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¡Es el empleo!

La avalancha de noticias, de malas noticias, en los últimos años, ha venido de la mano de la crisis económica y financiera. Si en 2008 fue la crisis básicamente lo que propició la victoria electoral demócrata de Barack Obama, en 2012 la economía va a ser de nuevo la clave. Y, concretamente, el empleo. Esta vez Obama no podrá argumentar que él no tiene nada que ver con la crisis. Llevará cuatro años al frente de la Administración y su responsabilidad es directa en la creación de empleo, que precisamente sólo creó 54.000 empleos en mayo, colocando la tasa de paro en el 9.1%.
Lo importante ahora mismo en Estados Unidos, al igual que en buena parte del mundo, es la creación de empleo. Es lo que va a determinar en gran medida si Obama es reelegido en 2012 o si uno de los excelentes candidatos republicanos que ya están en pre-campaña para alzarse con la nominación (Romney, Huntsman, Pawlenty, Gingrich, Cain, Bachmann…), ganará las elecciones presidenciales.

Si bien la muerte de Osama Bin Laden le ha proporcionado un colchón de popularidad renovada al presidente Obama, éste no es definitivo ni determinará la victoria electoral del año que viene. El empleo, sí. ¿Por qué es tan importante? Porque del empleo depende el nivel de bienestar de las clases medias, el consumo, el crecimiento económico y la capacidad del país de equilibrar el presupuesto y reducir la deuda. Si al desempleo sumamos la inflación, entonces el ciudadano se ve acosado doblemente, ya que ve cómo se reducen sus ingresos por efecto de la carestía de los productos de consumo, la gasolina, etc.
Las políticas económicas de la Administración Obama y la Reserva Federal en los últimos años, están propiciando un panorama nada halagüeño al primar un dólar barato, lo que provoca que vayamos a petróleo, oro, alimentos y materias primas caras.

La política económica de la Administración necesita de un cambio sustancial, que se centre en la creación de empleos estadounidenses, el control de la inflación y la reconstrucción del mercado inmobiliario. Las dudas se plantean al comprobar la forma en que el presidente Obama ha estado llevando esta cuestión, sin impulsar decididamente todas las medidas que son precisas, y que empiezan con nuevas reformas fiscales y reguladoras que nos permitan crear empleo estable y crecimiento económico sólido. Afrontar un programa energético moderno y efectivo que haga posible la creación de empleos en Estados Unidos y la contención de los precios en la gasolina, la calefacción y la electricidad. Poner en marcha un nuevo sistema sanitario menos costoso y que cubra las necesidades básicas de la población. La adopción por parte de la Reserva Federal de otra política que defienda el dólar fuerte, un liberalismo real y que construya una economía con bases más sólidas y controlando la financiación a los bancos. Reducir drásticamente los gastos innecesarios o poco productivos y potenciar un marco fiscal favorable al crecimiento económico y la inversión. El control estricto de los déficits públicos y la deuda nacional, que haga posible la creación de empleo en un sistema económico viable.

Todos los debates son bienvenidos, como el límite de la deuda nacional o la contención del gasto público, pero lo verdaderamente esencial en todo esto es el empleo. Con una población trabajadora amplia y bajas tasas de empleo, todos los problemas en este país siempre se han solucionado y se pueden solucionar. Pero no si el desempleo sigue aumentando o simplemente no se crean empleos nuevos.
Los candidatos republicanos y el presidente Obama necesitan recordar esta premisa cada día hasta el día de las elecciones. ¡Es el empleo! La clave de que Estados Unidos prospere y ofrezca nuevas oportunidades, es ni más ni menos que el empleo.




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