Amenazas terroristas creíbles
El mundo se ha convertido en una fuente constante de amenazas a la seguridad y la prosperidad de Estados Unidos y, por ende, de Occidente. Cada día, los servicios de Inteligencia estadounidenses y los especialistas en estos temas, localizamos, cribamos e identificamos decenas de amenazas que son clasificadas según su potencial peligrosidad y nivel de riesgo.
Hoy quiero compartir con ustedes tres de esas amenazas terroristas que han surgido en los últimos meses como tres granos en el culo, por así decirlo. Igual de molestas y prescindibles, pero que siguen ahí haciendo la puñeta. De un lado la posibilidad real de que el Daesh (Estado Islámico) se haga con un arma nuclear, que está buscando activamente, y que podría provocar el mayor y más letal ataque terrorista de la historia, dejando pequeño los ataques del 11/S. Hay identificados varios canales a través de los cuales esa venta de armas nucleares podría concretarse, bien a través de Pakistán, Corea del Norte, Rusia y algunas mafias de traficantes independientes ansiosas de dinero contante y sonante. Los datos son lo suficientemente preocupantes como para adoptar medidas preventivas y elevar el nivel de alerta en esas áreas.
La información de Inteligencia apunta claramente varias rutas a través de las cuales los yihadistas podrían hacer llegar el arma nuclear a Estados Unidos; rutas que deberían ser monitorizadas y vigiladas constantemente, pese a que algunas presentan problemas de… ejem.., digamos colaboración internacional. Algunos datos recientes apuntan otra inquietante posibilidad: que los yihadistas opten por detonar la bomba nuclear en algún punto de Europa o Asia, lo que sería más fácil de conseguir para ellos.
En estos momentos, células yihadistas están conspirando para cometer ataques terroristas de enorme magnitud. No es una posibilidad lejana ni remota, no son pistas falsas ni información exagerada, sino real, verificable y creíble. Como lo es otra amenaza que ha surgido en el horizonte: un ataque yihadista con un pulso electromagnético (EMP). A fecha actual, las infraestructuras civiles occidentales no están adecuadamente preparadas para afrontar una catástrofe de estas características. En Estados Unidos estamos intentando aprobar medidas de seguridad para preservar infraestructuras críticas en los sectores eléctricos, energéticos, etc. Son medidas prioritarias que venimos demandando desde la Inteligencia estadounidense. De nada sirve lanzar la voz de alarma e identificar las amenazas si algunos responsables políticos siguen ciegos y sordos.
Por último, pero más preocupante por su inmediatez, es el peligro real de los llamados «lobos solitarios»: occidentales radicalizados que realizan la yihad en Estados Unidos, Europa o cualquier país islámico, en contacto con grupos afines a Al Qaeda o Daesh, y cuyas acciones son enormemente dañinas por ser de muy difícil previsión. El combate contra estos «lobos solitarios», como Muhammad Youssef Abdulaziz, responsable de los recientes ataques en dos bases militares de Chattanooga, Tennessee, que ha dejado cinco víctimas mortales, es el gran desafío inmediato para las fuerzas de seguridad y la comunidad de inteligencia. Los objetivos y las causas que impulsan a estos desquiciados, cuyos cerebros están bien lavados por el integrismo islamista, son tan impredecibles que sólo nos quedan algunas actuaciones para impedir estos ataques indiscriminados; actuaciones que se ven limitadas por algunos medios de comunicación y responsables políticos más preocupados por los derechos de los terroristas que por las libertades de ciudadanos responsables. Cuando desde la propia Administración se intenta rebajar el perfil de estos ataques terroristas, haciéndolos pasar por simples asesinatos, algo que jalean algunos periodistas y corresponsales extranjeros, mal vamos y poco ayuda en la estrategia de lucha contra los yihadistas «lobos solitarios». Si queremos evitar más ataques de este tipo, necesitamos controlar de cerca a los individuos que encajan en los perfiles que se han desarrollado y que identificamos como potenciales peligrosos. Como no me canso de repetir, está muy bien conocer todo acerca de estos impresentables, desde dónde rezan, conspiran y hasta la marca de los calzoncillos que llevan estos tipejos del yihadismo, pero está mejor echarles el guante a tiempo, apretarles las tuercas y evitar que provoquen estas masacres y nuevas víctimas. Sobre todo cuando podemos hacerlo en un elevado porcentaje si nos dejamos de tonterías políticamente correctas y actuamos como sabemos y podemos hacer.
Estas tres amenazas terroristas creíbles están ahí fuera y debemos afrontarlas cuanto antes con todos los recursos posibles y las medidas adecuadas. Aquí no valen politiqueos ni gestos de cara a la galería de la opinión pública.