Ley Nacional de Política Ambiental
Hace unas semanas Trump propuso cambios significativos en la National Environmental Policy Act (Ley Nacional de Política Ambiental) para facilitar la construcción de infraestructuras vitales, como carreteras, puentes, etc. Se trata de una de las medidas más importantes para Estados Unidos porque permitirá renovar las infraestructuras nacionales de una forma más rápida y eficaz. Se impondrán plazos estrictos a las agencias federales, que deberán cumplir, acabando con los habituales retrasos y eternización de concesión de licencias. Esta medida presidencial ayudará a las empresas a evitar la vasta burocracia del gobierno. Es, de hecho, la propuesta de desregulación más importante de la presidencia de Trump.
Además, la modernización de la NEPA eliminará las barreras burocráticas que están impidiendo la construcción de proyectos clave de infraestructura necesarios para que los productores estadounidenses entreguen energía de una manera segura y protegiendo el medio ambiente de forma efectiva y real.
Los cambios propuestos están en una fase de recibir comentarios y sugerencias para mejorar sus objetivos, que se prolonga durante 60 días desde que se hizo pública la propuesta, que da respuesta a los requerimientos reiterados de la industria, que durante décadas se ha quejado de que el proceso de obtención de permisos lleva demasiado tiempo y burocracia, agregando años de retraso y costes imprevistos y desorbitados.
Una vez aprobados las modificaciones a la NEPA, se abrirán nuevas oportunidades para construir no sólo carreteras, sino también oleoductos, gaseoductos, puertos y redes de internet y comunicaciones.
La propuesta presidencial impondrá un plazo de dos años para las declaraciones de impacto ambiental, que las agencias deben realizar antes de aprobar actividades que podrían afectar significativamente el medio ambiente, y un año para las evaluaciones ambientales menos rigurosas. También ampliaría la cantidad de proyectos que podrían excluirse por completo de las revisiones de la NEPA, como los que reciben poca o nula financiación federal. El tiempo promedio para una revisión ambiental es actualmente de cuatro años y medio y las declaraciones promedian unas 600 páginas. Lo cual es una barbaridad.
Para los proyectos que requieren aprobaciones de múltiples agencias, el proyecto asignaría una agencia líder para supervisar las revisiones de la NEPA, en lugar de hacer que cada agencia realice la suya, como sucede ahora.
Entre los cambios más significativos en la nueva propuesta está el lenguaje, que eliminaría los efectos «acumulativos» de los factores que las agencias deben considerar, algo que las agencias han utilizado previamente para incorporar consideraciones de cambio climático en sus revisiones. La nueva propuesta dice que los efectos deben ser «razonablemente previsibles» y tener una relación directa y causal con el proyecto.
Trump lo ha resumido a la perfección: «Estos retrasos interminables desperdician dinero, evitan que los proyectos se inicien y niegan empleos a los trabajadores de nuestra nación. Ahora, vamos a tener una regulación fuerte, pero va a ir muy rápido».
La propuesta afectará el proceso gubernamental, con mayor coordinación entre agencias federales, pero no a los estándares ambientales, reformará el proceso de recopilación de información sobre los efectos medioambientales, pero no cambiará ninguna ley ambiental sustancial o regulación, como la ley de aire limpio, la ley de agua limpia y la ley de especies en peligro de extinción.
En suma, son cambios históricos que contribuirán a dar un impulso esencial a la modernización de las infraestructuras de los Estados Unidos, algo imprescindible para alcanzar mayor competitividad a todos los niveles.
El presidente Trump está haciendo América Grande Otra Vez a través de medidas reales, y por eso ocupará un lugar destacado en la historia de este país como uno de los mejores presidentes.