Trump diseña otra Organización Mundial de la Salud
No hay nadie en el panorama político mundial que se atreva a exponer la verdad sobre todos los asuntos importantes como Donald Trump. En su agenda para el segundo mandato presidencial también ha puesto en la diana a la Organización Mundial de la Salud, que se ha convertido en un tinglado burócrata corrupto y global para estafar a Estados Unidos y otros países que contribuyen económicamente, pero que en realidad está en manos de China, que la controla por completo. Para comprobarlo, basta con analizar la gestión de la pandemia del coronavirus. Cuando el Covid 19, al que Trump denomina virus chino con toda la razón, llegó a Estados Unidos hace tres años, la Organización Mundial de la Salud ocultó las huellas del Partido Comunista Chino en cada decisión que se tomó. Para Trump fue una victoria dulce poner fin a la relación de Estados Unidos con la Organización Mundial de la Salud y cortar el suministro de dinero a esa organización manipuladora y corrupta.
Estados Unidos, con una población de 330 millones, pagaba a la Organización Mundial de la Salud casi 500 millones de dólares al año cuando Trump sacó al país de ahí. China pagaba sólo 40 millones de dólares a pesar de que tiene 1.400 millones de personas. Es decir, Estados Unidos pagaba más de diez veces esa cantidad.
Ese despilfarro de dinero público es típico de Estados Unidos en las últimas décadas a manos de políticos que han olvidado que su objetivo prioritario debe ser el pueblo estadounidense y que gastan muchas veces sin sentido. Lamentablemente, el corrupto Joe Biden reingresó al país a la Organización Mundial de la Salud pagando el presupuesto completo sin negociar nada ni obtener reformas muy necesarias a cambio. A Trump le ofreció la organización un acuerdo para regresar por 25 o 30 millones de dólares. Trump no aceptó, pero Biden no sólo aceptó sino que se tragó el pago completo de 500 millones de dólares. ¿La razón? Busquen en la sección de “corrupción”.
Mientras leen estas líneas, la Administración Biden persiste en su error y está presionando para pasar por alto el Senado y firmar un tratado que entregaría la soberanía estadounidense a la Organización Mundial de la Salud. De nuevo, controlado por China. Se puede ser más tonto, pero hay que entrenar mucho para ello. Joe Biden, su equipo de inútiles y la Camarilla que lo sostiene lo hacen de forma natural. El borrador de ese tratado requeriría que Estados Unidos envíe grandes cantidades de suministros médicos a otros países en caso de que se repita una pandemia y además impulsaría una censura agresiva de la libertad de expresión en cuestiones de salud pública, tal como censuraron la verdad sobre el coronavirus y el laboratorio de Wuhan, en China, de donde salió, tal y como denunció Trump en su momento, al que también censuraron y trataron de desprestigiar con desinformación.
Bajo la segunda Administración Trump, ese tratado quedará inmediatamente anulado. Trump no permitirá que la salud pública se utilice como un pretexto para avanzar en la marcha de un gobierno global que tome decisiones por encima de los estados soberanos y que en la practica será el fin de la democracia. Trump volverá a retirar a Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud, que fracasó miserablemente en la gestión del Covid. Su plan alternativo contempla reemplazar esa organización corrupta por otra más eficaz y que no esté en manos de China, una que realmente defienda la salud pública y ofrezca una información y gestión rigurosa.
Trump pretende trabajar para forjar una nueva coalición de naciones que estén firmemente comprometidas con la protección de la salud y al mismo tiempo defiendan la soberanía y la libertad. Ese es el camino correcto.