El presupuesto de defensa de Trump

Mientras el tema de los aranceles y el comercio internacional centran la actualidad informativa, otros asuntos relevantes se están cocinando en la Administración. Así, el presidente Donald Trump y el secretario de Defensa, Pete Hegseth, declararon el pasado lunes que están trabajando en un presupuesto para el Pentágono y la defensa nacional, que incluye otras agencias, de un billón de dólares aproximadamente, lo que marcaría una cifra récord para las fuerzas armadas de Estados Unidos. El objetivo es reconstruir éstas tras el desastre dejado por la anterior Administración Biden, y hacerlo rápidamente para hacer frente a las amenazas globales. El presupuesto se gestionará con prudencia y enfocado a la letalidad y la preparación. Se espera que el presupuesto esté preparado para su presentación en mayo.
La revisión interna que se está realizando a cargo de DOGE buscará recortar en torno a 50.000 millones de dólares anuales en despilfarro (cifra no definitiva) y redirigir fondos a ciberseguridad, preparación, entrenamiento, espacio, iniciativas de modernización, mejoras en las capacidades de combate, y especialización, además de lograr una reducción del 5% o el 8% de la fuerza laboral civil. De momento ya se ha ordenado la rescisión de 5.100 millones de dólares en contratos de auténtico despilfarro, y sólo estamos empezando.
El presupuesto que se está preparando supondrá un aumento del 18,77% respecto a los 842.000 millones de dólares del año pasado. Hace 10 años eran 580.000 millones de dólares. Con más gasto y mejor utilizado, las fuerzas armadas volverán a ser punta de lanza del liderazgo estadounidense en el mundo y garantía de libertad.
Bajo las directrices del presidente Trump y el secretario de defensa, Pete Hegseth, el Pentágono también planea recortar el empleo de decenas de miles de empleados civiles de departamentos en todo el mundo, a medida que se comienza a trabajar en la reestructuración y consolidación de bases nacionales e internacionales.
Los republicanos en el Capitolio, por su parte, planean un aumento provisional del presupuesto de defensa de hasta 150.000 millones de dólares como parte de sus iniciativas, en línea con las líneas de partido, de cara respaldar la agenda presidencial en el gasto militar y fronterizo y los recortes de impuestos. Los legisladores no han decidido aún una cifra final, ya que en el Senado se trabaja en la propuesta de 150.000 millones de dólares, mientras que los republicanos de la Cámara de Representantes han propuesto 100.000 millones, con la cláusula de que el Departamento de Defensa podría gastar ese dinero adicional a lo largo de una década.
Aunque el Departamento de Defensa nunca ha tenido un presupuesto oficial que alcance el billón de dólares, es preciso saber que el coste real del gasto militar total de EE. UU. ha superado ese billón de dólares durante varios años consecutivos. La diferencia es que ahora, habrá más transparencia. Por ejemplo, la Ley de Autorización de Defensa Nacional (NDAA) de Joe Biden para 2025 ascendió a un total de 895.000 mil millones de dólares, por lo que un billón es una cantidad aceptable y natural dadas las amenazas que enfrentamos.
De momento, no está decidido cuándo se publicará el presupuesto del año fiscal 2026 ni qué forma adoptará, algo que está bajo estudio ahora. La Casa Blanca y el Pentágono confirmarán en su momento las cifras definitivas y el calendario de presentación.
El presupuesto atenderá las necesidades de inversión para un sistema de defensa antimisiles basado en el Iron Dome de Israel. Esta iniciativa, que Trump aprobó el pasado enero mediante una orden ejecutiva, busca crear un escudo de defensa antimisiles de última generación para proteger a Estados Unidos de diversas amenazas aéreas. La orden enfatiza la necesidad de protegerse contra las amenazas en constante evolución de los misiles balísticos, hipersónicos y de crucero, así como otros ataques aéreos avanzados.
Con este presupuesto en desarrollo, el presidente Trump y su Administración demuestran un compromiso inquebrantable con la defensa nacional y el liderazgo global. El mensaje a los adversarios de Estados Unidos es que nuestras fuerzas armadas ya no están inmersas en tonterías woke ni DEI, sino que volvemos a estar armados y preparados para la acción.
El presidente Donald Trump y el secretario de Defensa, Pete Hegseth, están adoptando la estrategia de éxito de Ronald Reagan “Paz a través de la fuerza”, que permitió al extraordinario presidente republicano vencer a la antigua Unión Soviética mediante inversiones elevadas en defensa que llevó a la URSS a la bancarrota y a ser derrotada en la Guerra Fría. Para hacer frente a este nuevo presupuesto, al menos una parte del gasto provendrá de los ahorros obtenidos mediante los recortes ordenados por el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) y permitirá adquirir nuevos equipos, tecnología y capacidades necesarias para el futuro.
De entrada, el presidente Trump ya está tomando medidas para fortalecer la defensa nacional. El pasado miércoles firmó una orden ejecutiva para la Restauración del Dominio Marítimo Estadounidense, que permitirá impulsar la construcción naval estadounidense y crear empleos, además de revertir el declive de nuestras industrias marítimas. Por primera vez en casi un siglo, Estados Unidos está totalmente concentrado en reconstruir las industrias marítimas nacionales para garantizar la seguridad nacional y económica. Este impulso a la construcción naval estadounidense mejora nuestra capacidad militar y nuestra seguridad nacional. Esta orden ejecutiva va en línea con el propósito de Donald Trump de fortalecer Estados Unidos.
Además, Trump ha firmado la pasada semana estas dos importantes órdenes ejecutivas para fortalecer la defensa:
𝐑𝐞𝐟𝐨𝐫𝐦 𝐅𝐨𝐫𝐞𝐢𝐠𝐧 𝐃𝐞𝐟𝐞𝐧𝐬𝐞 𝐒𝐚𝐥𝐞𝐬: agiliza las ventas de defensa de Estados Unidos, aumenta la transparencia, reduce la burocracia, apoya a los aliados y fortalece la industria de defensa a través de procesos de transferencia de armas más rápidos y eficientes, entre otras cosas
𝐌𝐨𝐝𝐞𝐫𝐧𝐢𝐳𝐢𝐧𝐠 𝐃𝐞𝐟𝐞𝐧𝐬𝐞 𝐀𝐜𝐪𝐮𝐢𝐬𝐢𝐭𝐢𝐨𝐧𝐬: que expresa lo siguiente: “Es política del Gobierno de los Estados Unidos acelerar las adquisiciones de defensa y revitalizar la base industrial de defensa para restablecer la paz a través de la fuerza. Para lograrlo, Estados Unidos reformará rápidamente nuestros anticuados procesos de adquisición de defensa con énfasis en la velocidad, la flexibilidad y la ejecución”.
Las misiones también verán cambios importantes. Una de ellas ya está autorizada. El presidente Trump ha firmado un memorado presidencial que designa las tierras federales a lo largo de la frontera sur como «Áreas de Defensa Nacional» y le otorga al Pentágono el control militar sobre estas zonas fronterizas públicas. De esta forma ordena al ejército estadounidense tomar el control de la frontera sur para evitar la invasión de inmigrantes ilegales y luchar contra el narcotráfico con una operación militar que implica: vigilancia de nivel militar; normas de ejecución militar; acceso restringido como en una base estadounidense. Si los inmigrantes ilegales son atrapados cruzando la frontera serán considerados: intrusos en propiedad militar; sujetos a protocolos de seguridad militar; sin santuarios ni lagunas legales.
El memorando señala que: “Nuestra frontera sur está bajo ataque por diversas amenazas. La complejidad de la situación actual exige que nuestro ejército asuma un papel más directo en la seguridad de nuestra frontera sur que en el pasado reciente”. El memorando permite a los militares operar en la Reserva Roosevelt, una franja de tierra de 18 metros de ancho y unas 700 millas a lo largo de la frontera sur que se extiende desde California, Arizona y Nuevo México hasta Texas, pero excluye las reservas federales de los nativos americanos.
En algo histórico y una medida muy necesaria. El presidente Trump está poniendo a trabajar a las fuerzas armadas en los objetivos de seguridad nacional prioritarios.