Ley Patriot
El Presidente Obama ha promulgado con su firma, el pasado 27 de febrero, la extensión de varias provisiones de la Patriot Act (Ley Patriot), que expiraba el 28 de febrero, por un año más.
Esta ley, que aprobó la anterior Administración de George W. Bush tras el 11/S, y que cosechó todo tipo de críticas por parte de los medios de comunicación, los Demócratas, y el propio Obama cuando estaba en campaña, ha sido prorrogada ahora sin el menor escándalo ni crítica al presidente por parte de quienes entonces vomitaban todo tipo de exabruptos contra Bush y los Republicanos. Hipocresía en acción.
Vaya por delante que en su día apoyé la Patriot Act y ahora también. Es más, me parece estupendo que el presidente Obama haya escuchado a quienes la defendemos, haya cambiado su planteamiento y aprobado la ley por otro año más.
El propósito de la Patriot Act es fundamentalmente salvaguardar la seguridad nacional de Estados Unidos y permitir mejores herramientas en la lucha contra el terrorismo. Las tres secciones de la Ley que permanecerán vigentes son:
· La autorización de escuchas móviles para intervenir y vigilar varias líneas de teléfonos.
· El permiso otorgado por una corte para incautar registros y propiedades privadas en operaciones de antiterrorismo.
· La vigilancia de los denominados «lobos solitarios», ciudadanos extranjeros presuntamente involucrados en terrorismo pero que podrían no formar parte de una organización terrorista reconocida.
La Cámara de Representantes votó el jueves 25 de febrero, 315 a 97 votos para extender la medida. El Senado aprobó también la ley el miércoles 24, sin contemplar las restricciones de privacidad a la hora de conseguir los registros de información.
La prórroga de la Ley supone una victoria importante en la estrategia de guerra contra el terrorismo, ya que establece el marco legal necesario e instrumentos imprescindibles. Es también una victoria de la política que estableció George W. Bush, al que tanto demonizó Obama, pero del que no ha tenido empacho en aprovechar algunas de sus políticas para proteger mejor al país. Asimismo, refleja la demagogia en la que estaba instalado Obama, y en la que aún sigue en muchos temas.
Esta prolongación de la Ley por un año más pone de relieve también, y en esto casi ningún medio ha puesto la atención necesaria, la gravedad de la amenaza terrorista que sigue pesando sobre Estados Unidos, y que ha quedado sobradamente demostrada con los ataques producidos en Fort Hood (Texas) y en Detroit el día de Navidad, el año pasado, además de las tramas terroristas que siguen intentando actuar en territorio estadounidense e internacional.
Como siempre defendió la Administración Bush, y cuantos apoyamos estas medidas, se ha demostrado una vez más que las disposiciones redactadas sobre seguridad nacional que contiene la Patriot Act son vitales y deben preservarse aún en este momento. Esto supone, sin duda, reforzar nuestros argumentos. Que lo haya refrendado el propio presidente Obama con su firma, tras su aprobación en el Congreso, es una clara victoria para cuantos trabajamos y defendemos ante todo la seguridad nacional de Estados Unidos.
Que muchos medios de comunicación, críticos, sectores de la opinión pública, y políticos de distinto signo, hayan debido encajar esta aprobación, es también otra victoria, más dulce, en tanto que la ha brindado en bandeja el presidente al que votaron y creyeron. Barack Obama.
Por una vez, el presidente ha hecho gala de responsabilidad en este tema y olvidado a los demagogos y a los que opinan sin verdadero conocimiento. Eso merece mi felicitación.
La Patriot Act seguirá haciendo posible que los responsables de gestionar la guerra antiterrorista puedan autorizar escuchas telefónicas a sospechosos, intervenir e-mails, acceder a cuentas bancarias, historiales médicos y otros registros públicos, supervisión de datos de empresas, librerías, etc, entre otras actividades esenciales para acabar con las amenazas de los terroristas de Al Qaeda y otras organizaciones afines, capturar a los terroristas, y preservar la seguridad de Estados Unidos.
Y eso, teniendo en cuenta las intenciones nada benignas de los islamistas y las posturas ambivalentes de los Demócratas, es todo un logro.