El sueño americano
La Casa Blanca del Presidente Trump no podía dejar de rendir un tributo al sueño americano. Del 30 de julio al 5 de agosto la semana temática se ha dedicado a ese concepto profundamente arraigado en la cultura y la psique estadounidense: el sueño americano, como síntesis de superación, de felicidad y de lograr una vida mejor. O en las palabras inmortales de Ronald Reagan: “Que la riqueza no se niega a nadie, que cada individuo tiene el derecho a volar tan alto como su fuerza y habilidad le lleven”.
El Presidente Trump ha establecido un sólido compromiso con los estadounidenses para que éstos puedan alcanzar sus sueños y hagan realidad la promesa que plasmaron por escrito los Padres Fundadores de la nación, esa “búsqueda de la felicidad” que se ha convertido en motor del progreso individual y de la sociedad americana. Una promesa que se renueva en cada generación de americanos y con la llegada de nuevos inmigrantes.
Esta semana se ha puesto el foco de atención en lo que significa e implica el sueño americano, forjado en varios frentes: mediante el heroísmo de nuestros soldados; la iniciativa de los pequeños propietarios de negocios; la libertad de acción individual y empresarial; un gobierno limitado; impuestos bajos, y un marco legal que regule la inmigración.
En la semana que hemos celebrado el sueño americano, el presidente Trump, acompañado por los senadores Tom Cotton y David Perdue, presentó la Ley de Reforma de la Inmigración Americana para una Fuerza Económica (RAISE). La Ley RAISE creará un sistema de inmigración basado en el mérito que protege a nuestros trabajadores, a nuestros contribuyentes y a nuestra economía. Y representa un punto de inflexión en la renovación del sueño americano. Con esta nueva política, Trump fija el rumbo para que la inmigración se convierta de nuevo en un factor integrador y de unión entre americanos. Trump recupera la escala de méritos, el esfuerzo y el afán por integrarse en este país para seguir regando el árbol del sueño americano con nueva savia inmigrante capaz de fortalecer al país y no de hundirlo.
La reforma del sistema de inmigración es la más amplia y de profundo calado en más de medio siglo y establece el marco para un sueño americano renovado y de acuerdo con las necesidades del país en el siglo XXI. El Presidente Trump regula de esta forma el acceso al país y al sueño americano, y lo dota de un valor extraordinario, lo eleva a una cota de calidad que revertirá en mejoras para la nación y en nuevas oportunidades para la gente.
La Ley RAISE es importante porque hace frente a la inmigración desordenada y perjudicial, crea e impulsa un sistema de inmigración basado en el mérito personal que trasciende toda discriminación, que reducirá la pobreza en el país, contribuirá a aumentar los salarios y ahorrará miles de millones de dólares a los ciudadanos estadounidenses. Con estos beneficios, el sueño americano se fortalecerá para cada estadounidense, se convertirá una vez más en algo tangible y alcanzable, no en una lección de Historia, sino en realidades diarias.
Trump ha renovado esta semana la promesa del sueño americano a largo plazo, pero los grandes medios que manipulan la información para perjudicar al Presidente republicano, tampoco han sabido leer este acontecimiento y ponerlo en contexto. La deriva de la crítica mediática, que se extiende por la prensa progresista y la prensa conservadora sólo de nombre, aleja a los medios del sentir del pueblo estadounidense que apoya a Trump en una mayoría que no deja de crecer. Ya no son sólo las bases, sino que se producen adhesiones de millones de personas por todo el país y de líderes de todo tipo, como el Gobernador de West Virginia, Jim Justice, que se pasa al Partido Republicano gracias al efecto Trump, que traspasa barreras ideológicas.
Al renovar la política migratoria, Trump garantiza que más personas puedan alcanzar el éxito en el país, integrarse en el mismo como han hecho generaciones antes, y lograr un verdadero sueño americano y no una pesadilla gestionada por el estado. Al apoyar a los héroes nacionales, a los emprendedores, a los propietarios de negocios y empresas, a los trabajadores industriales y tecnológicos, al desregular la economía y desatar la fuerza creativa de los ciudadanos, al expandir el crecimiento económico, el Presidente Trump se garantiza que el sueño americano siga siendo ese motor importante del crecimiento y el progreso de Estados Unidos, y parte inherente del bagaje cultural de los estadounidenses nacidos aquí y de los que llegan con amor al país para hacer realidad sus sueños y esperanzas.
El Presidente Trump está poniendo los cimientos de un nuevo futuro americano que pasa desapercibido para los medios, enfangados en sus propias mentiras, pero que es muy real para los millones de estadounidenses que votamos por Trump, que lo apoyamos y que caminamos a su lado para brindar el sueño americano a todos aquellos que creen en éste. No es un sueño que se regale, se compre ni se venda, es un sueño que se gana trabajando duro y que conlleva la felicidad a la que todos tenemos derecho, y no sólo unos pocos privilegiados que quieren seguir siéndolo. Trump pone al alcance de los ciudadanos de toda raza y condición social ese sueño americano que impulsó a este país desde su nacimiento, lo recupera y lo pone en el centro de nuestras aspiraciones. Es un sueño que también implica la unidad de los americanos por encima de ideologías y diferencias, que no deja a nadie atrás de forma deliberada. Un sueño de justicia e igualdad para alcanzar nuestros logros personales en la vida. Para ello, Trump está quitando del cuello de los americanos las garras de un estado profundo que lleva demasiado tiempo sangrando al pueblo y derrochando, y lo hace impulsando la reconstrucción de barrios más seguros y de oportunidades de empleo reales. En suma, lo hace de la forma que ganó las elecciones: diciendo la verdad al pueblo americano, al margen de un vocabulario políticamente correcto que ya ha hecho demasiado daño a este país. Ahora, en este año 2017, Trump ha incorporado al sueño americano a miles de niños que estaban excluidos del mismo y que pueden soñar de nuevo y ofrecer su talento al país.
El Presidente Trump está trayendo de regreso el sueño americano al centro de nuestras vidas. Y cuando los americanos son libres de perseguir sus sueños, no hay nada que no puedan conseguir ni límites a nuestras esperanzas y anhelos de felicidad.
En su discurso de la victoria, tras las elecciones de noviembre de 2016, en aquel emocionante momento, Trump prometió ser un presidente para todos los americanos, y se marcó como tarea urgente reconstruir el país y renovar el sueño americano. Nueve meses después está cumpliendo estas promesas y merece nuestro aplauso unánime por ello.