Factores para comprar un libro
Durante décadas la industria editorial de todo el mundo se ha esforzado en encontrar las claves que permiten vender bien un libro. Ya saben, esa corriente invisible que aumenta las ventas, que se convierte en un maná y enriquece a la editorial y al autor hasta que son la envidia cochina de la competencia.
Así que no es extraño que haya decenas de estudios, algunos incluso serios, en busca de esas claves, cual pócima mágica, que permitan despuntar en el mercado saturado de títulos y lograr ese éxito soñado que hará bailar de alegría al editor y al escritor, y dar palmas a cuantos les rodean (correctores, ilustradores, maquetadores, publicistas…), por aquello de que a mí algo me caerá.
Todos estos estudios se han topado con las preguntas de rigor: ¿Por qué un libro se vende más que otro de similares características o calidad? ¿Por qué esa novela sin grandes campañas de marketing se convierte en un fenómeno literario y comercial? ¿Por qué el libro de Fulano, que es un experto docto en la materia y ha escrito con primor una novela de setecientas páginas merecedor de un Pulitzer…por lo menos…se queda a verlas venir y no se come un colín en ventas? ¿Por qué los lectores se fijan en un autor y su obra y lo encumbran de la noche a la mañana? ¿Será por su carisma? ¿Por qué escribe de lujo y encima habla de maravilla en presentaciones y entrevistas? ¿O será porque es una mujer atractiva, sexy y enseña piernas y pecho a mansalva? A ver, por qué, ¿eh?
Los estudios se hacen estas y otras mil preguntas. De verdad. Todo por encontrar las susodichas claves que permitan obrar el milagro de las ventas. Un milagro complicadísimo actualmente y que se vende caro. En este punto entran en acción los expertos y sus teorías. Agárrese bien porque es para nota. Afilan lengua y lápices, mentes y ordenadores, y se lanzan a plantear posibilidades e hipótesis cual lluvia monzónica. ¿Será porque el tema de la novela está de moda? ¿Será por las reseñas que lo han puesto por las nubes? ¿Será por esa hábil campaña de promoción que no parece campaña pero hace que el autor y su libro esté en todas partes (oiga, como Dios, pero en versión terrenal). ¿Será porque el autor es un rostro popular en la TV? ¿O porque es una fémina de miradas insinuantes y complicidades calladas con las lectoras?
En estas, no les quepa dudas, se hace la luz al fin, y es lo que pensábamos los escritores toda la vida. ¡Es por la historia! ¡Por una buena historia! Los estudios y encuestas de quienes se dedican a estas cosas (deben tener más bien poco que hacer) ponen de relieve algo que en realidad ya sabíamos (los más espabilados) o incluso sospechaban (los más lentitos): para vender un libro bien lo importante es una buena historia. Olvídese de lo demás, el factor decisivo para que un libro tenga éxito es que tenga una buena historia que contar.
Otros factores más o menos importantes que los expertos barajan son: la portada del libro, el género, el blog del autor, sus artículos y comentarios, disponibilidad para leer un extracto de la novela, sinopsis promocional, recomendaciones de otros lectores, precio, reseñas, la popularidad del autor, y sugerencias en Amazon, Goodreads o Twitter.
Pero de todos ellos los decisivos son, según las encuestas y estudios rigurosísimos: la historia del libro, las cubiertas y la sinopsis promocional. O sea, lo que ya sabíamos desde hace décadas. Y me pregunto yo, como lector y escritor: Para este viaje ¿necesitábamos estas alforjas? ¡Anda ya!
Menos estudios sesudos y más buenas historias.