Selfies con animales salvajes
Vamos a ver: que la tontería y la estupidez humanas han aumentado es tan evidente como que los grandes medios mienten y manipulan en las noticias que ofrecen sobre Trump o las inexistentes discriminaciones a las mujeres, o sea, es algo que todo el mundo ve y sabe perfectamente, pero que se asume por lo extendido que está.
Pues es lo mismo, esta tontería infecta también otros aspectos de la vida humana. Uno de ellos es esa moda absurda de hacerse selfies con animales salvajes en áreas silvestres, zoológicos o reservas natrales.
Las redes sociales e internet son responsables en gran medida de que el fenómeno vaya a más, pero en el fondo no podemos achacarlos la culpa. Los culpables son los gilipollas que se hacen selfies con especies salvajes. Y es que, además, sus caras de gilipollas quedan para la posteridad retratadas por ellos mismos. Esta especie, que vamos a llamar “selfie idiota con cara de atontao” (nombre científico, por supuesto), busca ante todo imponer su careto en la foto con un fondo espectacular de paisajes y animales salvajes, a veces solos o en compañía de otras especies de “atontaos” que posan ante la cámara con esa jeta de estúpidos que refleja bien lo que son.
Y es que esta tontería de los selfies con animales es otra forma de maltrato animal, que algunas organizaciones conservacionistas intentan poner coto con campañas, como la que ha puesto en marcha World Animal Protection (WAP). El tema es grave porque no sólo se trata de los “atontaos”, sino que incluso decenas de agencias de viajes y operadores turísticos ofrecen a sus clientes la oportunidad de tocar animales y fotografiarse con ellos, algo que perjudica la salud, el equilibrio natural y el bienestar de la vida salvaje. Es decir, que los “atontaos” proliferan por doquier.
La explotación de especies fotogénicas crece de forma alarmante, al mismo ritmo que se expanden los “atontaos” y las “atontaas”. Por ejemplo, se abusa de los perezosos en el Amazonas, que son retirados de su medio natural para convertirlos en objetos de atracción turística; son separados de sus hábitats naturales y forzados a vivir en ambientes ruidosos y caóticos, pasando por las manos de los turistas durante días. Sólo es un ejemplo, pero hay centenares de casos con otras especies:
caimanes, delfines rosados, anacondas, etc.
En esta campaña para erradicar los selfies de “atontaos” con animales salvajes tiene una especial responsabilidad la red Instagram, con la que ya hay negociaciones para que impongan filtros que eviten la publicación de este tipo de fotos.
Si desea hacerse un selfie, adelante, hágaselo, no hace daño a nadie, pero no con animales salvajes. Por su seguridad y el bienestar de ellos.