De todas las políticas que está impulsando la Administración Obama, sin duda alguna la que tiene que ver con los presupuestos y la expansión del gasto público, a cargo de un descomunal déficit, es la que más riesgos presenta para el futuro de los Estados Unidos.
La Oficina Presupuestaria del Congreso de EEUU (CBO) acaba de presentar un informe en el que plantean posibles escenarios de hiperinflación, declive económico profundo, y quiebra del estado (default).
La política de Obama ha colocado la deuda pública total del país en los 11,9 billones de dólares, o sea, el 82% del PIB, de los cuales 7,5 billones son de deuda pública. Pero no es que esto ya sea malo de por sí, sino que el panorama que se presenta, de continuar las políticas de gasto de Obama, es de un aumento insostenible de esta deuda, que podría provocar el empobrecimiento de Estados Unidos como nunca se ha visto.

Con Obama el país camina hacia el nivel de endeudamiento más peligroso de toda la historia, como advierten las previsiones objetivas e independientes de la Oficina Presupuestaria del Congreso. El coste de financiación de esa deuda monstruosa, puede terminar ahogando la economía de Estados Unidos y haciendo inviable la solvencia del gobierno federal en un plazo de tiempo alarmantemente corto.
No ha hecho falta ningún enemigo externo para poner al país contra las cuerdas, se ha bastado la Administración Obama en unos pocos meses para que entremos en un terreno de riesgos que pueden terminar por asfixiar a Estados Unidos, con un nivel de endeudamiento que ya se sitúa seis veces por encima del que hubo en 2008.

Las voces en contra de esta locura de política de gasto público se oyen cada vez con más insistencia, sobre todo entre los Republicanos e independientes, pero también con creciente insistencia entre los Demócratas.
El gasto público y el endeudamiento son los cuchillos silenciosos que pueden terminar cortando de cuajo la presidencia de Obama en 2012, si antes no le pone remedio con una política sensata y con vistas a largo plazo.