Compromiso con la lectura
La lectura implica compromiso personal ante todo. Quizá por eso se encuentra en crisis en estos tiempos. Mucha gente es incapaz de mantener sus compromisos. ¿Por qué iban a seguir leyendo si nadie les ve hacerlo o sabe que leen? Es una cuestión de compromiso con uno mismo, de coherencia en las ideas y las creencias, de cultivarse intelectualmente.
Una gran parte de las sociedades modernas desprecian los compromisos y los cambian a las primeras de cambio o en cuanto surgen dificultades. Se busca lo fácil y lo que no cuesta nada. Leer cuesta tiempo, dinero y esfuerzo. Sí, también proporciona momentos de ocio sensacionales y enriquece, pero en el altar del “todo gratis, ahora, rápido y que no haga pensar nada” que se impone por todas partes, la lectura queda relegada a las personas a las que verdaderamente les apasiona leer y tener un libro en las manos, bucear en los títulos y descubrir autores y novelas con entusiasmo de explorador bibliográfico.
Por todo esto, los índices de lectura no se aumentan con iniciativas gubernamentales y despilfarrando dinero de los contribuyentes. Se trata de compromiso personal, de leer por iniciativa propia. Siempre ha sido así. Desprecio todos esos actos organizados para impulsar una determinada literatura actualmente, ese afán de gobiernos y gobiernillos, de responsables culturales puestos a dedo en diversos organismos y medios de comunicación, empeñados en imponer un estilo de libros en el mercado, marginando y desterrando todo lo que se sale de lo políticamente correcto y progresista. Una tendencia que en el sector de los libros ha devastado el panorama y arrojado miles de libros que todos juntos no valen una puñetera mierda. De éstos, se publican centenares cada año, degradando lo que los lectores pueden leer.
El compromiso con la lectura implica siempre libertad de elección, pero en el mercado actual los editores están ofreciendo un determinado tipo de lectura que sólo fomenta el borreguismo intelectual, el seguir a la manada principal y no pensar en absoluto. Rechazo profundamente esas iniciativas culturales que se ponen en marcha con la excusa de fomentar la lectura, y que sólo fomentan un tipo de libros con un sesgo ideológico a la izquierda, sin ofrecer alternativas.
La lectura siempre ha sido un factor de libertad importante y de pensamiento libre de las sociedades más avanzadas. Por desgracia, eso queda reducido a la nada con libros fabricados expresamente para un mercado de borregas ( y algunos borregos) que no saben diferenciar entre buenos libros que abren las fronteras intelectuales para quien lo lee.
Si en vez de leer Warlock, la gente lee las sombras del Grey y su Anastasia (locos de atar), la degradación es que ya ha avanzado mucho y requiere medidas drásticas. Un compromiso con la lectura requiere compromiso con leer buenos libros, no deben de ser siempre de literatura clásica, se puede leer y se debe leer literatura comercial, pero de calidad, no basurilla progresista encuadernada.
El compromiso con la lectura es individual y dice mucho de la persona lo que lee y si lee o no.