Aves de Norteamérica
Hay una parte positiva de la colaboración entre los voluntarios de la comunidad de inteligencia con las organizaciones conservacionistas de la naturaleza: el intercambio fluido de información en ambas direcciones, que nos permiten detectar tendencias, riesgos y peligros que afectan al medio ambiente.
El último informe de la sociedad de Ornitología de Estados Unidos, National Audubon, ha detallado mucha de esa información recopilada por los expertos de varias especialidades. El resultado es todo un mensaje de alerta e identifica a 314 especies en peligro de extinción, entre ellas la emblemática águila calva. Las aves de Estados Unidos y Canadá están seriamente amenazadas por el aumento de la temperatura general, que pone en peligro las fuentes alimenticias y las posibilidades de reproducción, y los cambios climáticos anómalos y relacionados con la contaminación humana ponen en riesgo de extinción a la mitad del total de especies estudiadas: 314 variedades de aves, que representan la mitad del espectro ornitológico norteamericano.
Una de las conclusiones del exhaustivo informe es que de las 314 especies en riesgo, 126 perderán hasta la mitad de sus ejemplares en menos de cuatro décadas. Ha leído bien. Y ello debido a la imposibilidad de que trasladen sus hábitats a otras regiones más propicias. Con la expansión humana a todo ritmo, esto cada vez es menos plausible para los animales.
La suerte de las otras 188 especies dependerá de cómo evolucione el clima y de cuánto aumente la temperatura de ahora al año 2080, así como de las habilidades que desarrollen para desplazarse y adaptarse a áreas climáticas más benignas en este espacio de tiempo, que evolutivamente es muy poco, y de la presión humana que puedan soportar.
Lo preocupante de todo esto es que ya no son estimaciones más o menos científicas, sino que están basadas en datos objetivos y reales de fuentes verificables y significativas. Otra de las entidades mundiales de protección de la fauna aviar, BirdLife, también ha corroborado estos resultados y ratificado las conclusiones del informe estadounidense, recordando además que numerosas extinciones ocurrirán de forma similar si el aumento de la temperatura global no se detiene antes.
Sirva de ejemplo ilustrativo lo que puede pasar con una de las especies icónicas que ha recuperado su población tras un programa de conservación que es una de las joyas de la protección norteamericana: el águila calva podría reducir su población en más de un 75% en los próximos 65 años si no cambia la tendencia y la situación actual; otras especies como la gaviota de California, el zorzal solitario; y el pelícano pardo están también en riesgo elevado.
La salud de las poblaciones de aves es uno de los síntomas más evidentes y claros del estado del medio ambiente y de los ecosistemas. Su conservación es una prioridad esencial para mantener sanos los mismos y en última instancia toda la cadena ecológica que termina en el ser humano. Las aves nos anuncian si vamos por el buen camino, y nosotros debemos saber leer sus mensajes para tomar las medidas oportunas.