Mascotas salvajes
Una de las tendencias más estúpidas que ha adoptado alguna gente alrededor del mundo es la de tener animales exóticos y salvajes como mascotas. La tontería humana, que es mucha y avanza con una rapidez galopante, se ha apoderado de ciertos individuos que creen que tener un zorro, un oso, un tigre o aves tropicales, por poner algunos ejemplos, es el no va más. Lo es, pero de la idiotez suprema. No sólo contribuyen a la explotación de reservas de animales salvajes y el tráfico de especies, sino que además ponen en peligro sus vidas, se exponen al contagio de enfermedades e impiden la libertad de unas especies que jamás deben estar en cautividad.
Soy un amante de las mascotas como el que más, pero reconozco que no entiendo a esos palurdos con deseos de tener una pitón, una anaconda, un camaleón o una pantera. Peor, ¿qué le pasa a alguna gente? ¿Nacen así o se idiotizan por el camino de la vida?
Ante esta moda delirante que alimenta el tráfico de especies salvajes, sólo queda concienciar para que no se adquieran animales exóticos y se opte por perros, gatos, canarios, peces y otras especies destinadas habitualmente a convertirse en mascotas y que llevan cientos de años domesticados; legislar esta tenencia de animales salvajes para sancionarlo duramente; prohibir la posesión de determinadas especies de alto valor ecológico, como ya se hace en el condado de Arlington, Virginia, y en otros lugares de Estados Unidos, donde se están habilitando registros especiales y aprobando nuevas normativas sobre este tema, dado el auge que está tomando tener animales salvajes como mascotas (en algunos estados está permitido y se está revisando esta política).
Nunca debemos olvidar que tener una mascota implica proporcionar los cuidados necesarios. En el caso de animales salvajes, cubrir esas necesidades es imposible. Recuerde, mascotas; sí, pero las tradicionales. Animales salvajes, no, están mejor en su hábitat natural.