Águila imperial ibérica
La protección del águila imperial ibérica, una de las especies más valiosas de los ecosistemas españoles, debería ser una prioridad. El aumento de los casos de expolio detectados en España es una tragedia que se debe evitar cuanto antes.
La avaricia humana y el lucro, como siempre, están detrás de quienes se dedican a esta rapiña para vender las rapaces en el mercado ilegal. El peso de la ley, que contempla prisión para estos actos, debería aplicarse con seriedad, lo mismo que la persecución de quienes se dedican a ese infame comercio.
El número de casos de expolio de nidos de águila imperial ibérica (Aquila adalberti), que es la rapaz más amenazada de Europa y catalogada como «en peligro» en España, han aumentado de forma muy significativa, según alertan desde la organización SEO/Birdlife. Un llamamiento que debería tener más difusión de la que le conceden los medios de comunicación.
La falta de vigilancia sobre los nidos en riesgo o su disminución, está en la base de este incremento del expolio sobre esta especie. Ya son varios los casos detectados de ejemplares de águilas imperiales ibéricas heridas y en cautividad.
El comercio ilegal de especies es el que está detrás de este repunte y al que habría que atacar con mayor determinación de la que se hace. No es que no se pueda o no se conozca, es que no hay voluntad de desarticular estas mafias. Porque poder, se puede hacer y además de forma contundente.
Por supuesto, eso requiere hacer frente a las mafias y a los compradores, que muchas veces proceden de países como Emiratos Árabes Unidos y otros, que llegan a ofrecer miles de dólares por especies como las águilas imperiales o los halcones.
Es cierto que las penas de prisión que contempla el Código penal español para los actos de expolio de rapaces, la recolección de crías, la posesión, el transporte, el tráfico y el comercio de estos animales es de risa: apenas dos años, que nunca se cumplen. Lo primero para demostrar la seriedad en la lucha contra este comercio y sus mafias, es incrementar esas penas de prisión y endurecerlas de verdad. No menos de veinte años. Así como penalizaciones económicas cuantiosas que disuadan este comercio. No se entiende que pudiendo legislar de forma adecuada, no se haga. Que pudiendo impedir realmente este tráfico de especies de alto valor biológico y ecológico, no se impida. Que pudiendo destinar los recursos necesarios para proteger bien al águila imperial ibérica, no se haga y se destinen recursos económicos y humanos a temas absurdos. Si esta es la España que están construyendo actualmente, da vergüenza ajena.
Que teniendo una de las joyas del mundo animal como el águila imperial ibérica, no se proteja bien y se ponga en riesgo su recuperación, es para hacérselo mirar.