Una de las mejores vías de integración social y para conceder oportunidades reales de progreso a los jóvenes, es la educación adaptada a sus necesidades. Por eso son tan importantes los programas educativos cuyos objetivos son proporcionar las herramientas educativas y de conocimiento necesarias para alcanzar una sólida formación que permita el acceso al mercado de trabajo.
Si son importantes los programas educativos adaptados, aún lo son más en el caso de los inmigrantes que viven en este país (Estados Unidos). Por esta razón significa una magnífica noticia el impulso al programa federal conocido como «Deferred Action». Además, el Concejo Municipal de Nueva York ha propuesto destinar 13 millones de dólares para crear plazas educativas a las que opten los jóvenes inmigrantes sin papeles para que puedan calificar a este programa migratorio del gobierno federal. Los conocidos como “dreamers” (soñadores) tendrán así una vía para regularizar su situación mientras siguen formándose.
Estos jóvenes necesitarán haberse graduado de la escuela superior o estar inscritos en escuelas o programas educativos para adultos. El valor de este programa no sólo es su formación educativa sino también su alcance, ya que permitirá ayudar a alrededor de 16.000 neoyorquinos a completar su formación y obtener mejores trabajos, evitar la deportación y proporcionar más estabilidad a sus familias.

De esta forma, Nueva York crea oportunidades para estos jóvenes de una forma activa y se convierte en una ciudad amigable y en parte de ese gran sueño americano de tantos jóvenes y familias, a los que abre un futuro en igualdad.
Este fondo de 13 millones de dólares permitirá a Nueva York financiar a organizaciones locales para que ofrezcan una plaza en programas educativos para adultos por cada joven inmigrante que puede solicitar ayuda de la iniciativa federal de regularización. La ciudad calcula que 16.000 inmigrantes necesitan inscribirse en alguna escuela o programa educativo antes de solicitar «Deferred Action».

Esta iniciativa federal que afecta a jóvenes inmigrantes, permite suspender temporalmente su deportación y otorgarles un permiso de trabajo si cumplen con una serie de requisitos. El programa beneficia a jóvenes que fueron traídos a Estados Unidos ilegalmente por sus padres cuando eran niños y que son conocidos como «dreamers». Sólo en Nueva York, la iniciativa ha beneficiado ya a 79.000 jóvenes que podrán continuar así con sus sueños.
Este fondo aprobado en Nueva York ha sido apoyado firmemente por el actual alcalde, Michael Bloomberg, y por la presidenta del Concejo Municipal, Christine Quinn, quien ya se perfila como su sucesora, cuando su mandato concluya el mes de noviembre de este año.