Ardillas
La ardilla es uno de los mamíferos roederes más graciosos y cariñosos. Aunque también es esquivo cuando no está acostumbrado a la presencia humana. Cuerpo esbelto, larga cola peluda, cabeza avispada, ojos brillantes y dientes afilados. No, no se trata de la descripción de un Top Model o actor (aunque bien pudiera ser…), sino el retrato inconfundible de la ardilla, que vive en bosques de casi todo el mundo.
Se alimenta de semillas, frutos secos, bellotas, cortezas y brotes tiernos que entierran durante el verano en el suelo a unos centímetros de profundidad para alimentarse durante el invierno. Este almacenamiento lo reparten en una extensa zona del lugar en el que viven. Precabidas que son ellas. Las ardillas establecen su nido en los huecos de los árboles o en un hueco del ramaje, y en ocasiones en los nidos desocupados de algún grajo, urraca o ave de rapiña. Cubren su nido con una cúpula de ramas muy entrelazadas que tapizan con musgo para evitar que entre la lluvia en su casa. Listas que son.
El nido de las ardillas tiene dos entradas y dentro las hembras tienen entre dos y ocho crías, que son muy pequeñas; nacen con los ojos cerrados y no tienen pelo. La mamá ardilla las amamanta durante 10 semanas y, poco a poco, les enseña a moverse entre las ramas del árbol en el que viven. Las hembras pueden tener varias camadas al año y, lógicamente, las ardillas machos y sus parejas se lo pasan en grande cuando toca encargar crías.
Su adiestramiento depende del buen desarrollo de su cola, ya que ésta constituye el elemento esencial para mantener el equilibrio en los impresionantes saltos que efectúa de un árbol a otro. A los 5 o 6 meses ya se les puede considerar adultas, pues su cuerpo y cola ya habrán adquirido su total desarrollo. Al igual que otros roedores, los cuatro dientes frontales de las ardillas nunca dejan de crecer, por lo que no se desgastan. Vamos, que no necesitan dentistas.
Las ardillas que viven en países muy fríos acostumbran a hibernar envueltas en su cola. Que no es mala forma de pasar el invierno. Pero su sueño no es muy profundo. Cualquier peligro o el hambre las hace despertar para escapar o hurgar en el suelo a la búsqueda de su despensa de frutos.
Viven en grupos familiares y las hay de distintos tamaños y colores. Pasan desapercibidas en el ecosistema del bosque, pero su presencia es importante. Hay unas 200 especies en todo el mundo, con excepción de Australia.
Son listas, astutas, hábiles, rápidas, escurridizas, simpáticas y la mar de espabiladas. Las ardillas, ese pequeño tesoro natural.