Hay historias buenas, historias de lobos e historias de veteranos. Y las historias de lobos y veteranos son las mejores. A unos 160 kilómetros al norte de Los Ángeles (California), 29 lobos perros de Alaska viven en buenas condiciones y están aprendiendo a caminar y correr sin correa. El milagro lo hace posible el centro de rescate animal Lockwood Valley, en Frazier Park, en el condado de Ventura, a cargo de la doctora Lorin Linder y su marido, Matt Simons, dos de esas personas bendecidas con un toque mágico, un santuario animal que cuida a varios de estos ejemplares que eran explotados antes en un parque de atracciones y han sido rescatados por ellos.
Estos lobos eran exhibidos en el área de Anchorage, en Alaska, atados por una cadena de cinco metros y obligados a dar vueltas. La investigación criminal al Wolf Park U.S.A., que cobraba cinco dólares a los visitantes para que pudieran acercarse y hacerse fotos con los animales, despertó las sospechas sobre lo que estaba pasando y sus intenciones de sacrificar a estos lobos perro. Dado que Alaska tiene leyes estrictas sobre la posesión de lobos, el destino de los 29 animales cautivos estaba en el aire.

Lorin Linder y Matt Simons recaudaron dinero, incluida una generosa donación de Bob Baker, un activista a favor de los animales, y de The Humane Society, y pudieron poner en marcha el milagro. Lograron que los 29 lobos fueran transportados a su complejo en Lockwood Valley, a finales de diciembre de 2012. Durante estos meses los lobos se han recuperado en este santuario natural, ubicado en la reserva del Bosque Nacional Los Padres, en California, a unos 1.800 metros sobre el nivel del mar, donde nieva en invierno y los lobos se encuentran como en casa.
Los lobos rescatados en Alaska también conviven con otras mezclas de lobo y son cuidados con mimo por varios veteranos de guerra que están empleados por esta reserva o la visitan como voluntarios. Por ejemplo, Greg Hill, quien combatió en Irak, se encarga de alimentarles oculto entre los arbustos con trozos de carne cruda. Si hay alguien capaz de cuidar a los lobos, ésos son los veteranos de guerra, que sienten la paz interior que proporcionan estos lobos veteranos que también han pasado lo suyo. Saber que trabajan con lobos rescatados, los hace sentir mejor acerca de su vida y lo que están haciendo. La psicóloga Lorin Lindner explica que los lobos rescatados y los veteranos de guerra son supervivientes natos y por eso la alianza es más intensa y fructífera. Para la doctora, trabajar con animales es una gran terapia para los guerreros y tiene casos documentados de veteranos que, después de trabajar con animales, han regresado con sus familias, reintegrándose en la sociedad, donde consiguen y mantienen nuevos empleos.

Entre los animales rescatados hay lobos alfa y lobos omega, que velan por los demás. Son salvajes, nunca serán mascotas, pero sí recuperarán su dignidad como lobos. Sus aullidos resuenan en el valle. En este apartado rincón lobos y veteranos hacen cada día un pequeño gran milagro.
Lorin Linder y Matt Simons tienen previsto continuar con su labor de rescate de otros animales, y veteranos de guerra seguirán siendo sus grandes aliados en este proyecto. Hoorah!