Es, sin duda, una de las últimas fronteras y sus desafíos afectan directamente a nuestra calidad de vida. El cerebro humano es el órgano más desconocido y donde se encuentran las claves de numerosas enfermedades, como el alzhéimer, el párkinson, el autismo o la esquizofrenia, entre otras. Por eso es tan importante la iniciativa estadounidense que va a ponerse en marcha con el respaldo de la Administración Obama, denominada «Mapa de la Actividad Cerebral» y en la que se invertirá alrededor de 3.000 millones de dólares en diez años.
Este proyecto pionero encaja en la mentalidad norteamericana de liderar los avances e investigaciones punteras y permitirá elaborar un mapa completo del cerebro humano que nos ayude a entender enfermedades como las antes citadas, comprender mejor la compleja actividad cerebral y contribuir al desarrollo de tecnología y tratamientos que nos permitan combatir esas enfermedades graves como el alzhéimer o el párkinson, que tanto sufrimiento, dramas y gasto médico producen en la sociedad.
El programa tendrá la participación del Pentágono, de agencias federales, de científicos y de empresas del sector privado, que aunarán recursos y fuerzas para completar este estudio. La Oficina de Iniciativas en Política de Ciencia y Tecnología será la encargada de ultimar los detalles del proyecto, en el que participarán también los Institutos Nacionales de Salud, la Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados para la Defensa y la Fundación Nacional de Ciencias.

La Administración Obama informará en detalle del proyecto este mes de marzo, cuando se envíe al Congreso la propuesta de presupuesto para el período fiscal 2013, que comienza el 1 de octubre.
Actualmente nos encontramos en un momento crucial y óptimo para impulsar este tipo de estudios. Tenemos por delante oportunidades excepcionales para empujar el conocimiento de la frontera en ciencias cerebrales. El estudio de las complejas estructuras neuronales del cerebro podrá combinar herramientas tradicionales como la imagen de resonancia magnética con nuevas tecnologías como los nanosensores y las sondas inalámbricas de fibra óptica implantadas en el cerebro, o bien las células modificadas genéticamente que pueden conectarse con células del cerebro para registrar su actividad.
Es un proyecto ambicioso y audaz que puede colocar a Estados Unidos en la vanguardia, aunque la importancia de los objetivos marcados no debe impedir que se asignen fondos muy necesarios a la investigación básica en neurociencias.

De acuerdo a los estudios científicos, el cerebro humano está compuesto por unos 100.000 millones de neuronas que responden a estímulos eléctricos y por áreas de actividad consciente e inconsciente, y tiene un sistema de complejidad tal que los científicos no han podido registrar más que la actividad de unas pocas neuronas a la vez. Los retos que se plantean son, pues, asombrosos y llenos de posibilidades que podrían producir enormes saltos de progreso. Además de las nuevas nanotecnologías, este plan movilizará una gran capacidad de procesamiento, análisis y combinación de datos de las computadoras más avanzadas y potentes del mundo. Por ejemplo, entre los participantes estarán empresas como Google, Microsoft y Qualcomm.
Según han indicado los responsables del proyecto en su presentación, la elaboración del mapa del cerebro comprende el estudio de la anatomía y la función del cerebro y la médula espinal con el uso de instrumentos intraoperativos, microscópicos, endoscópicos y funcionales, la inmuno histoquímica, las células madre y la nanotecnología.
Un proyecto a la medida de la capacidad científica de Estados Unidos que, como en tanto otros avances, puede terminar beneficiando a todo el mundo.