Nuevos chips electrónicos
Algunos de los mejores avances se producen en el ámbito científico y de la medicina. Tal y como ha publicado la revista Science, recientemente científicos estadounidenses han desarrollado dispositivos electrónicos ultradelgados que se disuelven en el interior del cuerpo humano, lo que podría tener numerosas aplicaciones en la medicina, por ejemplo, en los implantes.
Estos dispositivos pueden «diluirse» una vez que cumplen su función en el organismo. La tecnología ya se ha utilizado, por ejemplo, para calentar heridas y mantenerlas libres de infecciones bacterianas. Los componentes, que están hechos de silicio y óxido de magnesio, son recubiertos con una delgada capa protectora de seda. El invento es producto de una disciplina denominada «electrónica transitoria» y fue ideado por investigadores que han desarrollado «tatuajes electrónicos» con sensores de flexión y estiramiento de la piel. Los científicos describieron sus dispositivos como el «polo opuesto» de la electrónica tradicional, que se fabrica para ser estable y durar.
Según explican, estos productos electrónicos que se desvanecen de manera controlada se basan en dos desarrollos científicos: la disolución de dispositivos y el uso de un shell (una interfaz para acceder a los servicios de un sistema operativo) que controla el proceso por el cual se deshacen. Así, el silicio se disuelve en agua. El problema es que el tamaño de los componentes de la electrónica convencional implica que la disolución llevaría bastante tiempo. Los investigadores utilizaron hojas muy finas de silicio, llamadas nanomembranas, que pueden desvanecerse en días o semanas. La velocidad de disolución es regulada por medio de la seda, que es recogida de gusanos que la producen. El cambio de sus propiedades finales y el tiempo que dura el dispositivo son controlados por la forma en la que se desarrolla la seda.
El profesor Fiorenzo Omenetto, de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Tufts lo explica muy bien: «La electrónica transitoria ofrece un rendimiento sólido comparable al de los dispositivos actuales, con la diferencia de que se puede reabsorber en su entorno en un tiempo predeterminado, que va desde minutos hasta años».
Los diferentes usos ya han sido probados en el laboratorio, incluyendo una cámara digital de 64 píxeles, sensores de temperatura y células solares. John Rogers, un profesor de ciencia mecánica e ingeniería en la Universidad de Illinois, también ha comentado que: «Es un concepto nuevo, así que hay numerosas oportunidades, muchas de las cuales probablemente ni siquiera se han identificado todavía». Rogers explica que uno de los usos podría estar en las heridas que quedan después de una cirugía. «La infección es la principal causa de las recaídas; durante las intervenciones podría introducirse un dispositivo en el cuerpo antes de que se cierre la herida para evitar infecciones.”
El equipo de investigadores ha probado el dispositivo en ratas, calentado heridas para matar bacterias y otros microorganismos. También se ha pensado en usar esta tecnología para liberar lentamente los medicamentos dentro del cuerpo, con el fin de construir sensores para el cerebro y el corazón, o podría utilizarse para desarrollar ordenadores y teléfonos móviles más ecológicos. Por ejemplo, los beneficios ambientales si los teléfonos móviles se disolvieran en lugar de permanecer en lugares de desecho durante años serían colosales.
Son sólo algunas de las utilidades de estos nuevos chips que se autodisuelven. Los avances científicos en Estados Unidos siguen marcando la pauta y añadiendo nuevas aplicaciones que suponen un progreso real.