Leer y escribir
Es frecuente olvidar que los escritores somos antes que nada lectores, algo que necesitamos potenciar para seguir mejorando. Un escritor que lee mucho y de muchos géneros literarios se encuentra en el camino correcto para fortalecer su escritura.
Los asesores editoriales suelen recomendar a los escritores que practiquen la escritura todo lo que puedan, sin embargo, olvidan o dejan relegada la faceta de leer, algo que es fundamental para el escritor, que tiene en la lectura su aliado más poderoso para superarse a sí mismo.
El escritor que lee, aprende y comprende lo que hay más allá de su mundo, puede cultivar su género literario, su especialidad, innovar con técnicas literarias distintas a las habituales y afrontar otras historias. Para el escritor es de obligado cumplimiento ampliar sus lecturas todo lo posible, nutrir éstas de obras y autores clásicos y contemporáneos, conocer la literatura de otros países, leer una gran variedad de géneros y enriquecerse de todos ellos. Esto permite que crezca el talento del escritor y su capacidad para proyectar una voz literaria sólida y propia.
Una de las máximas que todo escritor debe seguir es la de convertirse en un especialista del género literario que cultive con frecuencia, buscando aportar nuevos enfoques, sabiendo manejar con habilidad los clichés o la falta de éstos, planteando argumentos originales, personajes bien construidos, y diálogos creíbles y realistas. Leer con asiduidad permite al escritor mejorar la estructura de sus propias narraciones al identificar esquemas de éxito, los cliffhangers más efectivos o los recursos literarios que mejor funcionan.
Leer es la clave para aumentar nuestro vocabulario y lenguaje, así como depurar nuestro estilo literario y saber detectar cómo afecta éste a la experiencia del lector. El escritor que lee, además de escribir, puede moldear mejor su narración para que resulte más dinámica e interesante.
Los escritores necesitamos leer como lectores normales, pero también como escritores que necesitamos seguir aprendiendo y enriqueciéndonos. En suma, combinar ambas facetas de forma sutil y equilibrada, que es uno de los grandes desafíos para un escritor.