Fuerzas Especiales de la Policía
Cualquiera que se haya dado una vuelta por las ciudades estadounidenses durante los últimos años ha visto un fenómeno llamativo que viene a reforzar la seguridad urbana, y es el creciente acercamiento de la policía a técnicas, armamento e instrucción esencialmente de carácter militar.
Varias investigaciones independientes han puesto de relieve esta realidad, que se ha reforzado con la intensificación de la guerra contra el narcotráfico, el crimen organizado y el terrorismo. Ya son habituales los despliegues de agentes armados con rifles semiautomáticos, transportados en vehículos blindados y con técnicas de intervención y combate que son claramente militares. Los frentes abiertos y la guerra en suelo estadounidense han favorecido que los clásicos equipos de operaciones especiales, como los SWAT y la ATF, sean entrenados con métodos militares, algo que se está extendiendo entre numerosos departamentos de policía de Estados Unidos, a la vez que se están ampliando la naturaleza de los delitos en los que pueden intervenir. Una realidad necesaria para combatir con éxito las amenazas que tenemos ahí fuera y que en ocasiones sólo pueden terminar con una bala en la cabeza del que cruza la línea de la legalidad.
La dura realidad de los últimos años, con la guerra antiterrorista como impulsor principal, ha propiciado que los departamentos de policía de todo el país se estén impregnando de técnicas y una cierta cultura militar, de manera que la actuación de estos grupos especiales se está generalizando. Desde los ataques terroristas del 11/S, los fondos para equipos antiterroristas han aumentado de forma considerable y las tecnologías militares se han hecho más accesibles y baratas. Datos del Centro para el Periodismo de Investigación (CIR) muestran esta realidad: el Departamento de Seguridad Nacional ha gastado 35.000 millones de dólares desde 2002 en reforzar las fuerzas policiales, en concreto para comprar equipos militares; el Pentágono concedió 500 millones a los agentes nacionales únicamente en 2011; y los SWAT han pasado de desplegarse en unos pocos cientos de redadas en 1975 a al menos 50.000 en 2005, de acuerdo a una investigación del profesor Peter Kraska de la Universidad de Kentucky.
La tendencia es clara y no va a revertirse sino todo lo contrario, dado el perfil de las amenazas que tenemos enfrente. Los tiempos en que veremos policías con rifles M4 patrullando aeropuertos, estaciones, metros, etc, han llegado para quedarse.