Desafíos urgentes para la Administración Trump
Los desafíos urgentes que afrontará la Administración Trump a partir de enero de 2017 se centran en varias áreas que requieren de medidas inmediatas. Los analistas que nos ocupamos de estas cuestiones para asesorar pronto y bien al presidente Trump hemos identificado las prioridades en las que debemos centrarnos. Aunque algunas son de carácter reservado y no pueden ser divulgadas, les refiero aquí aquellas que pueden ser de dominio público (parcialmente).
La gestión del Department of Homeland Security (DHS), que necesita de una reorganización integral y un impulso a su liderazgo y cambios estructurales profundos. La National Defense Authorization Act avanza algunos de estos pasos, pero debemos lograr un trabajo más eficiente y operaciones más cohesionadas.
Fortalecer las leyes de inmigración para deportar a inmigrantes con un historial criminal. Esto es fundamental porque tenemos un montón de inmigrantes ilegales sembrando el terror y la delincuencia por todo el país. En 2016 sólo se han deportado a 63.000 inmigrantes ilegales criminales, en comparación con los 150.000 en 2015. Las acciones ejecutivas de Barack Obama sobre el control de la inmigración deben ser anuladas, y reforzar el programa 287 (g), que capacita y permite a la policía estatal y local para hacer cumplir las leyes de inmigración. Rápida eliminación de la Sección 235 de la Ley de inmigración, que no debería ser ampliada para desalentar los aumentos de inmigración ilegal. Fiscales, jueces y agentes adicionales deberían ser solicitados de manera que más casos pueden ser escuchados y los inmigrantes ilegales con expediente criminal deportados rápidamente. La ley debe asegurarse de que los inmigrantes ilegales criminales aparecen en sus audiencias judiciales utilizando más medios alternativos a la detención, como las tobilleras de localización GPS.
La seguridad cibernética nacional, o ciberseguridad, es otra de las áreas clave en las que necesitamos reformas y medidas urgentes, además de lograr un mejor seguimiento y mejora de la Cybersecurity Information Sharing Act, con el objetivo de que se incremente el intercambio de información entre los sectores públicos y privados. Necesitamos mejorar el sistema “Einstein” de detección y prevención de intrusiones cibernéticas. Lo necesitamos como el comer, el respirar y el… lo que usted quiera poner.
Hay que diseñar una nueva política y directrices eficaces de respuesta a los ataques cibernéticos patrocinados por Estados o ciudadanos extranjeros. Estados Unidos debe aprovechar todos los recursos diplomáticos, financieros, económicos, militares, legales, etc, para lograr que las medidas sean plenamente efectivas y no tiros al aire.
Impulsar un proceso de análisis exhaustivo y adecuado de los inmigrantes, refugiados y visitantes que quieran entrar en Estados Unidos. Actualmente, el proceso para ofrecer refugio tarda una media de 12-18 meses en completarse, con la verificación de antecedentes que se solicitan a través de diversas bases de datos de diferentes departamentos: Departamento de Estado, DHS, FBI, y las bases de datos del Centro Nacional de Contraterrorismo. Las entrevistas y los escrutinios deben ser adicionales y mejorados en el caso de refugiados procedentes de países conflictivos: Siria, Irak, Afganistán, Libia…
Otro de los grandes desafíos pendientes es reparar las capacidades de la comunidad de inteligencia de los Estados Unidos, para lo cual es necesario colaborar estrechamente con el Congreso. Necesitamos nuevas autorizaciones de investigación, análisis de riesgos, personal más cualificado en determinados lugares y aprovechar plenamente los medios tecnológicos y humanos que disponemos sin que la burocracia nos limite.
La obtención de inteligencia para cuestiones de seguridad urbana, lucha antiterrorista, economía, finanzas, defensa, e inmigración, debe ser relanzada. Nuevos procedimientos deben ser aprobados para mejorar la calidad de la inteligencia y la rapidez en su gestión, que es vital.
Estos son desafíos a corto plazo que deben ser atendidos para mantener la seguridad nacional de Estados Unidos. Todos ellos en manos ahora del presidente electo Donald J. Trump.