Trump y la Ley de Autorización de Defensa Nacional
El presidente Donald Trump prometió en campaña electoral que reconstruiría el ejército de los Estados Unidos y fortalecería el poder militar de la nación. Es exactamente lo que está haciendo y cumpliendo.
La reciente firma en Fort Drum, en el estado de Nueva York (sede de la 10th División de Montaña del ejército), de The National Defense Authorization Act (Ley de Autorización de Defensa Nacional – NDAA o H.R. 5515) para el año fiscal 2019, mediante la que se asignan más de 716.000 millones de dólares al sector militar estadounidense, representa la inversión más elevada para nuestras Fuerzas Armadas y el compromiso más firme en desarrollar el potencial militar desde la presidencia de Ronald Reagan. La NDAA es un documento de casi 800 páginas que pocos especialistas y ningún periodista progre se habrá leído en su totalidad antes de parlotear como falsos entendidos.
Después de los recortes sangrantes de Barack Obama, que debilitaron el tejido militar americano, Trump no se anda por las ramas, como en él es habitual, y pone sobre la mesa un presupuesto acorde con las necesidades del país en estos momentos.
El presupuesto garantiza la reconstrucción de las Fuerzas Armadas, su innovación y, en último término, la libertad de la que goza el país. Libertad que siempre han garantizado nuestros aviones, barcos, tanques y misiles. Que ahora se verán renovados completamente. Este presupuesto, que ya contaba con la aprobación unánime del Congreso, representa un éxito más en la agenda presidencial, que ha logrado firmar la ley presupuestaria antes del 1 de octubre, fecha en la que se inicia el año fiscal, algo que no ocurría desde 1996.
Trump, que está demostrando que es un crack negociador, ha logrado arrancar un incremento de 16.000 millones de dólares respecto al presupuesto del año anterior, que ya aumentó considerablemente. El presupuesto, que maneja cifras mareantes pero muy necesarias para acometer los desafíos que afronta Estados Unidos, se desglosa en 639.000 millones de dólares para el Pentágono y 69.000 millones para operaciones externas de las Fuerzas Armadas fuera del país, por ejemplo, en Afganistán y Siria. Un capítulo presupuestario va enfocado a la modernización del programa de misiles nucleares, con más de 22.000 millones de dólares.
Con ser importante la inversión en armas y nuevo material, no es lo único trascendente de este presupuesto, que incluye un aumento salarial del 2,6% para las tropas, el aumento más alto en nueve años, así como un aumento del 3.4 por ciento para subsidio básico de subsistencia y un aumento del 2.9 por ciento para la asignación básica para la vivienda. Trump ha puesto el énfasis en remunerar de forma conveniente a quienes defienden la seguridad y la libertad de todos. Además, se fortalece el aspecto humano con la contratación de 15.600 nuevos soldados. Se dota de un presupuesto de 6.300 millones de dólares la Iniciativa Europea de Disuasión, que contempla un incremento estratégico de personal militar en Europa; 250 millones de dólares para adquisición de material defensivo por parte de Ucrania; 150 millones de dólares para desarrollar antes del año fiscal 2022 capacidades militares ofensivas y defensivas que permitan hacer frente de forma urgente a ataques convencionales de Rusia y China.
El Pentágono podrá destinar parte del presupuesto a la compra de 77 aviones cazabombarderos F-35 (7.600 millones de dólares) y o la compra de helicópteros Black Hawk UH-60M (85 millones de dólares). Habrá presupuesto por fin para el desarrollo del bombardero B-21 Raider y la Armada podrá plantearse la adquisición de tres buques de combate litoral, un portaaviones clase Ford (que sería el cuarto), seis rompehielos y un submarino nuclear tipo Columbia. Material que está haciendo tanta falta como el comer.
La ley presupuestaria autoriza al ejército la compra de 5.000 vehículos de combate: 135 tanques M1 Abrams, 60 Bradley, 197 blindados multipropósito y cerca de 4.000 vehículos tácticos ligeros, y helicópteros CH-47F Chinook . Asimismo, autoriza la compra de nuevos helicópteros Black Hawk y Apache para la Guardia Nacional.
También concede140 millones de dólares a la Agencia de Defensa de Misiles para el desarrollo de proyectos de detección de energía dirigida y sensorial, así como capacidades de defensa hipersónica. Los esfuerzos del ejército para integrar sus sistemas de defensa de misiles Patriot y Terminal High Altitude, o THAAD, también obtienen 284 millones de dólares.
La ley firmada por Trump introduce restricciones a la compra de equipos de telecomunicaciones de producción china, así como la participación de la Armada del Ejército Popular de Liberación en los ejercicios marítimos RIMPAC durante al menos cuatro años. Exigencias ambas que numerosos expertos veníamos solicitando desde hace años. Otra prohibición es la entrega de cazas F-35 a Turquía.
La NDAA incorpora también la Ley de Modernización de la Revisión de Riesgos de la Inversión Extranjera, que es esencial para afrontar los riesgos derivados de inversiones en sectores estratégicos que afectan a nuestra seguridad nacional.
La ley prohíbe la cooperación militar con Rusia y congela congela la implementación del Tratado de Cielos Abiertos con Rusia al haberse producido su incumplimiento por parte rusa.
La ley dicta también algunos pasos hacia la creación de una «Fuerza Espacial» como un nuevo servicio militar que podría crearse para 2020 a través de una legislación separada.
Con este nuevo presupuesto de defensa, Trump acelera el proceso para restaurar completamente el poderío militar de los Estados Unidos, gravemente mermado durante los dos mandatos pésimos de Obama. Esta legislación y estos fondos presupuestarios mejorarán de forma notable la agilidad e respuesta militar del país y modernizará nuestras Fuerzas Armadas de tal manera que el presidente disponga en todo momento de las herramientas necesarias para hacer frente a todo tipo de crisis con la garantía de poder luchar con los mejores medios tecnológicos y los recursos humanos más especializados; garantía de ganar en cualquier circunstancia. Algo vital cuando se trata de proteger nuestra nación y la libertad ganada y mantenida con el esfuerzo y el sacrificio de generaciones de americanos patriotas.
El presupuesto militar contempla también la autorización de un desfile militar en Washington en noviembre, tal y como quería Trump para homenajear a las Fuerzas Armadas, que tienen un papel relevante en la historia de este país y en el día a día.
Trump ha firmado esta ley presupuestaria delante de un helicóptero Apache del ejército y una bandera del país. Símbolos que reflejan el poderío militar estadounidense y que Trump se ha encargado de impulsar con medios y dinero desde una presidencia fuerte de la que él es el símbolo.