Félix Rodríguez de la Fuente, el amigo de los animales
Ya hace treinta y cuatro años que uno de los maestros de la divulgación de la naturaleza nos dejó en un día trágico que se vistió de luto. Félix Rodríguez de la Fuente, el amigo de los animales, murió un 14 de marzo de 1980 en Alaska. Dejó huérfanos de sabiduría a una legión de seguidores que no entendíamos cómo se pudo marchar tan pronto. Sin saber aún que los mejores se marchan pero quedan sus lecciones para quienes saben recogerlas.
Félix Rodríguez de la Fuente ya era un icono de la defensa de la naturaleza cuando murió, que se agigantó aún más con su temprana muerte. A través de su obra, su energía, su voz, y ese entusiasmo contagioso y espontáneo que desprendía, su legado sigue vivo y vigente. Fue un hombre único con la capacidad para comunicar mensajes tremendamente importantes, atemporales, que ni siquiera ahora están lo suficientemente divulgados y enseñados como deberían. Sus lecciones en defensa de la ecología, los valores humanistas y una pedagogía profunda del conocimiento se han diluido con el paso del tiempo y el olvido de los ciudadanos y los medios de comunicación. Sólo sus seguidores más fieles y unas pocas asociaciones de voluntarios y organizaciones vinculadas a él siguen velando por ese legado inmenso y por transmitir verazmente sus mensajes de conservación, conocimientos y aprendizaje.
Perdida en un mundo de consumismo sin freno, la sociedad tiene necesidad de escuchar más que nunca el mensaje de Félix Rodríguez de la Fuente, que nos habla de conectar con la naturaleza más allá del turismo exótico o la anécdota curiosa, como una actitud vital, de aprender constantemente, de respeto al entorno y los animales, de la necesidad de conservar intactos los santuarios naturales e impulsar programas de conservación activos de especies amenazadas.
Había magia en su forma de comunicar y transmitir, fuerza y verdad, y es una lástima que España no haga más por recuperar su figura y sus enseñanzas, más allá del esfuerzo de contadas personas. Debería ser una pieza central en los estudios en escuelas y universidades, en los programas medioambientales de TV, pero no me consta que así sea, al margen de capítulos anecdóticos y esporádicos. Una lástima.
Generaciones enteras se han perdido esa magia transmitida por su voz y su imagen cautivadoras con mensajes de respeto y equilibrio con la naturaleza, de emoción ante la belleza de la vida salvaje. Los que tuvimos la suerte de compartir esa magia en directo tenemos esa necesidad de perpetuar el mensaje, de ceder esa antorcha para el futuro.
Félix Rodríguez de la Fuente superó las envidias de un país como España, que tiende a derribar y desprestigiar a sus mejores talentos, y enseñó que los sueños son posibles, que la genialidad se alcanza luchando y trabajando, y que la excelencia está al alcance de nuestras manos.
Los aniversarios son importantes, nos permiten recuperar el valor de cosas y personas que no se deben olvidar. Es bueno recordar que hoy se cumplen treinta y cuatro años de su muerte, es bueno volver a Félix, el amigo de los animales, y emocionarse de nuevo con su mirada limpia, sus gestos impetuosos y su voz apasionada. Es bueno aprender de los mejores e intentar seguir ese camino auténtico que no cambia con el paso del tiempo, que nos hace recuperar aquello por lo que merece la pena luchar.
Sus mensajes, tantos mensajes, tan poco divulgados de verdad, relegados bajo la manipulación interesada de su figura para otros intereses por parte de la mayoría, siguen siendo una ventana abierta al conocimiento y alimento para el espíritu auténtico que ama la naturaleza.
Necesitamos ver en sus mensajes el camino correcto en un mundo perdido de decadencia, de pensamiento banal, contaminado de hecho y de palabra, ese camino a la naturaleza y a las cosas importantes de la vida. Sus mensajes nos siguen enseñando, los suyos, no los de quienes se aprovechan de su imagen para otros objetivos, sus mensajes profundos sobre los que ya se pasa de puntillas, y que hoy tienen más sentido que nunca en este siglo XXI, en el que Félix tiene tanto que enseñar.
Profeta de la naturaleza, maestro del ecologismo, filósofo de la vida, y comunicador incansable, Félix nos recuerda la ruindad humana si no hacemos algo para evitarlo, y la nobleza que nos enseñan los animales.
Félix emprendió su última aventura pero no nos dijo adiós, sabía que la misión estaba inconclusa, en nuestras manos. Nos dejó su legado. ¿Qué vamos a hacer con él? La respuesta está en cada uno de nosotros, si realmente aprendimos esos mensajes sabios que nos transmitió con pasión.
Y aquí una de sus grabaciones de audio legendarias:
El lobo (parte 1)-Felix Rodriguez de la Fuente(Cinta de audio)
El lobo (parte 2)-Felix Rodriguez de la Fuente(Cinta de audio)
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