El juicio del Chapo Guzmán
Joaquín Guzmán Loera, el Chapo, con un largo historial criminal, tiene una cita con la ley este 13 de noviembre en un tribunal federal del Distrito Este de Brooklyn, Nueva York. El juicio, que se podría prolongar meses, sin duda es uno de los eventos judiciales más importantes de este año y de 2019. Guzmán ha estado recluido hasta ahora en el Metropolitan Correctional Center, en el bajo Manhattan, una prisión de máxima seguridad, aislado en una celda 23 horas diarias.
El Chapo escapó dos veces de las cárceles de México antes de ser extraditado a Estados Unidos en enero de 2017, donde muy probablemente acabe sus días. Algunos tratan de rodearlo de valentía y celebridad por sus fugas de la prisión, pero la realidad es tozuda y no tan cinematográfica: no sólo fue el líder del Cartel de Sinaloa y uno de los narcotraficantes más activos y despiadados, sino que además cometió asesinatos y torturas con extrema crueldad.
El Cartel de Sinaloa, fundado en 1989, controla aproximadamente entre el 40% y el 60% del tráfico de drogas en México, con beneficios de alrededor de 3.000 millones de dólares al año. Sólo en 2014 el Cartel mató alrededor de 2.000 o 3.000 personas.
Según revela Andrew Hogan en su libro “Hunting El Chapo”, el agente especial de la DEA que lo capturó después de rastrearlo durante 7 años con la ayuda de una brigada de élite de Cuerpo de Infantería de la Marina Armada de México (Semar) e infiltrarse en el círculo íntimo del traficante, este mató a 6 estadounidenses y a un agente de la DEA en un período de tiempo de 9 semanas, a finales de 1984 y principios de 1985, cuando pertenecía al Cartel de Guadalajara (antes de que se escindiera en vario y encabezara el de Sinaloa). Y no son sus únicos crímenes, por supuesto.
En su momento, tres expolicías mexicanos dijeron a la Oficina del Fiscal Federal, en Los Ángeles, que presenciaron cómo Guzmán llevó a cabo estos asesinatos. Jorge Godoy, uno de los ex policías, que ahora se encuentra bajo protección de testigos, declaró que Guzmán “se complacía matando gente” y que le “gustaba cortar a la gente”.
Jorge Godoy, que era el guardaespaldas del jefe de la droga Ernesto Fonseca en aquel momento, relata que los misioneros testigos de Jehová: Benjamín Mascarenas, 29 años; su esposa Pat Mascarenas, de 27 años; Dennis Carlson, de 32 años; y su esposa Rose Carlson, de 36 años, llamaron a la puerta de un narcotraficante el 2 de diciembre de 1984. Los vio violar a las mujeres y torturar a los estadounidenses, y cómo Guzmán disparó a cada uno y observaba cómo sus cuerpos caían en una tumba abierta.
El testimonio fue confirmado por el ex agente de la DEA, Hector Berrellez, que también afirmó que Guzmán estuvo involucrado en sus muertes: «Les disparó con su Uzi 9 mm y tengo testigos que vieron que el Chapo mató a estos cuatro estadounidenses después de haber sido torturados severamente».
Los asesinatos del Chapo, una auténtica galería de los horrores, incluyen también otros dos estadounidenses: John Walker, de 35 años, y Albert Radelat, de 33 años, asesinados el 30 de enero de 1985. Walker era un veterano de Vietnam condecorado dos veces con el Corazón Púrpura, que se encontraba en Guadalajara escribiendo una novela en aquel momento. Él y Radelat fueron al restaurante La Langosta para cenar. El narcotraficante Rafael Caro Quintero confundió a los dos hombres con agentes de la DEA y ordenó matarlos en el restaurante. El Chapo Guzmán le cortó la garganta a Walker. Luego los envolvió y los enterró en un parque cercano.
Otro de sus asesinatos más sonados involucró al agente de la DEA, Enrique «Kiki» Camarena, quien arrasó los campos de marihuana del Cartel de Sinaloa y quemó 10.000 toneladas de marihuana que le costaron al mismo alrededor de cinco mil millones de dólares. Él y un piloto que lo llevó al campo fueron torturados, asesinados y sus cuerpos arrojados a un lado de la carretera.
El responsable fue el Chapo Guzmán, que también torturó a ambos. Dos testigos vieron cómo Guzmán abofeteaba, pateaba y escupía en la cara de Camarena mientras lo torturaba.
Pero matar al agente Enrique «Kiki» Camarena fue uno de los mayores errores del “Chapo” porque esto provocó una de las mayores persecuciones del gobierno de los Estados Unidos para capturarlo.
Actualmente, el Chapo Guzmán tiene 61 o 64 años (no se sabe exactamente) y está acusado de 11 cargos criminales (se han rebajado los 17 que había al principio), e incluyen tráfico de drogas, conspiración para asesinar a sus rivales, lavado de dinero y delitos relacionados con las armas, entre otros, por la fiscalía, que encabeza Andrea Goldbarg (Senior Litigation Counsel), una fiscal con una amplia experiencia y famosa por su rigurosidad. El cargo de tráfico de drogas lo acusa de haber enviado más de 154,626 toneladas de cocaína a los Estados Unidos, además de heroína, metanfetaminas, fentanilo y marihuana.
Mientras el Chapo es juzgado, sus hijos favoritos, Iván y Jesús Alfredo, lideran el Cartel de Sinaloa; él personalmente los preparó para hacerse cargo del negocio familiar. Si bien, están en abierto enfrentamiento por el control del Cartel con Dámaso López y Aureliano Guzmán Loera, El Guano, (un presunto hermano de el Chapo).
De hecho, recientemente, Alfredo, de 32 años, a quien también se conoce como «Alfredillo» y «Jags», fue añadido a la lista de los 10 más buscados de la DEA (Administración para el Control de Drogas). Alfredo fue acusado de narcotráfico en Illinois en 2009.
El Chapo le encomendó a Alfredo el control de varias rutas de tráfico de drogas de México a Estados Unidos, con destino a la ciudad de Chicago (Illinois).
La recompensa por la información que permita su captura se ha incrementado a 5 millones de dólares. La misma cantidad que se ofreció en 2004 por el Chapo. Los hijos son el siguiente objetivo de las autoridades federales estadounidenses.
A diferencia de su padre, que creía en mantener un perfil bajo, Iván y Jesús Alfredo no se esconden y les gusta presumir. Una característica común en muchos de los narcotraficantes actuales.
Actualmente, el Cártel de Sinaloa mantiene centros de distribución en Phoenix, Los Ángeles, Denver y Chicago. El tráfico se realiza a través de los puntos de cruce ubicados a lo largo de la frontera de México con California, Arizona, Nuevo México y el oeste de Texas (DEA: 2018 National Drug Threat Assessment (Evaluación Nacional de la Amenaza de las Drogas 2018).
La fiscalía del Distrito Este de Brooklyn tiene en su poder más de 300.000 páginas de documentos incautados, incluidos los libros de contabilidad y manifiestos de embarque, cientos de fotografías, vídeos y alrededor de 117.000 grabaciones telefónicas y de audio. Material con el que Andrea Goldbarg pretende demostrar y probar los 11 cargos, entre ellos la participación de Joaquín Guzmán Loera, el Chapo, en al menos 33 asesinatos, y haber dirigido operaciones ilícitas de drogas entre 1989 y 2014 que le reportaron beneficios por más de 14.000 millones de dólares, de acuerdo a datos del Departamento del Tesoro estadounidense. Para ello, contará también con el testimonio de 16 testigos clave y docenas de testigos cooperantes. Muchos de ellos incluidos en el programa federal de protección de testigos.
Estos son los datos más relevantes que se incluyen en la denuncia penal 1: 09-cr-00466-BMC, un caso de tráfico de drogas de repercusiones mundiales.
Todo está preparado para el inicio del juicio del que fuera líder del Cartel de Sinaloa, que puede ser uno de los más costosos en la historia de Estados Unidos debido al elevado coste de la investigación y de las medidas de seguridad para proteger al jurado, el fiscal y a los testigos, que correrán a cargo de los U.S. Marshals (la policía judicial estadounidense), que también jugaron un papel decisivo en el seguimiento del narcotraficante mexicano hasta ser capturado. Una operación que incluyó el asesoramiento táctico de la Delta Force.
El proceso para seleccionar a los 12 titulares del jurado popular, y los 6 suplentes, que juzgarán a Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, ha concluido el pasado miércoles, 7 de noviembre. Está formado por cinco hombres y siete mujeres. Sus identidades se mantienen en secreto por su seguridad y serán escoltados cada día al tribunal por alguaciles armados de los Marshals. Sí se sabe que algunos de los miembros del jurado hablan español, al igual que la fiscal, aunque deberán seguir el juicio en inglés. La única versión válida en el proceso será la traducción simultánea que se realice.
El mayor juicio por narcotráfico en EE. UU comenzará con la presentación de los argumentos por parte de la fiscalía y la defensa. El juicio estará presidido por el juez Brian M. Cogan.
Si el Chapo es encontrado culpable de alguno de los 11 cargos penales de los que se le acusa, le puede acarrear la cadena perpetua.
Los abogados del El Chapo, Eduardo Balarezo y Jeffrey Lichtman, planean declararlo inocente de los cargos y argumentar, como defensa, entre otras cuestiones, que su cliente tenía un papel más pequeño en el Cartel del que se cree.
El juicio que acaparará la actualidad judicial neoyorkina y mundial ha entrado en la cuenta atrás.