El hábito de escribir
No nos engañemos ni se dejen engañar. Escribir más y mejor sólo depende de uno mismo y del esfuerzo que se realice. Lo sé, les han contado un montón de milongas sobre trucos y estrategias para escribir más y sacar adelante esa novela genial o esos artículos que dejan al personal con la boca abierta por el talento que destilan por los cuatro costado o por su cara bonita…
Pues nada de todo eso se logra aplicando esos trucos de taller de escritura si no los acompaña, y con una buena dosis, de disciplina y fuerza de voluntad para escribir todos los días del año. Sí, lo sé, no hace falta que me digan que estamos sometidos a distracciones de todo tipo: el cine, la música, las series de televisión, libros, compras, viajes, familias, compromisos… patatín y patatán. Apenas queda tiempo para escribir. ¡Zarandajas! Claro que hay tiempo para escribir. Sólo es necesario tener ganas y entusiasmo. Pero depende de uno mismo y de nadie más, del esfuerzo personal y del compromiso que se tenga con el oficio. La motivación es un importante recurso a la hora de escribir más. Se necesita sentir cada día esa motivación y no dejar apagar el fuego de la inspiración. El hábito de escribir nos permite escribir más y mejor con el paso del tiempo, el esfuerzo, el sacrificio, el aprendizaje y la práctica. Es una carrera en la que inviertes en tu oficio. Tanto escribes mejor, tanto más puedes competir.
Cada persona tiene sus ritmos y recursos para escribir. No es lo mismo afrontar una novela que un artículo, una entrevista o un reportaje, un poema o un ensayo. Por eso conviene desarrollar las habilidades de acuerdo al trabajo que se realiza y poner en práctica en su justa medida los trucos y habilidades que enseñan en talleres y que otros escritores y plumillas varios aconsejan. Lo que a uno le funciona a otro no. Es necesario identificar aquello que te permite escribir más y mejor a ti, no al vecino. Y sólo así, con las dosis adecuadas de perseverancia y trabajo duro, se consigue escribir de forma profesional.