Las Hispanas en el Sistema Educativo
Si de entrada los hispanos en general afrontan grandes problemas en el sistema educativo, las mujeres lo hacen aún más, ya que enfrentan estereotipos, discriminación étnica, racial, por género, y las dificultades de su entorno social, que muchas veces las margina o no las permite desarrollar sus capacidades. A esto hay que añadir que un 53 por ciento quedan embarazadas antes de los 20 años (el doble del promedio nacional), lo que multiplica las dificultades de atender a las clases.
Esto explica en parte que el 41 por ciento de las estudiantes hispanas no terminen la escuela secundaria, lo que provoca consecuencias en su posterior educación, oportunidades de empleo perdidas, inseguridad económica, menos prosperidad, peores condiciones de salud, etc, tal y como ha reflejado recientemente un informe del Centro Nacional de Leyes para la Mujer (NWLC) y el Fondo Mexicano-Estadounidense para la Defensa Legal y la Educación (MALDEF).
Este sector social necesita de soluciones adaptadas y urgentes, ya que las jóvenes hispanas son el segmento de mayor crecimiento entre las estudiantes femeninas en Estados Unidos. El viejo dicho de que “educar a una mujer es educar a una nación”, se hace aquí más necesario que nunca, porque en sus manos estaremos en los próximos años.
Es el momento de atajar el problema del abandono escolar entre las hispanas, y hacerlo mediante una escala de valores que está pidiendo a gritos una vuelta al mejor conservadurismo, que históricamente ha logrado extraordinarios resultados para las mujeres.
De forma paralela a los estudios, es preciso profundizar en una formación ética, moral, religiosa, de valores, esfuerzo, y responsabilidad, que permita a nuestras jóvenes hispanas hacer frente a las situaciones que viven en sus comunidades. Situaciones que requieren muchas veces de un carácter equilibrado, fuerte, responsable, y audaz. Un carácter que les permita completar sus estudios y alejarse de problemas como las drogas, el alcohol, o los embarazos no deseados.
Este objetivo respondería al interés y la voluntad de las hispanas, que en un 98 por ciento desea terminar la escuela secundaria y en un 80 por ciento aspira a graduarse en la Universidad. Dar respuesta a esos anhelos no se trata de una cuestión partidista, sino de efectividad y progreso. Las políticas liberal-conservadoras proponen soluciones efectivas a temas que representan un desafío en este tema: la pobreza, la inmigración, el dominio del inglés, la participación de los padres en el sistema educativo y el aprendizaje de sus hijos, una sexualidad responsable, la participación escolar y deportiva, etc. Esto permitirá que ese casi 50% de hispanas que ya asisten a Universidades o Colleges, se amplíe aún más, que el 54% que participa en el mercado laboral, siga en aumento, y que ese 19% que no estudia ni trabaja, debido básicamente a una maternidad temprana, siga reduciéndose.
Las escuelas son el primer campo de batalla para que las hispanas puedan romper con el estereotipo de mujer que abandona la educación, queda embarazada, se relaciona con pandillas, es madre soltera, y trabajadora con un salario bajo. Una buena orientación es clave para el futuro de las jóvenes hispanas, pero no cualquier orientación. De ahí la importancia de que las políticas que se apliquen tengan un fundamento, rigor, y objetivos bien definidos.
En este tema, como en otros que afronta la sociedad norteamericana, el liberal-conservadurismo ofrece unas garantías de éxito que otros planteamientos ideológicos están lejos de igualar. Conseguir que los responsables educativos y políticos actúen activamente en beneficio de las jóvenes hispanas, será la clave de un futuro más brillante no sólo para ellas, sino también para todo el país, al que contribuirán con su talento y capacidad.
Estados Unidos también necesita de sus mujeres hispanas para construir un futuro mejor.