A vueltas con la lectura
Los niveles de lectura en el mundo van mejor, mal o peor según los países en los que te fijes, de acuerdo a su nivel educativo y de concienciación sobre este tema. Los países con los índices de lectura más elevados, según el ranking World Culture Score Index, son: India, Tailandia, China, Filipinas, Egipto, República Checa, Rusia, Suecia, Francia, Hungría y Arabia Saudita.
Dada la importancia de la lectura para el desarrollo de una sociedad, esto nos anticipa qué países van a experimentar un progreso sustancial. Sorprende, por lo negativo, los malos índices de lectura de muchos países occidentales, entre ellos los europeos, como España, a la cola. Los índices de lectura no son una anécdota, sino que marcan la tendencia de las sociedades con más potencial de crecimiento educativo. Un papel que tradicionalmente han sostenido Estados Unidos, Japón y Europa, que hasta hace sólo cinco años ocupaban los primeros puestos de estos rankings, pero que están descendiendo por las malas políticas que se aplican a nivel educativo y de fomento de la lectura.
Esto me lleva a ocuparme de alguna de las ocurrencias de Daniel Fernández, el nuevo presidente de la Federación de Gremio de Editores de España, que ha expuesto las líneas generales de su programa de acción, entre las que se encuentra la propuesta de un plan nacional para la lectura, llamado Plan Integral de Fomento del Libro y de la Lectura, y que estaría basado en ayudas a la compra directa de libros. Subvención pura y dura. Para qué vamos a andarnos con rodeos, ¿verdad, Daniel? Dinero público para sostener lo insostenible y mantener un mercado artificialmente vivo.
A este buen hombre y a los que le rodean deberíamos apuntarlos a un curso de libre mercado y cultura competitiva, y esperar a que nos traigan las calificaciones antes de ponerlos al frente de semejantes responsabilidades. Pero, a ver, ¿en qué andaría pensando para proponer semejante disparate? No quiero ni pensarlo.
Subvencionar la lectura sólo fomentaría un mercado falso y ocultaría todos los vicios y problemas que el sector editorial debe solucionar, y que podemos sintetizar, así a vuela pluma, en la calidad de las publicaciones, lo producción excesiva de libros, el colapso de la distribución y su nefasta gestión, el ebook, el monopolio de los grandes grupos editores, el hundimiento de las librerías, etc.
Destinar dinero público para sostener un mercado del libro en España, que es totalmente inviable tal y como está ahora, sería un robo a los impuestos de los ciudadanos en su cara, y una pésima estrategia, porque se seguirían editando auténticas bobadas que nadie leerá, por lo que los índices de lectura seguirán por los suelos y la sociedad alejándose de la cultura y los libros.
La subvención de la lectura sólo beneficiaría a los mismos de siempre: grandes grupos editoriales y sectores bien conectados con las instituciones que puedan echar mano a ese dinero (me da la risa floja pensar en las condiciones que puedan poner para otorgar esas subvenciones), y aplazaría sólo temporalmente el hundimiento de los incompetentes y los no competitivos, enquistando los problemas que tiene el sector.
Esta propuesta en realidad no se centra en fomentar la lectura, sino más bien la venta de libros y destinar dinero público a unas editoriales insostenibles, lo que supone falsear la realidad de que la sociedad española apenas lee (salvo una minoría). España sí necesita un plan de fomento de la lectura, pero uno real, que fomente nuevos lectores, que implique a todo el tejido cultural: escritores, editores, bibliotecas, librerías, clubes de lectura, etc. Sólo con un buen plan la lectura aumentará ésta y el sector editorial verá sanear sus cuentas de una forma sana y real, con futuro, pues únicamente los lectores comprometidos, que leen de verdad y compran sus libros, salvarán a la industria editorial.
Lo vemos en el caso de Estados Unidos, donde las ventas reales de libros, sin subvenciones, favorecen un entorno de crecimiento cultural y económico, con un sector editorial pujante, competitivo y lleno de talento en todos los niveles.