Protección de arroyos
En una colaboración histórica, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) y el Ejército norteamericano han finalizado la Norma de Agua Limpia, que tiene como objetivo proteger de la contaminación y la degradación a los arroyos y humedales más importantes de los recursos hídricos de la nación.
Esta norma asegura que las aguas protegidas bajo la Ley de Agua Limpia estén definidas con mayor precisión y que la concesión de permisos sean menos costosos, más fáciles y rápidos para los negocios y la industria. La norma está fundamentada en la ley y los últimos avances científicos. No crea nuevos requisitos en materia de autorización de permisos para la agricultura y mantiene todas las exenciones y exclusiones.
Como bien afirman desde la EPA, para que el agua de los ríos y lagos en nuestras comunidades que suministran agua potable esté limpia, los arroyos y humedales que la alimentan tienen que estar limpios también. Por ello, proteger nuestras fuentes fluviales es esencial para su conservación y para protegerlos de los impactos del cambio climático como las sequías, el alza en el nivel del mar, las tormentas más fuertes, y las temperaturas más cálidas. Esta Norma de Agua Limpia permitirá proteger estos importantes recursos hídricos, lo que a su vez fortalecerá nuestra economía y proveerá certeza a los negocios estadounidenses.
Esta norma marca el comienzo de una nueva era en la historia de la Ley de Agua Limpia y responde a la exigencia pública de mayor claridad, consistencia y predicción en la toma de decisiones jurisdiccionales. Se espera que el resultado sea un mejor servicio público a nivel nacional.
El agua es uno de los recursos vitales y su cuidado y seguridad entra dentro de los criterios de la estrategia de seguridad nacional. La gente necesita el agua limpia para su salud: Cerca de 117 millones de personas en Estados Unidos—una de cada tres—obtienen agua potable de arroyos que carecían de una protección clara antes de la Norma de Agua Limpia.
Pocas veces los ciudadanos se paran a pensar que en realidad el tan apreciado modo de vida americano depende del agua limpia y potable, así como que los ecosistemas saludables son los que proveen un hábitat para la vida silvestre, lugares para la pesca, la natación y otros deportes acuáticos. Así, el agua limpia se constituye en el motor económico, incluso para la manufactura, la agricultura, el turismo, el ocio y la producción de energía. La salud de nuestros ríos, lagos, bahías y aguas costeras está influenciada por los arroyos y humedales donde comienzan.
La EPA y el Ejército están impulsando esta normativa para proveer claridad a las protecciones bajo la Ley de Agua Limpia. En ella se incluyen estudios científicos que demostraron que los pequeños arroyos y humedales desempeñan un rol integral en la salud de cuerpos de agua más grandes corriente abajo.
Además, los cambios climáticos hacen que la protección de los recursos de agua sea aún más esencial. Los arroyos y los humedales proveen muchos beneficios para las comunidades al retener las aguas de las inundaciones, recargar los abastecimientos de aguas subterráneas, filtrar la contaminación y proveer hábitat para los peces y la vida silvestre. Los impactos de las sequías, las tormentas y las temperaturas más cálidas, amenazan la cantidad y la calidad de las aguas de Estados Unidos. Por eso proteger los arroyos y humedales mejorará la preparación de toda la nación para los cambios climáticos que se avecinan.