Shirley Temple
La célebre “ricitos de oro”, Shirley Temnple, ha fallecido a los 85 años y con ella se marcha un cine clásico del Hollywood dorado y una forma de entender la vida, el espectáculo y la política, además de un saber estar ya casi perdido. Ella es una de esos ángeles que nos han dejado recientemente.
Shirley Temnple es el ejemplo por antonomasia de estrella infantil, la niña prodigio que sabía interpretar, cantar y bailar como pocas, y que dejó un puñado de películas realmente extraordinarias. Ella fue la gran estrella de Hollywood desde 1934 hasta 1940, años fértiles que la llevaron a protagonizar 25 películas, siendo la estrella más taquillera en EE. UU; después fue reduciendo su participación hasta que en 1949 se retiró del cine.
La pequeña Temple, con su cara amable y dulce, su sonrisa encantadora, su habilidad para bailar, cantar y actuar con absoluta naturalidad, la convirtieron en un fenómeno cultural y un icono de Estados Unidos. Características que no perdió nunca a lo largo de su vida y que le granjearon la simpatía de todo el mundo.
Su talento fue reconocido por un Oscar especial en 1934 (un premio juvenil que se dio esporádicamente entre 1934 y 1960). Shirley Temnple estudió desde su niñez teatro, canto y danza, que supo desarrollar brillantemente como protagonista en películas inolvidables como Bright Eyes, que la consagró en 1934, Curly Top, Wee Willie Winkie, Heidi, A Little Princess, The Bachelor and the Bobby-Soxer y Fort Apache, todas estrenadas durante las décadas de 1930 y 1940. Fue dirigida por importantes directores como David Butler, Walter Lang o John Ford e incluso incursionó activamente en los géneros dramáticos y cómicos hasta que se retiró del cine.
Al concederle en 2005 el premio Lifetime Achievement Award, de El Sindicato de Actores (SAG), su presidenta, Melissa Gilbert, resumió bien los méritos de “ricitos de oro”:
«No puedo pensar en nadie que merezca más el premio del SAG Life Achievement de este año que Shirley Temple Black. Sus contribuciones a la industria del entretenimiento no tienen precedente; sus contribuciones al mundo no son menos inspiradoras. Ella ha vivido la vida más extraordinaria, como la brillante intérprete que el mundo llegó a conocer cuando sólo era una niña, a la dedicada servidora pública que ha servido a su país tanto en casa como fuera durante 30 años. En todo lo que ha hecho y cumplido, Shirley Temple Black ha demostrado una gracia, talento y determinación poco común, sin mencionar la compasión y coraje. De niña, estaba encantada de bailar y cantar sus películas y más recientemente como presidenta del gremio he tenido el orgullo de trabajar junto a ella, como amiga y colega, en servicio a nuestra unión. Ha sido una indeleble influencia en mi vida. Fue mi ídolo cuando era una niña y sigue siendo mi ídolo hoy en día»
Verdaderamente hay norteamericanos que se hacen merecedores de su país y de la gratitud de sus ciudadanos. Shirley Temple era esa clase de personas. Talento, prodigio, estrella, patriota, leal y solidaria. Son palabras que definen a una gran mujer y una gran norteamericana, que supo afrontar los obstáculos que la vida puso en su camino con enorme entereza y dignidad. Su vida fue un ejemplo hasta el final. Descanse en paz Shirley Temple.
Nos quedan, eso sí, sus películas y su talento. Les dejo aquí algunos vídeos para abrir boca y les recomiendo ver de nuevo sus películas en DVD porque son de las que merecen la pena. Un lujo de chiquilla.
War babies (1932)
On The Good Ship Lollipop
Premio juvenil de la Academia (1935)
La simpática huerfanita ( 1935)
La pequeña coronela (1935)
La mascota del regimiento (1937)
Heidi (1937)
La pequeña princesa (1939)
El solterón y la menor (1947)
The Littlest Rebel
Oh! My Goodness
We Should Be Together