La irresistible ascensión republicana
Desde la elección de Sarah Palin y la celebración de la Convención Nacional Republicana, la ascensión en la intención de voto por el ticket McCain-Palin se viene reflejando en todas las encuestas. La cosa tiene preocupados a los Demócratas. Normal, porque lo que pensaban ya estaba hecho, una victoria arrasadora en noviembre, de repente se les ha puesto cuesta arriba.
Pero no son los únicos que andan preocupados y desvelados por esta situación. Buena parte de la prensa y los medios de comunicación norteamericanos e internacionales, muy independientes ellos (o sea, pro Obama y pro Demócratas con toda la cara y sin vergüenza), están como un flan porque ese intento de proyecto Kennedyano llamado Barack Obama, no termina de cuajar entre los escépticos votantes norteamericanos. ¡Parece mentira! ¡Estos americanos incultos! Deben estar pensando estas elites intelectuales de tres al cuarto que no se enteran de lo que pasa en la América real.
Estos americanos no saben votar como el resto del mundo civilizado desearía que hicieran, como los mass media desearían. ¡Será posible! ¡Qué insulto! ¡Qué desvergüenza! Ni que fueran libres, ni que supieran pensar.
La campaña electoral se ha puesto al rojo vivo con una decisión del más que astuto McCain: la elección de Sarah Palin para acompañarle en el viaje a la Casa Blanca. Obama tuvo su oportunidad y la echó a perder eligiendo a Joe Biden. ¡Por Dios!, ¿a quién se le ocurre hacer esta elección? Si esto es un aviso de lo que nos espera si sale elegido President, es para echarse a temblar.
Así que los Republicanos están entusiasmados con Palin, con McCain y con esta recta final de campaña. Los Demócratas y los medios de comunicación que los apoyan (como decir la mayoría), andan enfurecidos porque el debate de ideas vuelve a la escena con fuerza. El tándem McCain-Palin está defendiendo con ahínco y brillantez una serie de políticas en materia educativa, energética, seguridad nacional, y economía, entre otras.
El ticket Obama-Biden está más perdido que nunca, a remolque. La oratoria brillante del Demócrata ha dejado ver en estos meses que hay poca sustancia tras ese discurso ampuloso y efectista. De ahí su empeño en endurecer el tono de la campaña, recurriendo a insultos camuflados, como el célebre del pintalabios del cerdo, y conectando a McCain con las políticas de Bush. Pero esa estrategia tiene un problema: la gente en EE.UU conoce muy bien a McCain y reconocen a Palin como una de los suyos, alguien de la comunidad, con sus virtudes y defectos, pero no perteneciente al establishment, esa clase de personas que hacen y dicen lo que sea para asegurar sus poltronas económicas y sociales, heredadas la mayoría de las veces; una clase en la que, mire usted por dónde, abundan los que se hacen llamar Demócratas (cuestión que da para otro debate, porque los Demócratas no eran esto que vemos ahora).
McCain-Palin están hablando en esta campaña de los temas que importan a los americanos y sus propuestas empiezan a convencer a una mayoría de que son las adecuadas para ser impulsadas desde la Casa Blanca. La retórica de Obama se está desinflando ante el empuje de las ideas convincentes y sólidas que defienden los Republicanos. El entusiasmo que ha despertado la llegada de Sarah Palin en las bases conservadoras ha puesto de manifiesto la acertada decisión de McCain. Con un Partido Republicano activo y unido, la victoria en las urnas está más cerca.
Para desánimo de los Demócratas, McCain-Palin representa el cambio real que tanto vienen pregonando ellos, y que se dirige a Washington D.C, pero llega, como tantas veces ha sucedido en la Historia, desde el lado Republicano. Por eso están que se suben por las paredes. Los Republicanos han tenido el descaro de incluir una mujer como candidata a Vicepresidente, y encima es una pro-vida, defensora a ultranza de la Segunda Enmienda, y una patriota de verdad; la compañera perfecta para McCain. Ni todos los ataques que está sufriendo Palin, mujer de extraordinario valor y capacidad, aún por descubrir por muchos, van a poder mermar el impacto que supone su entrada en la política nacional.
Los debates en televisión se presentan como cruciales en estas elecciones, habida cuenta de lo reñida que va a ser la elección en noviembre. Hoy por hoy McCain aparece con más posibilidades, una agenda política más cohesionada, y mejor posicionado en los swing states que le pueden dar la victoria: Michigan, Pennsylvania, Ohio, Colorado, Virginia, New Mexico…
Con el activo dinamizador de Palin entre las bases conservadoras y la experiencia y liderazgo indiscutibles de McCain trabajando conjuntamente, Obama-Biden lo van a tener muy complicado para ganar. El discurso Demócrata debe presentar propuestas solventes sobre la mesa, dejarse de retóricas vacías y alejarse de ciertos planteamientos (como la retirada de Iraq, por poner un ejemplo). Como es difícil que lo hagan, el ticket McCain-Palin pueden ganar estas elecciones conservando el territorio ganado por Bush en 2004 y obteniendo algún swing state más.
Y el mundo, los medios de comunicación, la prensa, y los de siempre en EE.UU, España y en tantas partes, se quedarán con cara de tontos y el recurso al pataleo. Eso por desconocimiento, manipulación, y prepotencia intelectual.