logró mantener al país fuera de guerras durante su primera presidencia. Una política que bebe directamente de aquella agenda de Ronald Reagan que logró vencer a la Unión Soviética.
Lo cierto es que bajo la Administración Biden, el mundo se ha vuelto mucho más peligroso y no hay mayor peligro que la amenaza mortal y de destrucción masiva de las armas nucleares y los misiles hipersónicos. La posibilidad de una Tercera Guerra Mundial, que las políticas débiles de Biden están propiciando, sería una catástrofe como ninguna otra. La mejor manera de garantizar que un conflicto semejante jamás ocurra es estar preparado con una alta tecnología y una fuerza militar sin precedentes.
Los enemigos de Estados Unidos deben entender que ellos, y no este país, serán vencidos y destruidos si alguna vez se atreven a lanzar misiles contra nosotros. El escudo antimisiles de Trump es la mejor arma disuasoria contra posibles ataques de ese tipo y el camino a seguir para recuperar el respeto internacional y el liderazgo militar.
Este nuevo plan, recupera y potencia el que ya puso en marcha en 2019 cuando ocupaba la Casa Blanca, con el que se pretendía renovar por completo los sistemas de defensa antimisiles del país. En aquel momento, el informe de Revisión de Defensa de Misiles de su Administración pedía la implementación de una variedad de nuevos sistemas tecnológicos, desde láseres hasta misiles interceptores adicionales. Fue cuestionado por los críticos de siempre con excusas de presupuesto o de viabilidad.
En este momento, Estados Unidos tiene un sistema de defensa antimisiles nacional llamado Ground-based Midcourse Defense (GMD), que puede identificar y atacar ciertas amenazas de misiles balísticos de mediano y largo alcance en el espacio aéreo nacional. El GMD tiene 44 interceptores terrestres, a diferencia de los basados en el mar o el espacio, y sensores globales, redes de comunicaciones y sistemas de control de incendios. Es un sistema eficaz hasta cierto punto diseñado para proteger contra misiles balísticos intercontinentales relativamente simples. Este sistema tiene una tasa de éxito de alrededor del 55% en las pruebas, según el Centro para el Control de Armas y la No Proliferación.
Ahora, Trump pretende completar el escudo antimisiles y dotar de mayores responsabilidades a la Fuerza Espacial que su Administración lanzó a finales de 2019.
Expandir el sistema GMD no es imposible, aunque requerirá un esfuerzo masivo similar al que se hizo con la Iniciativa de Defensa Estratégica de la década de 1980, que fue el epicentro de la política de defensa del presidente Ronald Reagan, basado en interceptores de misiles anclados en tierra y en el espacio.
Actualmente, el sistema GMD no es adecuado para contrarrestar las amenazas de los misiles hipersónicos, que vuelan a lo largo de rutas de vuelo impredecibles en lugar de las parabólicas de los misiles balísticos tradicionales. Hay otros sistemas disponibles que podrían ayudar a proporcionar una defensa en capas o lo más impenetrable posible.
El enfoque defensivo de Trump sobre las armas nucleares y los misiles hipersónicos siempre fue acertado y ya es una propuesta firme para recuperar de nuevo la seguridad para este país. Ahora más que nunca se demuestra de nuevo la necesidad de impulsar el escudo antimisiles, fortalecer la defensa con nuevas capacidades contra misiles balísticos, como rastrear amenazas desde el espacio o mejorar los interceptores para poder eliminar armas más complejas, y potenciar la defensa aérea general para defender áreas sensibles en todo el país, como Washington, DC, otras grades ciudades, silos nucleares o bases militares, de las amenazas de misiles de crucero.