El gran problema actual de España es su incapacidad para generar empleo, lo que hace que la situación general sea muy mala y empeore continuamente todos los indicadores económicos. A ello se le suma la incapacidad de poner en marcha proyectos, medidas y leyes que permitan a las empresas crear puestos de trabajo y riqueza.
Hay muchas razones que explican el enorme atasco y pozo en el que se encuentra España y por el que no puede crear empleo, entre ellas por haber fomentado una estructura de costes que proviene de capitales exteriores inyectados en la economía (capitales no españoles), que han hecho posible el desarrollo de un sistema de producción que ha beneficiado en gran medida a países como Francia, Alemania, Holanda, o bien a grandes corporaciones multinacionales. ¿Qué ocurre ahora? Que esos gigantescos fondos de inversión extranjeros, los que tienen el capital, no ven actualmente a España como un país solvente en el que se pueda producir de forma competitiva, como se puede conseguir ahora mismo en multitud de lugares: en Asia, EE.UU., Rusia, Latinoamérica, China…
El modelo que había servido a España se ha roto y ya no sirve. Para dar la vuelta a la situación, España necesita en primer lugar adoptar medidas jurídicas, fiscales y económicas que permitan a millones de personas, de cualquier edad, emprender y autoemplearse, permitir mediante las condiciones adecuadas dar rienda suelta a la creatividad y la competencia libre.

Los aspirantes a trabajar en España deben saber que lograr un trabajo va a depender de que se creen ellos mismos ese empleo. O bien que salgan fuera del país a trabajar. El gobierno debe impulsar esas dos líneas: fomentar una emigración coordinada y con apoyo a los que viajen, y permitir las condiciones óptimas para que los que se queden puedan emprender y construir sus propios empleos. Hasta ahora se ha hecho muy poco en ambos sentidos, mucho menos de lo que se puede hacer y de lo que se debe hacer.
El empleo en España pasa ahora mismo por que la gente cree sus propios trabajos, en la medida en que puedan y tengan recursos, proyectos más grandes o pequeños, pero proyectos que les permitan trabajar y conectarse al mercado. España necesita cambiar su modelo económico, no depender tanto de capitales extranjeros ni de empresas de fuera para crear empleo o riqueza. Necesita potenciar un modelo más autóctono, basado en el talento nacional, capital español e ideas propias. Un modelo que debe desarrollarse desde la base y desde dentro. Ahora muchas de las decisiones que importan se toman fuera de España, por ejemplo, en Bruselas, o en las capitales donde tienen sede las grandes empresas (Renault, Volkswagen, Google, Microsoft, Yahoo, Sony, Samsung…). Es algo que se debe cambiar desde el interior del país, fomentando y potenciando empresas españolas, pero de todos los tamaños, no sólo las grandes corporaciones. Son las pequeñas y medianas empresas las que crearán los empleos que España necesita. Se trata de un cambio de modelo productivo completo para poder crear empleo en toda la sociedad y no únicamente en algunos sectores o capas sociales.
Eso pasa, entre otras cosas, por olvidarse de subvenciones, papá Estado, bajar impuestos, pagar salarios justos, aumentar la competitividad y empezar a trabajar más y mejor y con otra mentalidad. Y eso empieza, o debe empezar, desde el gobierno y hasta el último ciudadano con ganas de trabajar. Es hora también de aprovechar las oportunidades en el extranjero, sobre todo en el ámbito cultural común de Iberoamérica, para inyectar indirectamente liquidez a la sociedad, invertir capitales en España y hacer un consumo responsable por parte de los ciudadanos que apueste por productos españoles de calidad. Es un momento clave para la recuperación y el empleo, pero está en manos del gobierno y los ciudadanos saber coger el tren que lleva al futuro.