Ley de Especies en Peligro de Extinción – III
Es importante destacar el alcance de la Ley ESA, que establece que Estados Unidos debe “animar a los países extranjeros a participar en la conservación de peces, fauna silvestre y plantas, incluyendo las especies listadas; participar en acuerdos bilaterales o multilaterales con este propósito, y animar y ayudar a personas extranjeras que pescan, cazan o recogen plantas para importar a Estados Unidos con propósitos comerciales o de otro tipo, a que desarrollen y apliquen procedimientos de conservación”.
Además, también autoriza a Estados Unidos a formar personal de otros países en la conservación de la fauna silvestre, para investigación o aplicación de la ley, así como para llevar a cabo investigaciones policiales e investigaciones en el extranjero.
En este sentido, uno de los primeros acuerdos internacionales que planteó la problemática de los animales en vías de extinción, se adoptó en Washington D.C. en 1973, en el marco de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES). Estados Unidos fue uno de los 21 firmantes originales de este trascendental acuerdo histórico, que en la actualidad han suscrito 171 países.
CITES, a diferencia de ESA, que protege las especies al afrontar los problemas que amenazan su superviencia, enfoca su actividad preventiva mediante las restricciones comerciales de importación y exportación a las especies en situación de riesgo a los países firmantes.
La ley ESA pemite el comercio de especies extranjeras en peligro de extinción sólo si esto contribuye a la supervivencia de las especies afectadas, mientras que CITES sólo permite el comercio de las especies listadas si ese comercio no va en detrimento de la supervivencia de la especie. De todas formas, en general, las restricciones de la Ley ESA siguen siendo más estrictas y amplias que los requisitos que se contemplan en CITES.
Para el éxito de CITES la aplicación rigurosa es necesaria. Por eso Estados Unidos forma parte de asociaciones internacionales que persiguen el comercio ilegal de especies de animales salvajes.
Así, por ejemplo, la Coalición Contra el Tráfico de Vida (Coalition Against Wildlife Trafficking, CAWT), una iniciativa inaugurada en septiembre de 2005, se presenta como “una coalición voluntaria única público-privada de gobiernos con ideas similares y organizaciones que comparten un propósito común”. Entre sus miembros están Canadá, Estados Unidos, India, Reino Unido, Australia y 14 organizaciones de conservación no gubernamentales y del sector industrial, que pretenden centrar la atención y los recursos para terminar con el comercio ilegal de fauna silvestre y productos derivados de ésta. Entre estas organizaciones están la Unión Mundial para la Naturaleza, la Asociación Forestal y Papelera de Estados Unidos, el Fondo de Conservación de Guepardos, Conservación Internacional, Humane Society International, el Fondo Internacional para el Bienestar de los Animales, el Fondo para Salvar al Tigre, la Smithsonian Institution, Traffic International, WildAid, Wildlife Alliance, la Asociación para la Conservación de la Fauna Silvestre y el Fondo Mundial para la Naturaleza.
CAWT desarrolla amplias campañas denunciando el tráfico de fauna salvaje, que ha aumentado en los últimos años y ha propiciado el acoso hasta la casi extinción de algunas especies singulares. Por ejemplo, la población de tigres ha disminuido en casi un 95% desde principios de siglo, una dramática disminución que ha sido provocada en los últimos 25 años, y de la que son responsables los traficantes, estrechamente relacionados con el crimen organizado, y beneficiarios de los 10.000 millones de dólares, aproximadamente, que genera este tráfico ilegal.
Como muestra del compromiso norteamericano con la protección animal y ambiental, encontramos también la red de aplicación de la ley sobre fauna silvestre ASEAN (ASEAN-WEN), iniciativa que se lanzó en diciembre de 2005 con fondos del gobierno de Estados Unidos (entonces presidido por George W. Bush) como una red integrada de agencias de aplicación de la ley. Pueden pertenecer a ella funcionarios de CITES, de aduanas, policías, fiscales, organizaciones especializadas de aplicación de la ley sobre la vida silvestre, así como de otras agencias relevantes en esta materia.
Y en el plano de iniciativa individual, muy al estilo norteamericano de hacer las cosas, encontramos, entre otras muchas, la organización Conservation Internacional, de la que forma parte el actor Harrison Ford, un gran activista medioambiental desde hace años, y WildAid, desde las que se lucha contra el tráfico de la fauna salvaje y la concienciación social sobre este grave problema con campañas de información activas e impactantes.
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