El panorama actual en el que debe navegar un escritor no es sencillo. Hay varios elementos que debemos afrontar y encajar en nuestras estrategias profesionales. La irrupción del mundo digital ha representado un cambio fundamental en la forma en que los escritores enfocamos el proceso creativo y la promoción. Tres frentes polarizan la atención: las redes sociales, los blogs literarios y magazines culturales, y la protección de los derechos de autor en un entorno en el que se vulneran abiertamente y con la complicidad social.
En este sentido, es crucial que en España los legisladores aprueben herramientas legales que permitan ordenar el mundo digital y proteger de forma efectiva los derechos de autor, sin medias tintas y aplicando las soluciones que muchos ya demandamos para hacer frente a una realidad que aboca al autor a perder buena parte de sus beneficios. Una de ellas pasa por hacer una intensa labor pedagógica entre la sociedad en su conjunto y entre los jóvenes en particular, que siguen ignorantes de lo que representa la propiedad intelectual y los efectos negativos de no respetar estos derechos. En lo que respecta a los autores también pasa por aumentar el margen de beneficio sobre el precio de venta al público. En el nuevo entorno digital es un objetivo realista por el que debemos luchar.
Los escritores necesitamos defender una literatura de calidad, no reñida con comercialidad y popularidad, pero desterrando esas prácticas que tratan de abaratar hasta el absurdo los precios de venta de los libros, la promoción basada en vender tópicos y libros que son copias unos de otros, y esa práctica de muchos lectores de almacenar decenas de libros en sus e-readers aunque luego no los lean, y casi siempre pirateados impune y vergonzosamente.

El impacto de la era digital se nota sobre todo en la promoción de las obras literarias, que acercan éstas a los lectores, pero también es importante en el proceso creativo, ya que una gran mayoría de autores escribimos en nuestros ordenadores y esto nos permite ordenar mejor o acelerar algunas fases de ese proceso creativo. Lo que no es tan decisivo es el papel de las redes sociales y los blogs literarios en lo que respecta al proceso de creación. Es cierto que algunos autores tratan de controlar la reacción de los lectores sobre sus novelas o sobre algunos planteamientos que desean introducir en éstas (no es mi caso), pero aún somos muchos los autores que creamos con auténtica libertad, sin someternos a los gustos o caprichos de muchos lectores, a esa dictadura que luego impone modas y tendencias en los libros que se venden.
La promoción literaria a través de las redes, los blogs y los magazines culturales es muy positiva y la defiendo abiertamente, pero no así cuando los lectores intentan entrar en el proceso creativo del autor para influenciar. Algunos autores lo admiten y siguen esa corriente, personalmente no me parece apropiado y defiendo la libertad absoluta del escritor para escribir lo que realmente quiera. Es la única forma de ser auténtico y original cien por cien.

Este aspecto de promoción digital conlleva que algunos autores “vendan” o promocionen sus vidas casi a la hora en las redes sociales (tampoco es mi caso ni lo va a ser nunca). Es lícito que algunos lo hagan, pero es otro de los aspectos con el que no estoy de acuerdo y que jamás utilizaré. Es necesario marcar una línea clara entre la promoción de tus obras y tu vida privada. Personalmente, soy muy activo en la promoción digital, pero me niego a someterme a la dictadura que impone contar tu vida privada o ir más allá de promocionar la obra literaria, que debe ser el único interés del lector auténtico.
Respecto a las plataformas de auto publicación, ya sean digitales o en papel, que hoy se ofrecen a los autores, considero que restan más que aportar valor a los autores a largo plazo, aunque pueden ser un medio para darse a conocer a corto plazo. Sin embargo, no es suficiente para construir una sólida carrera literaria, para lo que necesita de muchas otras herramientas de apoyo: marketing, edición de calidad, promoción, distribución, etc.
En suma, la literatura en la era digital está llena de posibilidades, trampas, oportunidades y de herramientas que conceden al autor más poder que nunca pero al que también se le hace más vulnerable a sus derechos. La presencia en este panorama digital es ya crucial para que un autor gestione de forma inteligente su promoción y su carrera literaria.