Las elecciones legislativas de Trump
Desde la época de Ronald Reagan ningún presidente se había volcado con unas elecciones midterm al Congreso como Donald Trump. Por ello es justo reconocer que las próximas elecciones legislativas son las de Trump.
Rallies electorales en multitud de estados, cuatro la semana pasada y otros seis en los próximos días dan cuenta de la frenética actividad electoral del presidente. ¿Quién duda de que Trump está comprometido con la victoria del Partido Republicano? Nadie. Los resultados finales dependerán mucho de cada estado y candidatos en liza, que son a la postre los que se presentan y a los que van a votar los ciudadanos. Pero Trump sabe que necesita del apoyo del Congreso para completar su agenda MAGA y llevar a cabo las reformas e iniciativas que todavía están pendientes. Por esa razón ofrece todo su apoyo a los diversos candidatos republicanos.
La movilización conservadora es gigantesca y se constata en cada mitin con la asistencia de miles y miles de personas. 10.000 y 20.000 por cada acto electoral. Trump es una fuerza de la naturaleza que empuja a los votantes hacia las urnas, su oratoria eficaz despierta las conciencias y transmite el mensaje mejor que si lo pusiera a doble página en cualquier periódico nacional. Los rallies de Trump son, de nuevo, la base de una victoria electoral que se está gestando en cada ciudad y pueblo de América. Las ideas y las políticas del presidente quedan perfectamente explicadas y divulgadas sin necesidad de ningún otro medio de comunicación. Ciudadanos de a pie y redes sociales activas hacen el resto.
Trump es mejor conocedor de este país que cualquier medio de comunicación progresista. Por eso les bate una y otra vez. Las elecciones se ganan en lugares como Iowa, Pennsylvania, Ohio y Kentucky, o Texas y Arizona, que son precisamente parada de los rallies de Trump, y no en Nueva York ni Washington D.C. donde calientan el culo los corresponsales y la prensa progre bebiendo mojitos sin enterarse de nada de lo que pasa en el país.
La victoria del Partido Republicano y de Trump en las inminentes elecciones legislativas va a romper esa máxima de que los presidentes en ejercicio pierden en las midterm la mayoría de las veces. No sólo se va a conservar el control del Senado, sino que también se va a recuperar la Cámara de Representantes con una alta probabilidad.
El presidente ha sabido manejar los tiempos y la estrategia a la perfección para sacar adelante varios éxitos cruciales: la confirmación de Brett Kavanaugh como nuevo juez del Tribunal Supremo, que ha unificado al Partido Republicano y a las bases conservadoras. Toda la nación ha sido testigo de la desvergonzada conducta del Partido Demócrata y de cómo la izquierda ha quedado en evidencia con su miseria moral y su juego sucio; el tratado comercial con México y Canadá (U.S.-Mexico-Canada Agreement – USMCA), que presenta ventajas indudables para los trabajadores y los productos estadounidenses y se convierte, de hecho, en el más actualizado y equilibrado en la historia de Estados Unidos, con las protecciones más avanzadas para los trabajadores de este país; el aumento de los salarios en un 2,6% gracias a la política económica y comercial que está aplicando Trump, lo que representa el crecimiento más alto en 17 meses; el dato de desempleo general, que ha caído al 3,7%, anotando una creación de cuatro millones doscientos mil empleos nuevos, de los cuales más de 600.000 lo han sido en el sector manufacturero; y, en concreto, el dato de desempleo femenino, que cae al 3.9%, el más bajo en 50 años, con mejores salarios, más empleos y más empresarias.
Esto se traduce en que Trump está haciendo las políticas que benefician más a las mujeres también. Por eso no es extraño que cada vez más millones de mujeres inteligentes manifiesten su intención de votar a Trump. Es una de esas victorias del presidente que se clavan como un puñal en el pecho de los progres, que pretenden tener el voto femenino cautivo mediante mentiras y una narrativa falsa.
Trump está renovando el Partido Republicano y ha conseguido que los candidatos a las elecciones midterm sean auténticamente conservadores. Y su próxima victoria puede ser histórica, como lo fue la de 2016: recuperar el control completo del Congreso de los Estados Unidos para impulsar sus políticas de resultados positivos para el país y los ciudadanos.