Satélite SBIRS GEO-1
Uno de los ejes de la superioridad y el liderazgo de Estados Unidos en el mundo es la red de satélites de que dispone, tanto de uso civil como militar, que nos concede una ventaja competitiva esencial, apoyada en la calidad y en la tecnología más avanzada que podemos encontrar.
Mantener esa posición sólo se consigue con constantes avances y una investigación en vanguardia. Para impulsar la red de satélites y adecuarla a las nuevas exigencias actuales y del futuro, Estados Unidos está renovando sus satélites militares de alerta inmediata, cuyo objetivo es la detección rápida del lanzamiento de misiles enemigos, además de otros servicios de reconocimiento. Así, el pasado 7 de mayo, un cohete United Launch Alliance Atlas-V (401- AV-022) envió al espacio el satélite SBIRS GEO-1 (USA-230), construido por Lockheed Martin y Northrop Grumman, el primero de esta nueva red que operará desde una órbita geoestacionaria que puede ser modificada gracias al sistema de propulsión integrado en el satélite. Previamente ya se habían lanzado dos satélites que funcionan desde órbitas elípticas muy inclinadas y que llevaban cargas SBIRS.
El Space-Based Infrared System (SBIRS) se configura como una de las herramientas esenciales en la seguridad del país, mediante el recurso de la alerta temprana. Está compuesta por telescopios equipados con sensores infrarrojos de extraordinaria capacidad, de forma que pueden detectar el lanzamiento de un misil o cualquier otra arma por el calor emitido por sus motores durante el despegue en fases muy iniciales. Anteriormente, esta función detectora la realizaban los satélites DSP (Defense Support Program), operando desde 1970, y que fueron a su vez los sucesores de los satélites Midas. El nuevo satélite se integrará en una plataforma A2100M de Lockheed Martin.
Una de las novedades del nuevo satélite es que el SBIRS GEO-1 podrá vigilar constantemente desde su posición geoestacionaria todo un hemisferio de la Tierra, a diferencia de los DSP, que giraban para ir desplazando su sensor inclinado y así barrer la superficie terrestre; en cambio los SBIRS GEO-1 poseen un sistema de espejos internos que se mueven.
El SBIRS GEO es uno de los exponentes de la última tecnología estadounidense, desarrollada con mucho tiempo y dinero (cada satélite tiene un valor de más de 1.300 millones de dólares) y representa la importancia estratégica que el país concede a la tecnología como recurso para la seguridad y la defensa. Las nuevas funcionalidades del satélite han sido mejoradas notablemente gracias a los ingenieros que han trabajado en el proyecto, que han aumentando sus capacidades técnicas y el tiempo de reacción que nos permitirá responder ante una amenaza inminente.
El sistema de satélites SBIRS, que tendrá un coste de 17.600 millones de dólares, incluye sensores especiales y otra tecnología avanzada que mantendrá a Estados Unidos muy por delante de otros países en materia de satélites, seguridad y vigilancia aérea, ya que contribuyen a que veamos mucho más, mucho antes, mucho más rápido y más objetivos que nunca antes.
El satélite Geo-2, el segundo de esta constelación de nuevos satélites, estará listo para su lanzamiento el año próximo. SBIRS son los nuevos ojos de Estados Unidos al mundo, unos ojos que ven más que nunca.