Emociones lectoras
Las emociones que provoca un libro pueden ser distintas para cada lector, pero despertar esas emociones y conseguir que el lector sienta algo, es el gran recurso literario para un escritor. No es fácil de lograr, pero las emociones que se pueden despertar con un libro son definitivamente la huella que más perdura en la mente y el corazón de los lectores.
Los sentimientos que despierta y transmite un libro son en cierto modo el alma de ese libro y el espíritu que deja el escritor en sus palabras. Hay pocas reacciones tan inolvidables ante una lectura como la de conmover y emocionar.
Un buen escritor sabe transmitir esos sentimientos y emociones, que son los que harán que el libro guste al lector y lo recomiende. Su importancia es tal que ya hay en el mercado diversas herramientas informáticas para medir y analizar cada reacción de los lectores y formular recomendaciones de libros basadas en los datos de las emociones.
Son herramientas útiles porque hay emociones que son compartidas por los lectores, pero el lector inteligente no debe limitarse siempre a estas recomendaciones, necesita explorar, arriesgarse, tomar sus propias decisiones al elegir una lectura y aprender a fiarse de su criterio. De sus emociones. Por eso las recomendaciones literarias son positivas, pero las elecciones personales lo son aún más porque nadie como el propio lector conoce sus emociones y aquello que sabe que provocará sentimientos.
La aventura de leer implica emociones, por eso no debemos dejarlo todo a la suerte de las herramientas informáticas y los algoritmos que indiquen lo que nos va a gustar. Un ávido lector buscará las experiencias con pasión, acercándose a los libros como a esa ventana que no sabe a dónde dará. Con ilusión, esperanza, respeto y entusiasmo por leer cada palabra.
Si un lector quiere emociones al leer, su actitud también es importante. No puede esperar conmoverse si lee deprisa y corriendo, si no presta atención, si no intenta sumergirse en ese mundo literario, comprender lo que lee con mente abierta de chiquillo inquieto o chiquilla curiosa. Recuperar la lectura como ese carrusel de emociones y sentimientos depende del escritor y del libro, pero también del lector y su actitud vital.
Cuando vayan a elegir sus lecturas, escuchen y lean las recomendaciones, pero también aprendan a elegir con el corazón, desde las emociones que les suscite un libro. Están ante esa enorme aventura que no tiene comparación con nada más: leer.
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