Situación: De emergencia nacional y catástrofe humanitaria como pocas veces se ha visto en los últimos años. La pobreza de Haití y sus lamentables infraestructuras potencian aún más las consecuencias del terremoto. Hay cientos de miles de damnificados. Es inútil dar cifras de muertos porque no se saben con certeza, todo son estimaciones. Pueden ser cincuenta mil, cien mil o más. Hay muertos por todas partes, los supervivientes vagan por doquier, y se necesita de todo, en especial hospitales de campaña, equipos de emergencia, helicópteros, porque las carreteras están intransitables; también generadores eléctricos flotantes, y máquinas para mover las toneladas de tierra acumuladas.
Ya han empezado los saqueos y no hay presencia policial en las calles.
El caos más absoluto es la palabra que define lo que está pasando en Haití. Hay descoordinación en las ayudas internacionales, que llegan muy poco a poco, y los rescates están sin organizar. La destrucción es general y el panorama dantesco, con cadáveres amontonados, cubiertos por una sábana, abandonados…
Las comunicaciones con el país son desastrosas y muy complicadas.
En la isla sólo había algunos guardacostas estadounidenses en el Forward, un barco pequeño, y un par de aviones militares, cuando se ha producido el terremoto.

Ayudas internacionales: Estados Unidos está liderando con claridad los esfuerzos de asistencia y ya ha enviado hasta ahora varios barcos con ayuda; Florida, donde hay una numerosa colonia de haitianos ya ha enviado ayuda de emergencia, y los inmigrantes haitianios de Miami, Nueva York, y otras ciudades, organizan vigilias de oración y están recaudando dinero y alimentos para enviar.
Además, se está movilizando una ayuda militar masiva para asistir a las víctimas con más barcos, helicópteros, aviones de transporte y una unidad expedicionaria de la Infantería de Marina con 2.000 soldados, que viajan rumbo a Haití en el buque anfibio USS Bataan.
El barco es uno de seis, que incluyen varias fragatas, un destructor y un crucero, que serán desplegados en torno a la isla caribeña.
El general Douglas Fraser, titular del Comando Sur de Estados Unidos, dijo ayer miércoles en una conferencia de prensa que el Pentágono estaba «contemplando seriamente » enviar a miles de infantes de Marina para ayudar en las labores de ayuda y de seguridad en Haití. Desde luego hacen falta.
Fraser agregó que hay otras fuerzas en alerta, incluyendo una brigada con unos 3.500 efectivos.
El portaaviones Carl Vinson también se ha dirigido al área desde Norfolk, Virginia, y ya ha llegado a Haití con 72 expertos en búsqueda de supervivientes.
Hasta ahora, sólo 100 de los 45.000 ciudadanos de Estados Unidos que se estima que viven en Haití, han podido comunicarse para confirmar que están bien.
Los miembros de una unidad especial de operaciones de la Fuerza Aérea llegaron el miércoles por la tarde para ayudar con las operaciones de tráfico de control aéreo en el aeropuerto de Puerto Príncipe, donde la torre de control ha sufrido serios daños. Esto es vital para coordinar las ayudas que llegan de todas partes.
Estados Unidos también enviará el USS Comfort, un buque hospital, que saldrá de Baltimore (Maryland).
La Unión Europea ha prometido 4,37 millones de dólares y ha enviado equipos de rescate. China ha despachado 10 toneladas con tiendas de campaña y diverso equipamiento médico. Israel ha enviado una unidad de ingenieros y médicos. Perú, Brasil, Cuba, y otros países latinoamericanos están despachando toneladas de material, ayuda humanitaria, y equipos de rescate.
Es urgente coordinar toda la ayuda humanitaria que debe llegar y se necesitan más medios militares para poner en marcha el operativo de rescate. Los hospitales están desbordados y los refugios son improvisados.
El Adminsitrador de la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID), Rajiv Shah, ha dicho que el país está «comprometido con llevar a cabo un esfuerzo significativo en Haití» y que en las próximas 72 horas, la prioridad será implementar una búsqueda «agresiva» de vidas en las urbanizaciones afectadas.
Estados Unidos tiene a sus aviones de patrulla P-3 Orion haciendo continuas labores de reconocimiento aéreo de Haití.
Los equipos de rescate civil norteamericanos procedentes de Florida, Virginia y California han empezado a llegar el miércoles y este jueves para distribuir los suministros de alimentos, agua, medicinas, y coordinar el rescate de víctimas. Se están movilizando nuevos equipos de rescate y de personal médico que saldrán en las próximas horas
España, que coordina la ayuda humanitaria europea hacia Haití como presidente de turno de la UE, ya ha enviado un avión con ayuda humanitaria desde la base de Panamá, y otro desde la base de Torrejón de Ardoz en Madrid, con equipos de rescate.

Consecuencias del terremoto: Miles de nuevos huérfanos, víctimas que atender, miles de refugiados e inmigrantes, y un país destruido al que habrá que suministrar de todo.
La catástrofe es también, paradójicamente, una buena oportunidad para rescatar Haití de la miseria. Si se utilizan bien todas las ayudas internacionales por llegar, se podrían relanzar las infraestructuras del país y asegurar unas condiciones mínimas dignas de vida para la población.
Pero la corrupción y la descoordinación pueden terminar dejando a Haití en el fondo de la miseria en la que se encontraba. Todo dependerá de lo bien o lo mal que se hagan las cosas. No basta con enviar aliementos, equipos y agua, es preciso implicarse en la organización y la correcta distribución.
Otra consecuencia del terremoto es que perderá una parte importante de su PIB, que el Banco Mundial estima en más del 15% que ya perdió en 2008 con las tormentas tropicales.
La rápida respuesta de Estados Unidos y países como Brasil o España, pueden ser decisivos para paliar los efectos devastadores del terremoto. Pero habrá que mirar a más largo plazo para ayudar a Haití de una forma más efectiva y estable. El terremoto ha sido una catástrofe humanitaria tremenda, pero también es una oportunidad para ayudar al país y rescatarlo de una vez por todas de la miseria.