Obama y las técnicas coercitivas de la CIA
Se ha levantado una gran polémica en torno a la divulgación de cuatro informes, redactados por los abogados Jay Bybee, John C.Yoo, y Steven Bradbury, del Departamento de Justicia, entre los años 2002 y 2005, en los que se describen algunas de las técnicas aprobadas por el Manual de la CIA para interrogar a terroristas extranjeros y “combatientes ilegales”, y en los se establece el marco jurídico de las mismas.
Todos conocemos ya algunas de esas técnicas de interrogación, sobre las que se ha hecho abundante publicidad en los medios de comunicación, muy a menudo con fantásticas tergiversaciones, exageraciones, y manipulaciones para que parezcan espeluznantes o de aplicación masiva.
Lo que no se ha divulgado o no se ha querido comentar en los mass media, han sido los textos anexos que incluyen los argumentos de justificación legal, de los que se desprende que se trata de “técnicas coercitivas”, si se quiere extremadamente duras, pero que no constituyen en modo alguno delito de tortura. De hecho, muchas de esas técnicas se emplean en cursos especializados para el entrenamiento de fuerzas especiales norteamericanas, en idénticas condiciones, con el fin de superar situaciones de captura enemiga.
Ante esta realidad, por mucho que se empeñen algunos, los que también clamaron en su día contra estas actividades, Obama y quienes ahora ocupan cargos de responsabilidad en el gobierno, ya han expresado su opinión al respecto, al ver los hechos tal y como son, y no como los presentan determinadas fuentes.
Eric Hoder, secretario del departamento de Justica y Fiscal General, se ha comprometido a no presentar cargos contra agentes de la CIA, que según sus propias palabras: “Actuaron razonablemente y confiaron de buena fe en los dictámenes sobre la legalidad de su conducta…Sería injusto procesar a los entregados hombres y mujeres que trabajaban para proteger América por una conducta que fue autorizada por el Departamento de Justicia”.
El presidente Obama ha declarado: “Los hombres y mujeres de nuestro servicio de Inteligencia trabajan con coraje en primera línea en un mundo peligroso. Sus logros no se reconocen y sus nombres permanecen en el anonimato, pero gracias a sus sacrificios los estadounidenses están más seguros. Debemos proteger su identidad al igual que ellos velan por nuestra seguridad, para que puedan cumplir su trabajo con confianza”.
La publicación de los memorándums puede ser acertada o no, es algo que depende del punto de vista con que se analice la cuestión y de los objetivos que defienda cada parte. Desde la óptica de seguridad nacional es, sin duda, un error al comprometer información valiosa para la lucha antiterrorista en materia de interrogatorios. Pero, en cualquier caso, la legalidad e ideoneidad de las técnicas coercitivas de interrogación cuando se aplicaron está fuera de duda. Por eso no habrá agentes de la CIA encausados. Estados Unidos sigue siendo un país coherente. La manipulación y la propaganda quedan para la gente y los países extranjeros que siguen consumiendo ese material.
El presidente Obama, por su parte, dejó bien clara su opinión (la que realmente cuenta) ayer durante la visita que realizó al cuartel general de la CIA:
“Vamos a proteger la identidad de los empleados de la CIA…La Agencia es fundamental para la seguridad nacional».
Porque de eso se trataba y se trata, de la seguridad del mundo en libertad, y no bajo la sharia más radical de fanáticos islamistas.
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