Trump y los campos de batalla electorales
Los acontecimientos han colocado a Donald Trump de nuevo en la diana de todas las miradas. Ante el desastre creciente de la Administración Biden / Harris en todas las esferas, los ciudadanos estadounidenses están volviendo su atención al republicano como el único que puede revertir esta catastrófica situación.
No son sólo los votantes republicanos, sino también uno de cada tres votantes demócratas y la mayoría de los independientes, los que critican a Biden y reclaman el regreso de Trump. Por ello, Trump está sentando las bases de una larga campaña electoral con dos objetivos bien definidos: las elecciones al Congreso en 2022 y las elecciones presidenciales en 2024.
Las operaciones electorales están marcha: incremento de mítines, uno el 25 de septiembre en Georgia y otro el 9 de octubre en Iowa; aceleración en la recaudación de fondos; más comunicados de prensa y anuncios en internet; y más entrevistas en medios nacionales, tanto en TV como en radio y podcasts, sobre todo en programas de carácter conservador, los únicos que se libran de la censura progre.
A ello se ha unido una mayor actividad de su comité político Save America y de reuniones, conversaciones y encuentros con asesores y empleados para tratar posturas políticas sobre distintos temas de actualidad y establecer estrategias para los campos de batalla electorales.
Trump está luchando por revelar toda la verdad sobre el fraude electoral de 2020 y apoyar los cambios legislativos que impidan nuevos fraudes, pero es muy consciente de que su regreso a la Casa Blanca, cargado de razones y del apoyo de la ciudadanía, vendrá de una nueva victoria en las elecciones de 2024. Para ello está trabajando con intensidad. Sería su tercera victoria, tras la de 2016 y la de 2020, que no fue certificada debido al colosal fraude de los demócratas.
El declive de la Administración Biden /Harris, inmersa en el caos de la retirada de Afganistán, el descontrol y resurgimiento del coronavirus, la crisis económica y de empleo, la inflación y el crimen al alza, y la dependencia energética del extranjero, ha movilizado a millones de personas y al propio Trump para estar preparados y afrontar una nueva carrera hacia la Casa Blanca. Con Biden y Harris contra las cuerdas y noqueados, Trump está peleando y lanzando golpes como combatiente en el cuadrilátero no como mero espectador, sino como contrincante directo. Con una base formidablemente leal, Trump está midiendo muy bien los tiempos antes de anunciar su candidatura oficial, aunque ya ha hecho numerosas insinuaciones en ese sentido. La última de ellas este pasado sábado en el cuartel general de la policía de Nueva York durante los actos conmemorativos del 11 de septiembre.
Si los resultados de las elecciones midterm en 2022 son óptimos para los candidatos MAGA que él respalda y apoya, y el Partido Republicano recupera una o ambas cámaras del Congreso, Trump podría dar el paso definitivo y postularse para 2024. Entretanto, el trabajo interno se está intensificando, por ejemplo en la elaboración de anuncios contra la Administración Biden / Harris, como el titulado «Surrenderer-in-chief», que se burla de Biden por tropezar mientras subía las escaleras del Air Force One y unía declaraciones hechas por Biden o su personal sobre Afganistán; así como en la preparación exhaustiva de entrevistas con gran repercusión mediática que lo mantiene en la escena política nacional. Algo que hace rechinar los dientes de los demócratas porque no pueden evitarlo.
No son las únicas actividades en curso en el universo de Trump. A la mejora física e intelectual, se ha añadido la organización de nuevos mítines políticos, no sólo en Georgia y Iowa, sino también en Florida y en otros estados clave para las elecciones en un futuro cercano.
Asimismo, esta operación de campaña temprana está dando pasos concretos para mejorar su perfil y posicionarlo para una campaña más larga y sostenida en el tiempo, que será algo inédito en la historia de candidatos presidenciales en Estados Unidos. Para ello, se ha contratado nuevo personal de comunicaciones y estrategia, entre otras tareas, para mantenerse al día con el aumento de la actividad. Por ejemplo, hace menos de un mes, su comité electoral anunció la contratación de dos de los principales agentes de Iowa dedicados a promover los objetivos de Save America para elegir conservadores fuertes, pro-Trump y pro America First. Estos empleados en Iowa también tienen otro propósito: vigilar a los otros posibles candidatos presidenciales republicanos y demócratas que vayan al primer estado donde se celebran caucus electorales de la nación.
Hay más medidas confidenciales en marcha que todavía no se pueden desvelar para no perder efectividad. A medio plazo, el objetivo de Trump es muy claro: ayudar a recuperar la Cámara de Representantes y el Senado, algo que fortalecería su posición y allanaría el camino de regreso a la Casa Blanca, ya que se podrían aprobar propuestas legislativas para mantener la integridad de las elecciones y evitar otros posibles fraudes de los demócratas, que ya sabemos que preparan. Unas elecciones transparentes en 2024 las ganaría con seguridad Donald Trump de nuevo, es algo sabido por los ciudadanos estadounidenses, y por esa razón es necesario aprobar medidas de transparencia y seguridad electoral.
Las encuestas reflejan que Trump no tiene rival en el Partido Republicano, por lo que las primarias servirían de calentamiento, y eso que Donald poco calentamiento necesita para estar a la altura de lo que se espera de él. Se anima y se motiva rápidamente. Los principales candidatos republicanos potenciales para 2024 ya han dicho que no se postularían contra él, o se han abstenido de decir que lo harían y de criticarlo. Todos son conscientes de que las bases conservadoras están con Trump y con ningún otro. Lo adoran por su franqueza y por cumplir sus promesas a la gente.
Hay otra razón por la que Trump no anuncia ya su candidatura. Las leyes electorales federales limitan el gasto de un PAC político para los candidatos presidenciales anunciados oficialmente. Una persona que no es un candidato federal puede gastar dinero del PAC con muchas menos restricciones que si ya fuera candidato.
Si Trump se postula para 2024, sería el segundo presidente que lo hace tras haber estado en el cargo, al igual que lo hiciera Grover Cleveland en 1892, y lo haría cumpliendo 78 años durante la campaña de 2024. Trump tiene la bendición de estar en una magnífica forma física y mental, lo que nos depararía sin duda momentos muy entretenidos en su lucha contra el establishment político, mediático y empresarial, que lo verían instalado en la Casa Blanca una vez más tras haberle robado las elecciones de 2020.
En este sprint final del año, Trump ha acelerado los planes de recaudación y la presencia en los medios mediante entrevistas muy combativas. Si bien, en este momento, su enfoque es garantizar elecciones justas y honestas, y hacer todo lo posible para elegir a los candidatos de America First que se presentan para distintos cargos en las papeletas electorales.
La estrategia actual está funcionando en beneficio de Trump. Provocar una candidatura a la presidencia congela la posible lista de aspirantes del Partido Republicano de cara a 2024 y le permite construir un aparato de campaña mientras sigue recaudando donaciones. También le da la oportunidad de poner el foco mediático sobre él, generar expectación entre las bases conservadoras y abrir el debate en torno a una serie de temas que le generan un gran apoyo social, a saber: la inflación, la teoría crítica de la raza, la crisis fronteriza, la integridad electoral, el crimen y la debilidad en política exterior. Todos ellos se encuentran entre las principales prioridades de los votantes que dan forma a los campos de batalla electorales. Analicemos brevemente cada tema para ver cuánto estábamos mejor con Trump y cómo hemos caído en una crisis total con Biden:
1. La integridad de las elecciones: las evidencias que se han acumulado en estos meses sobre el fraude electoral cometido por los demócratas es una herida abierta en la democracia estadounidense. Dado que la mayoría de los estadounidenses apoyamos la identificación de los votantes y otra serie de medidas que hagan el proceso electoral más seguro y transparente, la restauración de la integridad de las elecciones ocupará un lugar preponderante en las urnas en 2022 y 2024.
2. Adoctrinamiento en las escuelas públicas y en las Fuerzas Armadas: la teoría crítica de la raza que se inculca en las escuelas y se trata de introducir en las Fuerzas Armadas, es otro tema importante, especialmente para los padres, ya que están preocupados por el adoctrinamiento de sus hijos. Como resultado del virus chino, muchos padres se involucraron en la educación y vieron lo que les estaban enseñando a sus hijos y lo que estaban aprendiendo, que es auténtica bazofia ideológica de izquierdas. El movimiento de elección de escuelas cobrará un nuevo impulso. La teoría crítica de la raza con la que se intenta adoctrinar a los jóvenes soldados, preocupa y mucho porque fomenta la división, el enfrentamiento, una mentalidad débil y acomplejada.
3.Crisis fronteriza: El fracaso de la política de Biden en la frontera sur, con más de un millón cien mil inmigrantes entrando en el país en los primeros seis meses del año, que serán más de dos millones a final de 2021, va a ser otro tema prioritario para los votantes. La política de la Administración Biden / Harris de abrir las fronteras borrando todas las políticas exitosas de Trump es deliberada y ha provocado el caos. La gente ve todo eso, se enfada y penalizará a los demócratas tanto en 2022 como en 2024
4.Inflación: Todo ha subido de precio. Cuesta más comer fuera de casa, más el entretenimiento, y vivir en general. La inflación ha alcanzado al 8,3% en agosto, tras haber aumentado también el 7,8% en julio. El centro de esta carestía brutal es el precio de la gasolina y, a su vez, lo que hace que suba ésta, es la devaluación del dólar junto con la eliminación de nuestra independencia energética. Todo por cortesía de la inútil e incompetente Administración Biden / Harris.
5.Crimen: Con el aumento de las tasas de crímenes violentos en las grandes ciudades, el movimiento de desfinanciación de la policía ha sido perjudicial para los demócratas políticamente. Los demócratas quieren deshacerse de la inmunidad para la policía, promulgan leyes de ciudades santuario en ciudades que controlan y dejan que los disturbios, el pillaje, el crimen y el desorden aumenten sin cesar. Los ciudadanos están hasta las narices de este circo y será otro tema clave en las elecciones por venir.
6.Debilidad en política exterior: La debilidad de la Administración Biden/ Harris hacia países hostiles como China, Afganistán, Irán, Corea del Norte, Venezuela, etc, está invitando a la agresión, a que se pongan chulos y a poner a prueba la determinación de Estados Unidos con respecto a esos regímenes dictatoriales, algo que puede conducir a conflictos militares, el incremento de la violencia armada, el auge de grupos terroristas, y al regreso de las guerras en el extranjero.
El otro gran tema sobre el que Trump tiene una gran ventaja es la defensa de la Segunda Enmienda. Actualmente, casi dos tercios de los condados de Estados Unidos son ‘santuarios de la Segunda Enmienda’, es decir, hay 1.930 condados protegidos por la legislación del Santuario de la Segunda Enmienda a nivel estatal o de condado. La mayoría de todos los condados han sido designados como santuarios de la Segunda Enmienda. Esto representa el 61% de los 3.141 condados y equivalentes de condados en los 50 estados y el Distrito de Columbia. En votos representa una gran ventaja para el movimiento MAGA y para Trump, porque la inmensa mayoría de los ciudadanos de esos condados votan a Trump.
El movimiento santuario de la Segunda Enmienda nació de un esfuerzo de la base conservadora, impulsado por líderes del condado o municipales que prometieron no hacer cumplir ninguna ley de armas impuesta por organismos estatales o federales que consideraran inconstitucional. Si ganas en la política local, ganas en la política nacional. Algo que sabe bien Trump.
Este movimiento está creciendo a la luz de las declaraciones hechas por Biden de que el gobierno federal apuntará a los comerciantes de armas en un intento de vincular el creciente número de homicidios que ocurren en las principales ciudades con la falta de aplicación de la ley de armas.
Aparte de los temas de debate, Trump está enfocado en seguir ganando apoyo entre la comunidad hispana. Actualmente, hay 62 millones de hispanos en Estados Unidos, quienes representan un 18,7 % de la población, que tienen el poder de declinar la balanza de un lado político u otro en varios de los estados más determinantes del país electoralmente: Texas, Florida, Arizona, Pennsylvania, Nuevo México, y California, entre otros. Trump está atrayendo el voto de millones de votantes de origen cubano y venezolano, de tendencia más conservadora al haber soportado la opresión que han sufrido de parte de los gobiernos socialistas en sus países. También un gran porcentaje de los hispanos de origen mexicano votan a Trump y a los republicanos cada vez más. En las elecciones de 2016 el voto hispano a Trump alcanzó el 32% y es un apoyo que sigue creciendo sin parar. El voto masivo latino a Trump en algunas ciudades, como Miami, de origen cubano la mayoría pero también de otras partes, le permitió llevarse el estado de Florida, que es clave en toda elección presidencial.
Los republicanos están comprendiendo de la mano de Trump que la comunidad hispana está mucho más alineada con los valores que defienden los conservadores que con las políticas caóticas de los demócratas. Trump quiere aumentar y fidelizar el voto latino que nos permitiría sostener los estados de Florida, Texas, Nuevo México, Arizona, y dar la batalla en Illinois, California, Nueva York, y otros estados donde los demócratas tienen más opciones y que hoy ven cómo sus impuestos continúan disparándose por las políticas de los demócratas y que observan como la criminalidad, las drogas y el desorden se apoderan de las calles de sus ciudades.
Trump tiene tiempo por delante para trabajar estos temas y estos sectores sociales, que son transversales, y determinarán en gran parte el éxito en futuras citas electorales.