Desafíos medioambientales
Si hay un frente de batalla en el que se pueden hacer grandes avances para resolver los problemas ecológicos y medioambientales del mundo, ése es sin duda Estados Unidos. Desde numerosos centros de análisis, estudios biológicos e incluso sectores de la comunidad de inteligencia se están planteando los desafíos a los que se enfrenta el gobierno norteamericano en los próximos años.
Lejos de dogmatismos, ideologías, partidismos y sectarismos esos desafíos se pueden resumir brevemente en una gestión más eficaz de los cambios climáticos, parar la extinción de especies, impulsar las energías renovables, proteger y aumentar los espacios naturales y consolidar políticas sostenibles con el ser humano como eje de éstas.
Son cinco grandes desafíos que no admiten demora y cuyo análisis breve nos deja esta radiografía:
1. Cambios climáticos. El pasado año 2012 fue uno de los más cálidos de la Historia: 40.000 de los récords de altas temperaturas registrados en todo el planeta han sido batidos ya en Estados Unidos. El huracán Sandy, las sequías del pasado verano, las inundaciones y los incendios masivos, por ejemplo, en Colorado y California, ponen de relieve la emergencia de la situación y la necesidad de adoptar medidas y poner freno a esta crisis que está transformando el planeta. Existen leyes, como la del Aire y Agua Limpio, que reducen la contaminación atmosférica, pero es preciso mayor rigor.
2. Frenar la extinción. El ratio de extinción que amenaza a las plantas y animales a nivel mundial es 10.000 veces superior al que estimaban los científicos hasta ahora, que es un dato escalofriante. El departamento de Pesca y Naturaleza estadounidense necesita trabajar de forma más intensiva para sacar adelante el trabajo atrasado (las recomendaciones de muchos expertos). Algunas crisis deben ser resueltas sin más retraso, por ejemplo, el síndrome de la «nariz blanca», que ha matado a cerca de siete millones de murciélagos en Norteamérica. Los pesticidas, la polución y la pérdida de hábitat suponen riesgos inasumibles para los peces, tortugas, salamandras y mejillones del sureste de Estados Unidos. Y esto es sólo una pequeña muestra de los temas pendientes.
3. Mantener las políticas medioambientales existentes y priorizar otras eficaces. Si hoy tenemos aún lobos grises, osos grizzly o águilas calva es gracias a la Ley de Especies Amenazadas. Hay riesgos de desnaturalizar la Ley o sacar especies sensibles de la lista. Y hay que evitarlos. Por ejemplo, la propuesta de sacar a los lobos grises de la Lista de Especies protegidas o la laxitud a la hora de fijar límites a los vertidos ilegales.
4. Salvaguardar los espacios naturales y aumentarlo con nuevas áreas. Estados Unidos alberga 650 millones de acres de tierra federal (bosques, parques nacionales, refugios de vida salvaje, etc.) que son propiedad pública y patrimonio de todos los norteamericanos. La perforación llevada a cabo en el océano Ártico, el fracking (búsqueda de gas pizarra) que se está desarrollando en California, afectando a los ríos, o los proyectos mineros que devastan las altas montañas deberían vigilarse de cerca y gestionarse con mayores estándares de protección medioambiental.
5. Impulsar las energías limpias y renovables todo lo posible. Los combustibles fósiles forman parte de un sistema económico que ocasionan daños al medio ambiente. Los subsidios federales deben destinarse también a energías limpias para posibilitar que tengan un futuro en un marco de producción económica nuevo.
Trabajar sobre estos desafíos desde el gobierno federal y el Congreso nos situará en mejores condiciones de preservar la riqueza biológica que tenemos y conservar mejores condiciones de vida para todos y en todas partes.