Trump y la industria farmacéutica
La sensibilidad social se demuestra con hechos tanto más que con palabras. Desde hace mucho tiempo, incluso antes de ser candidato presidencial, Donald Trump ha demostrado tener una gran sensibilidad social. Es una de sus cualidades que lo conectan con la mayoría del pueblo estadounidense. ¿Cómo se refleja esta sensibilidad social? En el caso del Presidente Trump en temas muy concretos y que afectan a la gente en su día a día.
Desde la campaña electoral, Trump denunció los precios demasiado elevados de los medicamentos en Estados Unidos. Es un tema que no ocupa demasiados titulares ni espacio en los informativos, que prefieren embarullarse en escándalos ficticios, pero que afecta a la gente en sus vidas cotidianas, y es uno de esos asuntos importantes sobre los que este Presidente está haciendo avances positivos en vez de aliarse con los grandes lobbies farmacéuticos, como PhRMA. Con su habitual sencillez y discurso directo, el Presidente Trump puso en evidencia a las compañías farmacéuticas y sus lobbies y cabilderos, que mantienen precios elevados de los medicamentos, y con poca competencia real o argumentos razonables. El Presidente Trump expuso con claridad que Estados Unidos es el mayor comprador de medicamentos del mundo y, sin embargo, no cuenta con una oferta adecuada y asequible. Detectó el problema y lo puso en la diana de su agenda política.
Como no hay tema en el que Trump ponga el ojo y luego no revolucione, se ha encargado en este tiempo de presidencia de reunirse con los gerifaltes de las compañías farmacéuticas para decirles aquello de: «¡Eh!, pero vosotros ¿de qué vais, colegas? A bajar los precios cagando leches». Dicho y hecho: la estrategia del Presidente para que el gobierno federal pueda negociar e influir en los precios de los medicamentos, permitirá ahorrar al país más de trescientos mil millones de dólares. Dinero suficiente para invertir en áreas que el país necesita muchísimo, para reducir impuestos, para aumentar las inversiones en ciudades y pueblos, y para esas iniciativas de Trump que van a hacer de América un lugar mejor y más competitivo. Es decir: resultados trumpianos basados en nuevas políticas realistas.
Actualmente, los productos farmacéuticos cuestan a Estados Unidos más de 375.000 millones de dólares al año, millón arriba millón abajo, lo que representa aproximadamente el 2,04% del Producto Interior Bruto. Sin descuentos ni rebajas de los laboratorios, ese gasto se hubiera disparado por encima de los 425.000 millones de dólares. Que ya es un dinerillo. Los precios de 3.000 medicamentos de marca incluidos en los seguros de salud en Estados Unidos tienen la fea costumbre de subir bastante por encima de la inflación; por ejemplo, desde diciembre de 2014 hasta enero de 2015 (con Obama en la poltrona del Despacho Oval) se constató una subida brutal del precio de 60 fármacos, que se cuadriplicó en 20 de ellos. Alrededor de 1.100 fármacos sufrieron un incremento del 10%. Y sólo 50 rebajaron su coste. Obama, por supuesto, estaba en otras cosas.
Tras la intervención del Presidente Trump, los costes de algunos medicamentos y tratamientos están bajando de forma considerable. Y podrían bajar más tras las negociaciones del próximo agosto sobre los precios de las aseguradoras de salud para 2018. Es un efecto real y que la gente nota en sus bolsillos, sin las milongas progresistas ni las zarandajas demócratas a las que nos tienen habituados los izquierdistas de siempre. Un efecto de enormes consecuencias sociales, dado que las ventas de medicamentos tienen en estos últimos años crecimientos muy altos, en torno a dos dígitos, alrededor del 13% o 14%, de acuerdo a los datos de IMS health, y todavía seguirán entre un 4% y un 7% los próximos cinco años, durante los cuales se lanzarán al mercado más de 200 nuevos medicamentos, de los 2.000 que están en fase de desarrollo clínico ahora. Confiemos que a buen precio y accesibles para todos.
Esto es importante porque se trata de un nuevo paradigma en la industria farmacéutica, algo que está impulsando el Presidente Trump, que quiere acelerar el desarrollo farmacéutico en los Estados Unidos y reducir el exceso de regulación, además de aumentar la competencia. Por supuesto, queda mucha tarea por delante, y es justo reconocerlo, pero es Trump quien más está haciendo para que los productos farmacéuticos y tratamientos sean más asequibles, accesibles y baratos para el ciudadano. Es Trump quien demuestra verdadera sensibilidad social con un tema que importa mucho y que afecta a la salud de los americanos: la salud física, la salud mental y la salud del bolsillo.
Desde la elección de Donald Trump, numerosas grandes compañías farmacéuticas han aceptado reducir el aumento anual de los precios de los medicamentos, algo que beneficia y mejora la asistencia sanitaria y contribuye a apoyar y facilitar el tratamiento de muchas personas. A esto se llama afrontar problemas reales y tener auténtica sensibilidad social. Y el responsable es el Presidente Trump. No ha sido Obama, ni Hillary, ni cierta prensa con sus noticias falsas y manipuladas hasta la náusea, ni Hollywood con sus adorables tonterías, ni los medios progresistas con sus bobadas políticamente correctas, ni las feministas con su cacareo permanente sobre idioteces varias, ni otros políticos que están en todas las salsas.
Ha sido el Presidente Trump quien ha demostrado sensibilidad social y ha cogido el toro de las farmacéuticas por los cuernos para que dejen de hinchar sus cuentas corrientes tanto, beneficien más a la gente y hagan llegar los fármacos más avanzados a toda la población. Esa población que lo votó mayoritariamente y ahora tiene motivos para sentirse orgullosa de un hombre que cumple sus promesas y pone el bienestar del pueblo por encima de los intereses de un sector, por muy poderoso que sea, como es el caso del farmacéutico.
El Presidente Trump ha alertado de la responsabilidad de todos los involucrados en el cuidado de la salud, y ha llamado a que cada uno cumpla su parte. Esto, que probablemente no logre titulares, salvo en algún medio con la suficiente visión de la realidad y de lo que realmente importa, son resultados y éxitos del Presidente Trump, son ejemplos de su sensibilidad social y de una política sanitaria y social que ayuda a los ciudadanos en temas reales.
El control de los precios de los medicamentos y la mayor transparencia respecto a los mismos, son victorias del Presidente Trump que importan mucho, son este tipo de logros los que decanta el apoyo de la mayoría de la gente a su causa. Las iniciativas de Trump para estimular las bajadas de precios mediante el alivio de las regulaciones que impone la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), lo que hace más fácil obtener medicamentos aprobados, racionalizar y acelerar el proceso, entre otras medidas en marcha y las que se aprobarán en el futuro, como la potenciación de medicamentos genéricos, que permitirán ahorrar 2.000 millones de dólares en 10 años, son éxitos importantes que llegan a la gente y a sus bolsillos. Esto es también hacer América Grande Otra Vez. Y lo hace el Presidente Trump en cumplimiento de su palabra y con auténtica sensibilidad social.