Impeachment a Trump
Después del fracaso de la colusión rusa, los demócratas se han embargado en otro intento para destruir al presidente Trump mediante acusaciones sin base real para iniciar un impeachment o juicio político en el Congreso. Esta nueva ofensiva lleva el mismo camino que la anterior: millones de dólares gastados para nada porque va a fracasar estrepitosamente.
Lo que hizo la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, ha sido lo peor que hemos visto hasta ahora en la persecución a Trump: anunciar una investigación de juicio político (impeachment) sin ninguna evidencia, sin ver una transcripción de la llamada telefónica en cuestión, sin ver ningún detalle del supuesto denunciante inicial. El ataque se les torció a los demócratas desde el principio porque la Casa Blanca hizo pública la transcripción de la llamada de Trump al presidente ucraniano Volodymyr Zelensky, del 25 de julio. En la cual queda claro para cualquier que no sea idiota ni partidista, que buscaba una revisión de los tejemanejes de la familia Biden en el país, pura corrupción, que entra dentro de sus poderes y privilegios presidenciales poder investigar, pero no hizo un vínculo explícito con la ayuda militar americana como parte de un quid-pro-quo.
El caso se desmorona ahí mismo porque se demuestra que no hay base para un impeachment. Ni en esa denuncia ni en ninguna otra. El Partido Demócrata y los medios progres a su servicio han patinado de nuevo en su afán por imputar al presidente. La transcripción de la llamada hace que Nancy Pelosi y los demócratas parezcan idiotas de remate y los medios unos mandados que no tienen ni idea de nada, ni fuentes ni hacen labor de periodismo. De nuevo, los hechos exoneran a Trump. Y esto es lo que lleva los demonios a los demócratas corruptos: Trump ha puesto en el objetivo una posible investigación para ayudar a encontrar la verdad sobre la más que probable corrupción por parte de Hunter Biden, el hijo de Joe Biden, y de éste. El vicepresidente Biden amenazó con cortar un billón de dólares en ayuda a Ucrania para detener la investigación que involucra a su hijo. La verdad que persigue Trump es una amenaza para ellos, pero no la van a tapar con juicios políticos sin fundamento.
Ha quedado muy claro que el objetivo de los demócratas es expulsar al presidente Trump de la Casa Blanca de forma ilegal porque le odian. Lo han intentado desde el primer día. Por fortuna, sin éxito. Su lamentable intento de impeachment no es más que un golpe de estado legislativo que les va a estallar en la cara y que hará que pierdan también la Cámara de Representantes en 2020. Trump va a pasar por encima de ellos y a ganar la reelección presidencial.
Era de esperar que conforme se acercaran las elecciones, el Estado Profundo, el mismo que ya espió su campaña electoral en 2016, por orden de Obama y Hillary Clinton, intentara de nuevo jugársela a Trump. Durante tres años hemos visto cómo elementos del Estado Profundo no han hecho nada más que tratar de filtrar, socavar, lastimar y dañar la capacidad del presidente Trump para destituirlo de forma ilegal. No se resignan a que haya un presidente que no siga sus instrucciones y que Estados Unidos no esté gobernado por burócratas y lobbies no elegidos en vez de por el presidente elegido democráticamente.
La información de la denuncia es totalmente incorrecta y falsa, tanto que los miembros corruptos de la comunidad de inteligencia al servicio del Estado Profundo, revisaron en secreto el formulario formal de denuncia de los filtradores en agosto de 2019, y eliminaron el requisito de tener un conocimiento directo y de primera mano de las irregularidades percibidas. No es coincidencia. Manipularon abiertamente para rebajar los requisitos y poder denunciar. El alcance de esta corrupción demócrata llega a los medios de comunicación (ABC, CBS, NBC, CNN y Fox News), que están recibiendo presiones para que censuren a Rudy Giuliani, abogado de Trump, que tiene hechos incriminatorios sobre Joe Biden y su hijo Hunter en relación con sus tratos con un oligarca ucraniano corrupto, así como para alimentar este ataque frontal al presidente.
En suma, el caso de la conversación con el presidente ucraniano, que todavía no es un impeachment formal, trata de detener a Trump con rumores, mentiras y manipulaciones interesadas simplemente porque no se pliega a los medios progres y los lobbies, sólo porque lucha por el pueblo estadounidense y no los intereses del Estado Profundo, sólo porque el Partido Demócrata se ve incapaz de ganarlo en las urnas en 2020 y prefiere impulsar un golpe de estado legislativo.
Los ciudadanos, hartos de esta farsa, claman para que con todo el dinero que los demócratas gastan en investigaciones falsas, lo dediquen para controlar la inmigración ilegal, mejorar la sanidad, la educación y las infraestructuras, entre otras necesidades reales del país. Nancy Pelosi, Adam Schiff y los demás demócratas implicados en este circo político son una desgracia para Estados Unidos. Somos muchos los que aplaudiremos cuando salgan de escena para siempre. Gracias a Dios, el presidente Trump les ha plantado batalla, desmonta sus argumentos falsos con facilidad y les da donde más les duele: ganando apoyo entre los votantes.
Como no hay mal que por bien no venga, esto ha hecho posible aplicar una medida que algunos veníamos reclamando hace tiempo: restringir el acceso a las llamadas más confidenciales para que los miembros de la comunidad de inteligencia corruptos al servicio de los demócratas y el Estado Profundo no puedan fabricar historias falsas. El Privilegio Ejecutivo cubre esta acción legalmente y sólo así algunos leales al presidente estarán autorizados. Además, hemos logrado otro avance importante: Trump ha ordenado una reducción sustancial en el personal del Consejo de Seguridad Nacional en un esfuerzo por conseguir que sea más ágil. Una victoria interna importante.
Hay otro tema que conviene dejar claro. La transcripción de la llamada telefónica pone de relieve que el presidente no solicitó ningún quid-pro-quo vinculado a la ayuda militar americana a Ucrania. Correcto. Pero es que aunque lo hubiera hecho, no haría nada ilegal porque Trump tiene plena autoridad legal para pedir ayuda al presidente ucraniano o a quien quiera, si lo estima oportuno. No sólo en 1998 Bill Clinton firmó un acuerdo con Ucrania en el que se otorga al presidente de los Estados Unidos autoridad para solicitar asistencia en la investigación de asuntos penales, sino que los Privilegios Ejecutivos del presidente alcanzan cualquier medida exterior que quiera tomar.
Ahora sólo cabe esperar que Trump cumpla otra promesa de campaña: limpiar el pantano de corrupción de Washington D.C. y depurar a fondo los elementos del Estado Profundo anclados en la Casa Blanca, la CIA y el FBI que ayudan al Partido Demócrata y los medios progres corruptos a construir un impeachment sobre bases falsas para atacar al presidente hasta las elecciones e intentar evitar su reelección.
Hoy, Estados Unidos está en una encrucijada. Los medios corruptos se han aliado con el Partido Demócrata para destruir al presidente Trump. Sólo la democracia y la reelección de Trump salvarán nuestra República. Los demócratas están haciendo todo lo posible para deshacerse de un presidente legítimo de una forma vergonzosa y con mentiras. La gente está harta de este juego político y está mostrando su frustración al donar a la campaña de Trump de forma masiva. 30 millones recaudados sólo una semana después desde que se anunciara el impeachment. Esto demuestra que los ciudadanos decentes estamos con el presidente.
Adam Schiff debe renunciar inmediatamente después de la pantomima montada en el Comité de Inteligencia para impulsar un impeachment deshonesto y basado en manipulaciones.
El presidente ha acertado al expresar: «No quieren hablar de infraestructura. No quieren hablar de bajar los precios de los medicamentos. No quieren hablar de nada porque están obsesionados con esto y Nancy Pelosi ha sido secuestrada por el izquierda radical y todos lo saben». Así es.
Lo de los medios corruptos ya es escandaloso. Al atacar a Trump manipulando abiertamente, nos están atacando a los ciudadanos, porque el presidente está luchando por nosotros. De nuevo, Trump resume la situación con brillantez: “Los medios no sólo son falsos, son corruptos”. El presidente tiene toda la razón, participan de las mentiras de la izquierda de forma consciente. Son un peligro para esta democracia.
A la vista de todo lo que está pasando, no es extraño, pues, que el equipo legal del presidente Trump esté considerando las opciones legales para buscar reparación frente el Congreso y sus miembros individuales (demócratas) por participar en un esfuerzo organizado que excede sus poderes limitados, según la Constitución, y por pisotear los derechos constitucionales de los ciudadanos al participar en varios planes ilícitos, llevados a cabo por medios ilegales, para destituir al presidente Trump mediante acusaciones falsas a sabiendas.
Cada día queda más claro que el intento de impeachment demócrata es un golpe de estado legislativo basado en manipulaciones políticas interesadas. De los creadores de la falsa colusión rusa, llega ahora esta patraña ucraniana. Humo electoral para ocultar el verdadero escándalo de corrupción de Joe Biden y su hijo Hunter en Ucrania, que usaron la oficina del vicepresidente para ayudar a enriquecer a su familia. Ese es el escándalo que quieren tapar los demócratas con falsedades sobre Trump. Y no lo van a conseguir.
La investigación puesta en marcha por Trump remueve al Estado Profundo y sus aliados demócratas y en los medios, que están aterrorizados porque van a ser expuestos. Esta Administración va a descubrir qué sucedió y qué se hizo y se está haciendo para tratar de sabotear al presidente y esta presidencia.
Los demócratas saben que no pueden vencer a Trump en las urnas e intentan usar rumores políticamente sesgados para impulsar un juicio político. Es una cacería de brujas, igual que la colusión rusa.
Los infiltrados pro demócratas en la CIA han manipulado el programa de denunciantes para acosar al presidente y ayudar a los demócratas bajo acusaciones falsas. Urge una limpieza profunda de la CIA para eliminar funcionarios corruptos. Una limpieza que ya ha empezado.
Más que nunca, esta es una lucha de Trump contra el Estado Profundo y los medios corruptos empeñados en que no salga reelegido. Pero saldrá y ellos serán derrotados en 2020 al igual que lo fueron en 2016.