Félix Rodríguez de la Fuente, el amigo y divulgador eterno
Hay aniversarios que son de obligado recuerdo por lo que evocan y significan de la persona recordada. Este 14 de marzo está señalado en el calendario como el aniversario de uno de los grandes comunicadores y divulgadores naturalistas: Félix Rodríguez de la Fuente. Eran las doce treinta de la mañana de aquel 14 de marzo de 1980 cuando la avioneta Cessna 185 en la que viajaba Félix Rodríguez de la Fuente se estrellaba en Shaktoolik, Alaska. Nos dejaba el hombre irrepetible que presentaba con magisterio inimitable “El hombre y la tierra”, un programa de Televisión Española que se mantuvo más de siete años en antena. Hoy, sería inaudito tal éxito de un programa de naturaleza en esa España degenerada en la que parecen primar los realities shows, los cotilleos, la ideología de género contaminándolo todo y los concursos de cocina.
Tres buenos profesionales morían en el accidente: Félix y sus dos colaboradores: Teodoro Roa y Alberto Mariano Huéscar, además del piloto, Warren Dodson. Un día trágico de pérdidas irreparables.
Entre las muchas cualidades del genial naturalista español estaba la de rodearse de los mejores profesionales, gracias a lo cual creó un equipo fantástico que dejó huella en la historia de la conservación natural. Tanto Félix como sus colaboradores habituales, eran gente auténtica, no impostada, gente que amaba lo que hacía y que lo hacían con verdadera pasión. Una pasión que sabían transmitir al público, a los adultos, a los jóvenes y, por supuesto a los niños, que seguíamos fascinados aquellas aventuras que nos abrieron los ojos al mundo animal y a la naturaleza.
Hoy, treinta y siete años después de su muerte, su legado divulgativo sobre la naturaleza sigue siendo asombroso y conecta con millones de personas en todo el mundo, que descubren o redescubren de nuevo aquellos programas de televisión, radio, grabaciones y libros en los que Félix Rodríguez de la Fuente y su equipo dejaron páginas de sabiduría eterna que nos siguen dando lecciones y nos enseñan a amar y conservar la naturaleza.
Aquellos mensajes de Félix estaban muy alejados del negocio y el sesgo político en que se ha convertido después una parte de lo que rodea al movimiento ecologista. La autenticidad de los mensajes de Félix entronca con la pedagogía que se hacía en aquella época por parte de otros eminentes profesionales, como Jacques Cousteau, Gerald Durrell y Carl Sagan (Océanos, Zoología y Cosmos, respectivamente). Pedagogía no contaminada con mensajes políticos o de ideología de género, como sucede tristemente hoy día. Una pedagogía que alcanzaba a toda la sociedad y era estimulante e inspiradora.
Por eso el legado de Félix nos sigue estimulando, enseñando y se mantiene vigente. Su capacidad de comunicación apasionada sobre los temas de la fauna y la naturaleza nos emociona cada vez que lo escuchamos y despierta en nosotros esa llama que nos acerca a la aventura, a la naturaleza y a explorar nuevos conocimientos.
Millones de niños crecimos con la banda sonora de Antón García-Abril para “El hombre y la Tierra”, una música que incitaba a mantener la máxima atención, que anunciaba los prodigios de la naturaleza y la voz de nuestro amigo Félix, ese hombre auténtico como la morcilla de Burgos o una buena hogaza castellana, que nos enseñaba con maestría y nos motivaba a ser mejores y a comprender el mundo que nos rodeaba. Félix nos educó ambientalmente y nos enseñó a amar a los animales, y educa hoy día a través de su legado a millones de otros niños y de adultos que se acercan a su obra.
Su trabajo entusiasta, de un trabajador infatigable y esforzado, que compartía ese espíritu con sus colaboradores, contribuyó a desplegar una encomiable labor de salvamento a favor de numerosas especies en riesgo de extinción, que lo convirtieron en un símbolo mundial y en un referente en la divulgación de la naturaleza.
El magnetismo de Félix Rodríguez de la Fuente es tal que se mantiene intacto más de tres décadas después, aun con la que está cayendo. Doble mérito. La labor impagable de sus colaboradores a favor de la naturaleza también se ha mantenido, y eso tiene otro mérito tremendo, al igual que la tarea de divulgación de quienes han tratado de mantener viva la llama de Félix contra viento y marea.
El Hombre y la Tierra -intro
El Hombre y la Tierra – El Último Lince, capitulo completo